Dejaron sus trabajos para recorrer el mundo, pero revelan lo que nadie dice: “No es estar de vacaciones”
En diálogo con LA NACION, la pareja oriunda de Lomas de Zamora contó cómo surgió la idea y se refirieron al impacto que generaron en las redes sociales en su trayecto; “La idea era bajar las revoluciones que teníamos”, sostuvieron
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Agotados de la rutina en Buenos Aires, José Luis Ferriño y Fernanda Agustina Mugrabi tomaron una decisión que les cambió la vida. Con muchas ansias y expectativas, se detuvieron a pensar en que la idea de viajar desde la Argentina hacia Alaska era posible. Con la intención de cumplir este sueño, abandonaron Buenos Aires, se compraron una Mercedes-Benz MB 180, la acondicionaron y emprendieron camino hacia lo que sería su nuevo hogar. Hoy en día utilizan las redes sociales para mostrar cómo es su vida de viajeros y se convirtieron en una especie de consultorio online para aquellos que buscan una experiencia similar. “Siempre fuimos bien recibidos y se ve a flor de piel la solidaridad de todos”, comentaron en diálogo con LA NACION.
De un momento a otro, ambos renunciaron a sus empleos de oficina. Los dos se desempeñaban como Licenciados en Sistemas y trabajaban para un banco. Sin embargo, no podían vivir de lo que realmente querían y día a día comenzaron a hacerse cientos de interrogantes. “¿Querés ir desde Ushuaia a Alaska?”, fue la pregunta que José le hizo a su pareja en el 2019. La primera reacción de Fernanda fue de sorpresa, pero finalmente le respondió lo que tanto deseaba.
“Me dijo que era su sueño hacerlo, con una camioneta. Los primeros segundos pensé ‘se volvió loco’, pero a las horas le dije ‘vamos a hacerlo’. Me pareció una locura, me daba miedo, no sabía cómo íbamos a solventar el viaje, pero lo vi tan fanatizado con la idea que dije ‘¿por qué quedarse con las ganas?’. Él no esperaba la respuesta tan rápido, averiguó para comprar una camioneta y surgió la posibilidad de instalar una casa rodante”, explicó Mugrabi.
El motivo por el cual tomaron la decisión de cambiar radicalmente su rutina fue precisamente por el tiempo que pasaban en el trabajo: “Estábamos unas 9 y 10 horas en la oficina”, consignaron. Él, por su parte, vio que era posible vivir de viaje, pero haciendo lo que más le gustaba: viajar. “Estar fijo en un lugar no me permitía conocer gente, culturas, comidas… En ese tiempo no lo podía hacer, tenía 15 días para disfrutar. Aclaro que vivir viajando no es estar de vacaciones, pero te permite hacer lo que te gusta”, argumentó. Ella, en tanto, pasaba por una situación similar: “No me gustaba ese trabajo y no me hacía feliz. Tenía ganas de estar afuera, en un paisaje, en la naturaleza”.
Luego de pensarlo por un tiempo, finalmente lo consiguieron y se instalaron en la casa rodante. En principio, y con el dinero recaudado, el 4 de enero del 2021 salieron desde Lomas de Zamora a Ushuaia, donde, una vez que llegaron, se encontraron con un contexto que no tenían planeado: la pandemia por el coronavirus. No obstante, supieron reinventarse. Primero compraron cuadernos de viajes y bitácoras, hacían jabones, pulseras y las vendían en cada pueblo. En simultáneo, Fernanda creó una revista digital con información de viajes, por el hecho de que no estaba permitido realizar ventas de manera presencial. Además, abrieron un canal de YouTube y creció de manera exponencial.
“Si bien no éramos expertos, empezamos a editar, filmarnos y como estábamos ahí y era todo más flexible decidimos abrir la cuenta. Lo bueno de esto es que nos gusta y estamos eligiendo una vida en la cual nos despojamos de muchas cosas, de un trabajo que no nos gustaba tanto. Nos lleva mucho tiempo editar un video, filmarlo, la organización, debemos contactarnos con empresas para funcionar como espónsor, no tenemos fin de semana, pero es algo que lo disfrutamos tanto que es un placer. La comunidad que se generó también es muy buena. No imaginamos tener estas repercusiones… es difícil monetizar un canal de YouTube, pero le metimos y lo logramos”, sostuvieron. Asimismo, la pareja utiliza su Instagram @americando_, en donde exhiben algunos detalles de su vida desde que iniciaron la aventura y a su vez lo utilizan como un espacio para compartir consejos y anécdotas.
Cuando se levantaron las restricciones, retomaron el viaje y las ganas de llegar a Alaska se volvieron a activar. Sin embargo, se toman cada paso con calma. En la actualidad, ya recorrieron, además de la Argentina, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador y una parte de Chile.
“Vamos al norte, pero relajados. No estamos corriendo sobre la fecha y ya vamos tres años y medio. La idea era bajar nuestras revoluciones de la ciudad, no era subirnos, poner quinta y salir”, explicaron. Respecto del medio de transporte que eligieron para recorrer los destinos, indicaron que tiene tanto sus ventajas como desventajas: “Uno de los positivos es que tenés tu casa en todos lados. Creemos que fue la mejor opción”.
Lo lindo de vivir de viaje
Si bien desde que iniciaron con el recorrido vivieron altos y bajos, ambos coinciden en lo afortunados que son de poder conocer personas con vivencias totalmente diferentes: “Esto te permite conocer en profundidad las culturas de cada lugar, nos sorprendimos un montón al ver la amabilidad de la gente y ver cómo al argentino se lo quiere tanto. La verdad que siempre fuimos bien recibidos y se ve a flor de piel la solidaridad de todos, algo que nos emociona hasta el día de hoy. No nos acostumbramos nunca a ver que siempre hay alguien dispuesto a ayudar. Creemos que el trato es, depende de uno, como uno está predispuesto hacia el otro”.
En esa misma línea, comentaron que también conocieron a otros argentinos que se encuentran en el mismo camino: “Hicimos caravana con más de 22 parejas que van en el mismo medio que nosotros y compartimos el momento. Parece mentira, pero hay muchas personas que hacen lo mismo que nosotros”.
Consejos para los que buscan vivir la misma experiencia
Con toda estas anécdotas a sus espaldas, y como una manera de reflexionar acerca de lo que vivieron en los últimos años, dejaron un mensaje dirigido para aquellas personas que buscan nuevos horizontes. “Les diría que hagan un viaje de prueba, durante dos semanas, algo que a nosotros nos sirvió mucho para darnos confianza. Está bueno saber si te gusta ese estilo de vida. Si decís ‘Me voy Alaska’, sin jamás haber vivido otras experiencias, es como tirarse a la pileta sin agua. Si te animás genial, pero en el fondo tenemos temores y es bueno hacer un viaje de prueba”, remarcaron.
Conscientes del esfuerzo que hicieron, admiten que este proyecto los hizo cambiar completamente a nivel personal. “Nos hizo personas más valientes, nos abrió la cabeza. No es lo mismo que vivir de vacaciones… conocés todas las caras, la realidad y la que te venden”, concluyeron.
En la actualidad se encuentran en Ecuador y muestran su día a día en las redes sociales, con el objetivo de crear contenido para sus miles de seguidores. No obstante, la hoja de ruta continuará y retomarán el camino para llegar finalmente al extremo noroeste de América del Norte. De las casualidades, los pormenores y los imprevistos de la ruta dependerá el resto de la aventura que, en poco tiempo, les dio un giro radical a sus vidas.
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