Feminismo, violencia, desigualdad, escraches, abusos, machirulos, lenguaje inclusivo, todes, elles, aliades, aborto, patriarcado, disidencias, se va a caer, derechos, diversidad de género, deconstrucción. Son solo algunos de los términos que en los últimos años empezaron a incorporarse en el lenguaje cotidiano, sobre todo en los medios, en las redes sociales,en las escuelas secundarias y en muchísimos ámbitos de conversación. Aunque resultan novedosos, la mayoría de estas palabras nombran conceptos teóricos que se vienen desarrollando, investigando y debatiendo en los ámbitos académicos desde hace por lo menos treinta años. La psicoanalista Débora Tajer es una de las referentes en la materia en el país, tanto en docencia como en investigación y la semana pasada fue una de las oradoras convocadas por TEDxRíodelaPlata para hablar de Consentimiento en las relaciones sexuales en la adolescencia y lo hizo en solo 12 minutos.
Un desafío importante, dado la complejidad del tema, que ella asumió con mucho entusiasmo porque ve en este tipo de encuentros la oportunidad de llegar a un público joven, salir de la endogamia del academicismo para llevar las herramientas de la ciencia para mejorar la vida real de las personas. Especialmente de los jóvenes que serán los adultos responsables de generar una sociedad mejor comunicada, con reglas más claras y más derechos para todos.
La charla que Tajer brindó en Tecnópolis presentó algunas de las estrategias posibles para desarticular, prevenir y reconocer, el problema de la violencia de género en la población adolescente. Y lo hizo con un mensaje muy claro, dirigido especialmente a los varones: "Se puede evitar la crueldad en las relaciones, hacer y deshacer los vínculos con más amorosidad".
- ¿Qué comentarios recibiste del público después de dar tu charla?
- Se me acercaron muchas pibas para agradecerme, para felicitarme, para sacarse fotos; también mujeres grandes, una me dijo "me salvaste el matrimonio", y otra gente se me acercaba con problemas específicos. También me hablaron varones jóvenes con muy buena onda, uno que no entendía el lenguaje inclusivo, que se sentía incómodo de usarlo, pese a que no hablé sobre el tema. Le dije que no tenía por qué usarlo, a mí me parece que el lenguaje inclusivo está bueno alojarlo pero no es obligatorio; tampoco sabía bien de qué se trata, él pensaba que era para referirse a mujeres y varones, no tenía en cuenta la población no binaria, LGTB. Es a estas diversidades que busca incluir el lenguaje.
- Aprovechaban para hablar de todo lo que está hoy moviéndose de lugar.
- Sí, claro. Noté que hay mucha confusión de cosas. Hay una idea de que todo va junto y no es así, son temas muy diversos. Yo hablé puntualmente de violencia de genero con el foco en la adolescencia y con un mensaje a varones.
- Arrancaste contando el caso de un paciente que te dijo "me mandé un moco y me escracharon en las redes pero yo no sabía que lo que hice estaba mal". ¿Qué opinás de los escraches? Rita Segato dijo que está en desacuerdo con los escraches entre los jóvenes.
- Rita Segato es una investigadora que tiene todo mi respeto, indagó mucho en el sistema jurídico, además. Y yo también creo que es así: una cosa es a un adulto y otra a un chico que se está formando y aprendiendo. De todos modos, en el ejemplo que conté, no fue un adolescente, fue un adulto joven de veintipico que se dio cuenta de que lo que había hecho estaba mal. A propósito no expliqué en qué consistió ese "moco", porque el que comete un acto de violencia de género lo llama casi siempre así pero puede estar hablando de cosas muy distintas, desde que dejó plantada a una chica, a una violación, a un femicidio. Los femicidas no dicen "maté a alguien", dicen "me mandé un moco" o "hice una cagada". Y es muy fuerte. El tema es qué hacemos para que estas cosas no pasen más. Mi propuesta es que no hay que ir solamente por el lado del punitivismo porque no siempre el que ejerce violencia lo hace a sabiendas, a veces lo hace simplemente porque es un "hijo sano del patriarcado" y así lo aprendió.
