Ideas para realizar sorprendentes objetos de uso diario partir de una materia prima tan versátil como accesible
Producción: Arq. Gustavo Peláez / Fotos: Guillermo Giménez.
LÁMPARA TORRE.
La tarea empieza por juntar 176 broches: 44 para cada una de las caras de la lámpara. Los pegamps de a pares con cola plástica o de carpintero y, luego, unimos las parejas hasta formar un panel. Para ensamblar las caras, conviene fijarlas de a dos en forma de "L" y, una vez secas, pegarlas entre sí. Ahora que la pantalla está lista, sólo falta una base de madera cuyas dimensiones excedan 2cm las de la torre y, sobre esa plataforma, armaremos la instalación eléctrica. Una alternativa a esta terminación pintar los broches de uno o varios colores, pero atención: hay que hacerlo antes de pegarlos. Para terminar, mano de barniz satinado será suficiente como protección.
PORTAMACETAS Y MÁS…
Este acabado se puede aplicar a todo tipo de recipientes cilíndricos y usarse para tantos fines como permita la imaginación. El sistema es tan sencillo que, incluso, puede ser una actividad para compartir con los chicos. Empecemos entonces: sobre la base de un frasco o una lata que no superen los 10cm de alto, hay que pegar los broches de forma lateral. Para usarlo como macetero, será necesaria una maceta como base. También pueden usarse tapas circulares plásticas o metálicas, en cuyo caso habrá que ser más cuidadosos en el pegado para que quede parejo.
PERCHERO RÚSTICO.
En este caso, el trabajo es más artesanal: se empieza quitando los ganchos metálicos para separar las patas de cada broche. Como segundo paso, formaremos cuadros pegando diez piezas de forma paralela. La cantidad de cuadros dependerá del tamaño de la madera de base, que también puede pintarse de color. Los ganchos para colgar prendas o llaves, que se compran en casas de herrajes, van atornillados a la base. Para colgarlo el perchero en la pared, bastará con fijarle un gancho para cuadros en la parte posterior.
MARCOS EFECTO PRINT.
Esta técnica es similar a la del perchero: se separan las partes del broche y se pegan en bloques de diez piezas alternando su orientación sobre una base de madera y dejando libre el espacio donde irá la imagen. Luego, aplicamos cemento blanco o pastina en los huecos y, una vez que se seca, se lija suavemente para emparejar la superficie. Por último, se puede optar entre colocarles un gancho para colgarlos o un pie que nos permita acomodarlos en una mesa o una biblioteca.
LA NACION