La entidad de noticias estatal, cuyo cierre fue anunciado el viernes por el presidente, experimentó diferentes cambios y procesos a través de los distintos gobiernos argentinos
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Este lunes por la mañana, la sede de la agencia estatal de noticias Télam fue vallada, de modo que sus trabajadores no pudieron acceder a ella y fueron puestos en disponibilidad, en principio, por una semana. Esto se corresponde con el anuncio que realizó el presidente Javier Milei el viernes pasado en la apertura de Sesiones Ordinarias del Congreso Nacional cuando informó que cerraría la entidad de noticias como parte de su política para reducir los gastos del estado y por considerar la entidad como una “agencia de propaganda kirchnerista”.
De concretarse el cierre de la agencia de noticias culminaría una historia de más de 78 años, que comenzó por decisión de Juan Domingo Perón y que se mantuvo en pie -con gestiones estatales y privadas- durante la mayoría de los gobiernos, democráticos o de facto, que se sucedieron en el país hasta nuestros días.
Fue el coronel Perón, como vicepresidente de la Nación durante el gobierno de facto de Edelmiro Farell, quien fundó la agencia Telenoticiosa Americana (conocida históricamente por su acrónimo Télam) el 14 de abril de 1945. “El contexto entonces era el de la Segunda Guerra Mundial, donde el manejo de la información era vital. En ese marco, la hegemonía a nivel agencia la tenían dos de los Estados Unidos, UP y API. Perón entra a jugar en el terreno informativo y promueve la creación de Télam”, cuenta a LA NACION Lisandro Sabanés, Licenciado en Comunicación Social, especializado en temas de comunicación política y autor de un trabajo sobre la historia de la agencia Télam para la revista especializada en periodismo Questión, de la Universidad Nacional de La Plata.
El comunicador añade otro de los motivos por los cuales se produjo la creación de la agencia de noticias de la Argentina: “Posiblemente Perón avizoraba su carrera política, su candidatura presidencial, y necesitaba respaldo en un momento en que los medios principales estaban abiertamente en contra del gobierno de Farrell y de su posible candidatura”.
La agencia de noticias ideada por el entonces vicepresidente comenzó a funcionar formalmente el 12 de octubre de 1945. Su primer director fue el periodista Jerónimo Jutronich, con la colaboración de Luis Clur, Rocha de María y ‘Juvenal’, entre otros. La mayoría de estos hombres de prensa habían formado parte de una efímera Agencia Nacional de Información (ANDI) que había creado el presidente Pedro Ramírez en 1944, pero que no prosperó en el tiempo.
Como signo de los tiempos, Telenoticiosa Americana funcionó en los primeros años como una dependencia de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y su primera sede estuvo en la calle 25 de mayo 140, a pocos metros de la Casa Rosada. En 1947, el domicilio de la agencia se mudó al primer piso de la calle Esmeralda 433, arriba del teatro Maipo. Allí, sobre grandes pizarras, se escribían las noticias más trascendentes de la jornada, y especialmente los fines de semana la gente se acercaba para conocer los resultados del hipódromo y otros eventos deportivos.
Según consigna el propio Sabanés en su trabajo sobre la agencia de noticias, en los primeros tiempos era un ente mixto, con capitales privados y estatales. Y para 1948, Télam había alcanzado a cubrir todo el territorio nacional, gracias a dos importantes elementos tecnológicos: el teléfono y el telégrafo.
Télam se privatiza
En septiembre de 1955 un golpe de estado termina con el segundo gobierno de Perón, que arribó a la Casa Rosada democráticamente en 1946 y fue reelecto en 1951. Tras el derrocamiento del líder justicialista, los nuevos gobernantes descreen de la necesidad de que el país tenga su propia agencia de noticias. “Hay un momento en la autodenominada Revolución Libertadora que la quieren cerrar Télam y hay un grupo de periodistas que la sostienen sin cobrar”, cuenta Sabanés. En efecto, las autoridades de facto suspendieron el pago de los sueldos de los empleados entre julio de 1957 y septiembre de 1958, pero la entidad siguió funcionando gracias a que unos 12 profesionales decidieron resignar sus salarios con tal de mantener la agencia abierta.
Con la llegada a la presidencia de Arturo Frondizi y su política desarrollista, ocurre la privatización de Télam. El 30 de julio de 1959, mediante un decreto del primer mandatario, la agencia se denomina Télam Sociedad Anónima, Periodística, Radiofónica, Cinematográfica, Comercial, Inmobiliaria y Financiera (Télam Saprccif). Comienza de este modo una etapa próspera para la entidad informativa, que con su gran expansión se convierte en uno de los suministros más importantes de noticias para los medios locales.
Pero la prosperidad de Télam se vería interrumpida a la vez que caía el gobierno de Frondizi. Fue así que, en 1963, con la presidencia de facto de José María Guido, Télam se clausuró bajo la premisa de que sus noticias eran “falsas y tendenciosas”. Al igual que su privatización, el cierre de la agencia de noticias se realizó a través de un decreto del presidente.
Pero poco después, con la llegada a la Casa de Gobierno argentina del presidente Arturo Illia, en octubre de 1963, Télam reabre y recupera su actividad.