- Vos hablás de poner el tema sobre la mesa de conversación. Y eso es lo que hiciste con tu equipo en el Colegio Nacional Buenos Aires. ¿Cómo fue esa intervención?
- Cuando hablo con los adolescentes hablo de trabajar para que haya climas más democráticos. El trabajo que hicimos de intervención fue con todo el alumnado, docentes, autoridades y familias, 2000 personas en total, en los 3 turnos del Colegio. Participaron 500 personas por taller, hicimos 6 talleres de 4 horas con los alumnos, con familias y otro con docentes y autoridades. Empezamos despejando el campo de las diferencias conceptuales, después hicimos un diagnóstico participativo y finalmente elaboramos las respuestas que se llevaron a las autoridades. Pasaron cosas muy interesantes, como ponerse a pensar qué hacemos con las cosas que están mal, cuando el otro estuvo mal o cuanto yo estuve mal. Lo que quedó en claro es que las situaciones de violencia no tienen que pasar más. Y para que eso no pase mas no hay que ir solo por el lado punible. Se pueden lograr acuerdos y generar respuestas autogestivas de cuidado.
- ¿Resultó fácil hablar con los chicos? ¿Se estableció un protocolo de actuación institucional en violencia de género?
- El tema no es solo el protocolo porque esa es una herramienta del modelo punitivista. Por supuesto, en algunos casos es necesario, pero este problema es mucho más amplio porque pasa todos los días. Con los profesores, con los alumnos, con las cargadas, con el bullying y mucha de las cosas no ocurren dentro del colegio sino en los bailes, en las ranchadas, cuando hay alcohol cuando se fuma. Y el gran problema está en que no saben qué hacer.
- Pero en los talleres surgieron estrategias que se pusieron en práctica: las patrullas, el consentimiento. ¿En qué consisten?
- Hay una realidad que es que hay mucha sexualidad descontrolada, a veces acompañada de abuso de sustancias y surgen situaciones que no a todos les gustan, en las que sienten que no se pueden cuidar. Entonces la solución que plantearon y acordaron los chicos en los talleres fue implementar las "patrullas". Así como existe el conductor designado que no toma alcohol para manejar un auto, ellos designan a grupos de chicos que no toman alcohol ni sustancias, que recorren los lugares y cuidan a sus pares durante las fiestas y ellos mismos observan y paran las situaciones de riesgo.
- ¿Y funciona? ¿No se enojan después si alguno paró una situación?
- No se las agarran con ellos porque es algo consensuado. También está el tema de no sacar fotos en ese momento. A veces no saltan los escraches sino que te sacaron fotos en un momento en el que estabas mal. Hay muchas cosas muy complejas. Y está buenísimo que los adolescentes puedan generar reglas propias, autogestivas que les permitan divertirse sin dañarse.
- También hablaste mucho del consentimiento, una palabra que está muy de moda, que todavía cuesta un poco entender. Muchos se quejan, como fue el caso de las actrices francesas, de que es el fin de la espontaneidad, de la seducción. Vos, en cambio dijiste algo muy poderoso: que el consentimiento es a esta época lo que el preservativo fue a los años 90.
- El consentimiento es algo de lo que se empieza a hablar hace unos cuatro o cinco años y surgió de la práctica misma, no es un concepto muy teorizado todavía. Es un muy buen invento autogestivo para evitar el problema de la crueldad, prevenir el trato violento y que sobre todo los varones eviten incurrir en prácticas de abuso por desconocimiento. Es tan simple como preguntar y tener una respuesta clara del otro.
- Vos te referiste a algo que también pasaba con el uso del preservativo, decían que cortaba el clima.
