Su familia fue parte de la decisión de dar un salto al vacío, salir de su lugar confortable y conquistar sus metas como actriz en Madrid: “donde puedo caminar sin que nadie se fije o se meta conmigo”
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Cada vez que Laura regresa a la Argentina, una mezcla de sensaciones contradictorias se apoderan de su ser. España, de pronto, se siente lejana, y la idea de retornar a Madrid le comprime el corazón: “Argentina tiene ese algo que te atrapa y seduce”, dice pensativa.
Tal vez es la familia la que atrapa, con su amor y su complicidad desbordantes; los sobrinos, la debilidad de una tía que quisiera tener todo el tiempo del mundo para verlos crecer. Pero también se trata de los amigos, aquellos que acompañaron una vida entera y que saben ver lo que se esconde detrás de una simple mirada. Y después está el sur. Majestuoso sur de la Argentina, el rincón del planeta para conectarse -aunque sea un ratito- con la naturaleza: “Algo que extraño cuando estoy en Madrid”.
Últimamente, Laura percibe que regresa a Buenos Aires más seguido y se siente afortunada de poder hacerlo. En las calles porteñas se deja envolver por la energía de la ciudad, el bullicio, la cultura vibrante que puede respirar en cada esquina: “Todo eso me atrae y revitaliza”.
Pero Laura también sabe que hoy su vida y su carrera están en España, donde tiene objetivos que desea conquistar, sueños por cumplir que la alejan de su tierra, a pesar del amor infinito que siente por Argentina: “Me cuesta dejarla cada vez que regreso a España, sé que es parte de mi proceso como actriz y como persona”.
Una vida nueva en Madrid: “La familia fue parte de la decisión”
Laura Laprida, como tantas personas en este mundo, nunca se sintió expulsada de su patria. Sucede que, en ocasiones, es mucho más simple y complejo a la vez. A veces, es tiempo de extender las alas para volar hacia otros horizontes a fin de alimentar la mente y el alma.
Así fue para Laura, quien junto a Eugenio, su pareja, decidieron irse para tener esa experiencia de vivir en una cultura fuera de la Argentina. Salir de su lugar conocido, contenido y familiar, para explorar las opciones que podrían llegar a surgir en Europa.
“Fue un salto al vacío. La familia fue parte de la decisión, ya que con mis padres y mis hermanos comparto mucho y confío mis inseguridades y dudas. Se extraña muchísimo, pero también ganamos perspectiva de las cosas: cuando estamos con nuestros amigos logramos que todos se junten y se genera un ambiente increíble, a la familia la exprimimos al mil”.
Apenas llegaron a Madrid se instalaron en lo de la prima Olivia, quien hacía apenas dos meses había sido madre. Llegar al abrazo de los suyos fue una caricia al alma, durante las siguientes semanas conformaron una familia de a cinco, mientras buscaban departamento para volver a su “de a dos”.
Mientras tantos, por aquellos días de revolución interior, Filomena -la tormenta que cubrió de nieve a Madrid- acompañó sus torbellinos internos con escenografías peculiares y, sin dudas, inolvidables: “Había hasta un metro y medio de nieve en toda la ciudad, la gente esquiaba bajando las barrancas de las plazas, había muñecos de nieve en todas las esquinas, los autos tapados y algunos chocados, muchos árboles caídos. Una situación por un lado muy espectacular y por otro, muy caótica”, cuenta Laura.
Durante un mes, Laura y Eugenio recorrieron unos treinta departamentos hasta dar con su nuevo hogar. Para la joven argentina, que intentaba abrirse un camino en un mundo complejo y magnético como el del teatro, aquella renovada tranquilidad la puso en sintonía para juntar todo su material y salir a buscar un representante que confiara en ella.
Y así, a las pocas semanas de su llegada a Madrid el representante correcto llegó y, junto a él, el trabajo. Tres meses habían pasado, cuando Laura comenzó a filmar su primera serie en Barcelona, Girona y Valencia: “Y ya me había armado mis rutinas diarias, ya estaba instalada. Desde aquel entonces hasta hoy, tuve la fortuna de nunca frenar”. Los trabajos siguieron y su proyección también, en estos días vuela al Festival de Cannes invitada por Campari.
María Eugenia, María Emilía y lo que extraña de Argentina: “¡No hay nada mejor que la comida de mamá!”
Durante tres años, Laura vivió en el barrio La Latina, justo en el corazón de Madrid, a pasos de Plaza Mayor, Puerta del Sol y el Palacio Real. A pesar de ser turístico, jamás dejó de encontrar su belleza. Y cuando mamá, María Eugenia, llega de visita, juntas tienen su recorrido de restaurantes españoles preferidos, donde se deleitan con las gambas, las tortillas, croquetas y demás manjares típicos.