La estatización de Télam
La estabilidad política del país en aquellos años tambaleaba sin pausa y a ese ritmo también se producían los cambios en la agencia de noticias. Fue así que, otra vez, la entidad informativa argentina volvería a conocer una modificación de su status con la llegada al poder de otro gobierno dictatorial, el del general Juan Carlos Onganía. “Este presidente estatizó Télam y y le dio también el monopolio a la agencia de la publicidad oficial. Esto es algo que se le adjudica al peronismo, como el control de las obras sociales por parte de los sindicatos, pero el que lo hizo fue Onganía”, aclara Sabanés.
La adquisición por parte del estado de 36.000 acciones de la agencia y el manejo de la propaganda oficial fueron también establecidas por decreto presidencial del año 1968. Según el estudioso de la historia de Télam, en tiempos de guerra fría, para detener el posible avance de tendencias comunistas en la Argentina, Onganía consideraba que lo mejor era centralizar todos los poderes del estado, incluso en materia de comunicación.
Esta iniciativa del líder de la llamada ‘revolución argentina’ produjo que la agencia comenzara un período de solvencia financiera. “La publicidad oficial fue un gran sustento para Télam”, asegura Sabanés. En esos tiempos, además, Télam incorporó una alta cantidad de clientes, entre ellos, los cuatro canales de televisión de la ciudad de Buenos Aires (7, 9, 11, 13) y medios nacionales de gran importancia.
Con el tercer período presidencial de Juan Domingo Perón, en 1973, el mandatario justicialista estableció que las noticas sobre lo que pasa en la Argentina solo pueden ser difundidas en el país por medios nacionales. La iniciativa que benefició nuevamente a Télam, que incluso recibió periodistas que quedaban sin trabajo por las restricciones de las agencias extranjeras.
Télam y la dictadura
La tercera presidencia del peronismo finalizaría de manera abrupta por otro golpe de Estado, el 24 de marzo de 1976, cuando en el sillón de Rivadavia se encontraba la viuda de Perón, María Estela Martínez. “Télam tiene un gran crecimiento en la época de la dictadura, ya que paradójicamente los militares toman este concepto de que haya información nacional para encubrir la represión”.
Télam también fue, entonces, una gran difusora de informaciones sobre la Guerra de Malvinas que, a la postre, resultaron ser falsas. “El famoso ‘Estamos ganando’”, sintetiza Sabanés.
En esos tiempos oscuros en los que la Junta Militar mantenía un férreo control sobre la prensa, la agencia estatal de noticias era el principal espacio para la propaganda oficial. En el año 1980, la sede de Télam pasa a ser la que ocupa hoy, el edificio de varios pisos que se ubica en Bolívar 531. Sin embargo, más allá de este desarrollo de la entidad, en ese período varios de sus periodistas fueron despedidos y perseguidos. Tres de ellos pasaron a engrosar la lista de desaparecidos. Además, también se produjo en ese período la destrucción de parte del archivo fotográfico del organismo.
Con la llegada de la democracia, los diversos gobiernos tuvieron una actitud diferente respecto de la agencia de noticias. Raúl Alfonsín, presidente entre 1983 y 1989, apoyó el desarrollo de la agencia a través de la apertura de una corresponsalía en Europa y la incorporó a Latin American Special Information Services Agency, un organismo de la Unesco que reunía, para el intercambio de información, a agencias estatales de noticias de diez países. El presidente radical estimuló el crecimiento de Télam pese a que varias agencias de noticias privadas le solicitaron que la cerrara.
Tanto en los dos gobiernos de Carlos Saúl Menem (1989-1999) como en los dos años en los que estuvo en la presidencia Fernando de la Rúa (1999-2001), hubo intentos por liquidar Télam y también por quitarle el manejo de la publicidad oficial, algo que no sucedió. Lo que sí ocurrió, en el año 2001, en los últimos tiempos del gobierno de De la Rúa, es que se unificaron los medios de comunicación públicos dentro del Sistema Nacional de Medios Públicos. Esto se revirtió con la llegada de Eduardo Duhalde al poder, cuando la agencia recuperó su autarquía.
La grieta y la reestructuración
Con el kirchnerismo, la agencia volvió a crecer, en materia de número de empleados y de espacio de cobertura. Se desarrolló también un departamento audiovisual. “Pero se lo usó como herramienta para pelear contra los medios opositores. Lamentablemente no se quiso o no se pudo apuntar a hacer un producto de calidad que estuviera por encima de la grieta”, dice Sabanés.
El licenciado en Comunicación aporta otro dato importante de ese período: “Cristina Kirchner le quita a Télam el monopolio de la publicidad oficial”. Esta queda a cargo de la Secretaría de Medios.
Con la llegada de Mauricio Macri al poder (2015-2019), Télam quedó bajo una reestructuración general, que incluyó el despido de más de 350 trabajadores. Tras la intervención de la Justicia, todos esos empleados retornaron a su trabajo en la agencia. De acuerdo a Sabanés, la iniciativa de presidente del PRO fracasó porqué “no midieron judicialmente las consecuencias de la decisión que tomaron. No es fácil desmantelar un elefante así, hubo ignorancia y falta de ideas”.
Ahora, con la decisión del presidente Milei de cerrar el organismo informativo, y la baja de todos sus portales, Sabanés recoge una mirada en perspectiva de Télam y compara el momento de su creación con esta actualidad: “Hay un contraste entre la audacia de Perón en su momento de imaginar una Argentina en el tablero grande del mundo con una agencia propia como tienen los grandes países y una Argentina reducida hoy a alguien que anuncia por Twitter que se cierra y da de baja la página”.
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