- Pero es necesario y además, no tiene que hacerse por formulario triple. Se puede incluir dentro del juego de seducción perfectamente, así como pasó con el preservativo. Mi generación no empezó a tener relaciones con preservativo y cuando vino la epidemia de HIV se empezó a usar y se naturalizó y nos permitió estar más tranquilos. Ahora este proceso está pasando con el consentimiento. Además en muchos otros ámbitos hoy sabemos que debemos expresar nuestro consentimiento: lo piden los médicos antes de una práctica, los investigadores. Es necesario estar informado.
- Estamos empezando a reconocer al otro en su derecho de decir no, o sí a determinadas cosas y no a otras. ¿Te parece eficaz el video de la taza de té? O del mate, ahora lo hicieron más argentino.
- Es muy bueno ese video porque la taza de té o el mate como metáfora de tener relaciones consensuadas permite entender que hay cosas que se ponen en la sexualidad que no se ponen en otro lado, como la exigencia de la espontaneidad. El tema es que vos tenés derecho a decir qué querés y qué no querés y que cosa te ponen mal. Sos un sujeto tenes derecho a decidir sobre tu propio cuerpo.Hasta los vínculos sadomasoquistas también están contratados. No es cualquier cosa, nada es cualquier cosa.
- Entonces, para sintetizar, podemos decir que el consentimiento es un concepto nuevo que viene a traer una solución alternativa al problema de las relaciones para evitar prácticas abusivas. ¿Podemos entenderlo así?
- Sí, y es absolutamente necesario en un momento en que se empiezan a reconocer como abusivas prácticas que eran aceptadas típicas del patriarcado, hoy el consentimiento viene a ayudar a quienes no quieren incurrir en esas prácticas violentas por desconocimiento. Parece que parte de lo que yo quería transmitir era eso. Y por eso la metáfora de que el consentimiento es el preservativo de los 90.
- ¿Algún ejemplo claro de como hoy los más jóvenes lo están poniendo o podrían ponerlo en práctica?
- Hay que verbalizarlo. Tener claro que la otra persona quiere lo mismo que yo, que está dispuesta a algo conmigo y que si quiere algo no es todo, que si quiere salir conmigo no quiere decir que se va a acostar conmigo y si se acostó una vez no quiere decir que va a querer acostarse otra. Se puede preguntar directamente "¿da para darse?". Los chicos lo dicen así o de otras maneras, pero se las ingenian para ponerse de acuerdo.
- Para terminar y dejar un poco más clara la cuestión de la violencia... ¿cómo podríamos definirla para poder detectarla cuando no es tan evidente?
- Hoy se define como violencia en el campo de la psicología cuando no se acepta, se le impone a otra persona algo desconociendo que es un sujeto. Puede ser violencia simbólica, económica, física, mediática obstétrica, pueden ser muchas violencias, pero lo que tiene en común es que se le desconoce al otro su estatus de sujeto. En las investigaciones sobre violencia se encuentra una definición muy interesante que es la "violencia instrumental", que diferencia entre quien lo hace sin saber y quien lo hace porque eso le rinde. Lo que estamos planteando hoy es que el que lo hace porque le rinde no le pueda hacer más y el que lo hace sin saber que pueda aprender, reparar, hacerse cargo.
Acerca de Débora Tajer
Tajer es profesora Adjunta Regular en Universidad de Buenos Aires (UBA), con un Doctorado en Psicologia Clínica en UBA y una Maestría en Ciencias Sociales con mención en Salud en (Flacso). Da clases virtuales y presenciales, dirige grupos de estudios en el tema y dicta seminarios en distintas universidades. Además, hace práctica psicoanalítica "pospatriarcal y posheterornormativa" en su consultorio de Villa Crespo. Este año ganó la Cátedra Alicia Moreau de Francia que consiste en una invitación para dar un seminario de un mes en la Universidad Paris 7 Diderot. Viajará el año próximo y centrará el programa en Psicoanálisis y Género, temas que investiga desde hace treinta años.
Próximamente estará online su charla TEDxRíodelaplata en el website de la organización www.tedxriodelaplata.org
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