Poco tiempo atrás, la pareja decidió mudarse a un barrio menos céntrico, más residencial y rodeados de una atmósfera familiar: “Antes salía de mi casa y me cruzaba con turistas, hoy salgo de mi casa y me cruzo con cochecitos y niños”, dice Laura entre risas.
“En esta visita próxima que me va a hacer mi mamá, viene acompañada de mi tía Emilia y todavía no tengo el recorrido de mi nuevo barrio tan estudiado, pero estoy segura de que las voy a sorprender”, continúa. “Me gusta mucho la comida acá, pero lo que extraño de la cocina Argentina son las pizzas y empanadas caseras que hace mamá ¡y no hay nada mejor que la comida de mamá! Acá en España me hice muy fan de los huevos rotos, un plato con papas fritas acompañado por huevos fritos y a veces con jamón crudo, ¡un poema!”
La comunidad y los impactos: “Se puede caminar a cualquier hora, sin importar la vestimenta, sin que nadie se fije o se meta conmigo”
Para Laura, no hay nada como la Argentina, con su familia unida en las alegrías y las sombras de la vida, pero lo cierto fue que Madrid supo conquistarla desde el primer momento y hasta el día de hoy la sigue sorprendiendo.
En su nuevo rincón del mundo, Laura creó sus rutinas, adaptadas a sus clases de interpretación, gimnasio, cerámica, piano y guitarra: “Entre las cosas más destacadas de vivir en Madrid, lo primero y principal es la sensación de seguridad. Se puede caminar relajadamente por las calles a cualquier hora, sin importar la vestimenta, sin que nadie se fije o se meta conmigo”, dice, Laura, quien en Argentina interpretó a Paula, en la serie dramática Historia de un clan.
“Otra ventaja es que Madrid es la puerta de entrada a Europa para los argentinos. La mayoría de los vuelos pasan por acá, lo que significa que recibimos muchas visitas y ayuda a extrañar menos a Argentina. Además, Madrid está ubicada en el centro de España, lo que la convierte en una ubicación perfecta para viajar y conocer cualquier lugar del país. Todo esto hace que el esfuerzo de estar alejada de mi familia y amigos sea más llevadero”.
“Por fortuna, en Madrid tengo mi grupo de amigas españolas que conocí gracias a cursos de interpretación y rodajes, pero también tengo mi comunidad de argentinos, que son esenciales para sentirme en casa. En cuanto a las oportunidades, soy consciente de que fui muy afortunada, porque no es fácil, para ningún rubro. Sin embargo, supe aprovechar las oportunidades que se me presentaron, trabajando duro y manteniendo una actitud positiva. La red de contactos que construí acá fue fundamental para mi desarrollo profesional, y estoy agradecida por ello”, dice Laura, pensativa.
De aprender y crecer: “Por momentos se hace duro, es importante tener claros nuestros objetivos”
“Argentina te atrapa y seduce”, asegura Laura. Pero ella, como tantos otros argentinos, decidió desplegar sus alas y volar. Como muchos otros compatriotas, salió a conquistar una autonomía plena, que a veces a la propia tierra le cuesta obsequiar. Sí, ella sabe que es muy afortunada, en definitiva su madre es María Eugenia Fernández Rousse, una Trilliza de Oro y mujer icónica en la Argentina, quien junto a su padre le brindaron una plataforma de salida sólida, en especial por los cimientos de amor.
Sin embargo, en el fondo, a Laura poco la aleja de cualquier otro mortal soñador, que busca enriquecerse y forjar su propio destino. Y ella, como muchos, sabe que nos pueden dar las herramientas, pero hay que tener tenacidad, humildad e inteligencia para usarlas y construir a partir de ellas el propio mundo. Un mundo que hoy tiene como protagonista a España, pero que jamás dejará a la Argentina en un papel secundario.
“Y en esta experiencia que estoy atravesando descubrí lo fundamental que es tener a Eugenio a mi lado como equipo, apoyándonos mutuamente”, dice Laura. “Vivir en España me ha enseñado a enfrentar desafíos, a adaptarme y a valorar aún más el apoyo y la conexión en mi vida personal y profesional. Cada día es una oportunidad para aprender, crecer y fortalecer nuestras metas juntos”.
“Mi experiencia en España sigue sorprendiéndome. Continúo capacitándome, entrenando y conociéndome como actriz, mujer y pareja de Eugenio. Aprendí que vivir en el extranjero implica constantemente estar fuera de mi zona de confort, lo cual no es fácil. Por momentos se hace duro y es importante mantener el foco y tener claros nuestros objetivos”, concluye.
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