De viaje: Valle de la Luna y Talampaya
Un circuito para descubrir sus paisajes y ver los restos más antiguos de dos dinosaurios
En quechua, Ischigualasto significa "el sitio donde se posa la luna". De ahí surge el nombre del parque sanjuanino que alberga uno de los sitios que la Unesco eligió para declarar Patrimonio de la Humanidad. A 330 kilómetros de la ciudad de San Juan, este increíble paisaje arcilloso es uno de los principales atractivos que ofrece la provincia cuyana.
Dentro del parque, el circuito de 40 kilómetros lleva más o menos cuatro horas; se ingresa con autos particulares o con excursiones contratadas y un guía es el encargado de orientar el recorrido. "El Gusano", el "Balcón de Valle Pintado", la "Cancha de Bochas" y "El Submarino" son algunas de las geoformas que la naturaleza ha sido formando en el lugar que, hace casi una eternidad, era un lago rodeado de frondosa vegetación.
La zona también es una importante reserva paleontológica. El Museo de Ciencias Naturales y Centro de Interpretación ubicado justo junto al entrada principal, exhibe el esqueleto de dos dinosaurios que datan de 230 millones de años, de los más antiguos del mundo.
De excursión en Marte
Desde el año 2000, Ischigualasto junto con el Parque Nacional Talampaya (en La Rioja) fueron declarados bienes naturales por la Unesco, por eso es ideal aprovechar el viaje y visitarlos juntos. A 60 km de distancia, los dos parques tienen el mismo origen, pero si Ischigualasto se asemeja a la Luna, Talampaya es más parecido a Marte: un desierto interminable de tierra, con elevaciones y profundidades muy rojas.
El mayor atractivo del parque es el Cañón de Talampaya, que muchos se animan a comparar con el Gran Cañón del Colorado de los Estados Unidos. El recorrido se debe hacer sí o sí con un guía, y puede ser a pie por diferentes senderos, en bicicleta o en camioneta. Los imponentes paredones de 150 metros de altura, las diversas geoformas ("El Monje", "La Catedral", "La Torre", "El Pizarrón", "El Tótem") y los petroglifos —grabados rupestres sobre las rocas— son los puntos que más sorprendentes. También el Jardín Botánico —un reducto de flora local—, el Cañón Arco Iris y la Ciudad Perdida. Se puede transitar el Sendero del Triásico, con reproducciones de los dinosaurios que habitaron allí, y realizar trekking entre cuevas y laberintos.
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