El 10 de noviembre de 1962 a las 20.30 horas, en pantalla de Canal 13, fue la primera emisión del ciclo que se proponía mostrar “jóvenes promesas de la canción moderna”
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Eran los primeros años de la década del 60, el mundo se movía al ritmo de las caderas de Elvis Presley y un sábado a la noche, en Canal 13, un programa con un grupo de jóvenes hizo estallar ratings y mediciones de audiencia. De ahí surgieron ídolos populares como Palito Ortega, Violeta Rivas, Johnny Tedesco, Chico Novarro, Raúl Lavié… De ahí salieron también algunas canciones que hicieron historia como Despeinada, Media novia, ¡Qué suerte!, El camaleón…
El programa se llamaba El Club del Clan y debutó el 10 de noviembre de 1962 a las 20.30 horas, hace hoy 60 años. Fue como un festival pop de ropa de colores, música ingenua y chistes naif. La “previa” del sábado para los jóvenes de ese tiempo (aunque todavía no se llamaba “previa”) pasó a ser reunirse en una de las casas para ver juntos el programa e imitar las coreografías. En los barrios, las familias que ya tenían la suerte de haber podido comprar un televisor invitaban a sus vecinos a ver El Club del Clan, a puertas abiertas.
Después, con el tiempo, los chicos del Club fueron muy criticados, por mersas, por pasatistas, por livianos, pero la gente los amaba, eran jóvenes, bellos y divertidos. Después de todo, era la edad de la inocencia, qué joder…
Jóvenes promesas
El Club del Clan se definía como un show musical con toques de ficción. Salió al aire por Canal 13 entre 1962 y 1964 y lo dirigía María Inés Andrés. La idea original del programa fue de Ricardo Mejía, director de la discográfica RCA Víctor, quien convenció al dueño y fundador del canal, Goar Mestre, de armar un ciclo con jóvenes promesas de la canción moderna, y no en inglés sino en castellano, algo inédito en esos tiempos. Mejía no se equivocó; el programa obtuvo nada menos que 55 puntos de rating, solo superado por el gran hit del momento: Viendo a Biondi.
La estructura constaba de una sucesión de cuadros protagonizados por un grupo de amigos, en el que cada uno de los artistas representaba un personaje (las personalidades eran en general muy estereotipadas) y a cada uno de ellos le correspondía un género musical: melódico, twist, bolero, tango, cumbia… El eje eran los números musicales pero también había una especie de sketchs en los que los jóvenes protagonizaban situaciones humorísticas o simplemente conversaban. Una fórmula sencillísima pero que resultó infalible. Como un grupo de amigos que se reunía para cantar, charlar y divertirse.
Eran todos muy jovencitos, una media de 17 a veintipico. Palito Ortega tenía 21, recién se desprendía de su seudónimo Nery Nelson. Era el chico melancólico del grupo y muy rápidamente pasó a imponerse como nuevo ídolo popular. Otra de las favoritas era Violeta Rivas, la chica dulce, que empezó cantando canciones traducidas al castellano de Mina y Rita Pavone. Johny Tedesco, versión criolla de Elvis Presley, era el rubio lindo y canchero, con sus pulóveres llamativos que se impusieron en la moda (sus admiradoras le tejían cantidad a mano). Lalo Fransen, el playboy que cantaba canciones de amor. Jolly Land, la bomba rubia. Nicky Jones con sus camisas hawaianas. El toque tropical de Chico Novarro y más…
A medida que iban ganando popularidad, los nuevos ídolos de El Club del Clan comenzaron a presentar shows propios en los bailes de clubes, lo que terminó potenciando el rating del programa. Algunos de ellos dieron en la tecla con temas popularísimos, a veces propios. Media novia de Palito Ortega, El orangután de Chico Novarro o Corte y confección de Nicky Jones, por nombrar solo algunos, eran divulgados hasta el cansancio en radios y programas musicales de la televisión, transformándose en verdaderos clásicos.
A fines del 62, a poco de arrancar el programa, salió el primer disco, que costaba 160 pesos moneda nacional y se evaporó de las disquerías en un par de días (en una habilísima jugada comercial lo vendían a un cuarto del valor de un LP normal). Rápidamente salió el segundo a 190 pesos y, en la primavera del 63 ya estaba a la venta el tercero, que incluía el hit Despeinada de Palito Ortega, para entonces ya convertido en un ídolo popular indiscutido. Todo lo que tocaban se transformaba en oro. La película El Club del Clan se estrenó el 12 de marzo de 1964 y también fue un boom. La dirigió otro ícono popular de la época: Enrique Carreras.
Un mundo feliz
“¿Te acuerdas de El Club del Clan y la sonrisa de Jolly Land?”, preguntaba Charly García en uno de sus temas. ¿Quién no se acordaría de un programa con más de 50 puntos de rating? Es un número impensable en nuestros días.
Para entender el fenómeno, hay que situarse en una televisión donde reinaba el humor blanco de Pepe Biondi, Carlitos Balá y José Pepitito Marrone. Y en las sinuosidades de “la nueva ola”, una vertiente de la música nacional que hizo pie en el rock and roll para deslizarse despreocupadamente hacia la música beat y pop que anclaría en la segunda mitad de la década. Pero no fue un fenómeno únicamente local: el formato feliz de El Club del Clan se exportó con el mismo nombre y el mismo éxito a las televisiones venezolana y colombiana.
1962 y 1963 fueron de locura total, furor por el clan. Y en 1964, obviamente, los otros canales reaccionaron. Alejandro Romay, flamante director general de Canal 9, les ofreció pagarles diez veces más a las figuras principales y fue así como Palito Ortega, Chico Novarro, Violeta Rivas y Johny Tedesco, entre otros, se pasaron a Sábados continuados, un micro de música conducido por Antonio Carrizo. Luego vino Ídolos de la juventud y en el 68 protagonizaron Bienvenido sábado, también con Carrizo como presentador. Con el tiempo, en realidad, casi todos los cantantes de El Club del Clan terminaron integrándose a los ómnibus de fin de semana, conducidos en esa época por Carrizo, Pipo Mancera, Héctor Ricardo García o Emilio Ariño, o a musicales como Casino Philips o Tropicana.
Mientras tanto, Ricardo Mejía continuó con El Club del Clan en Canal 13 e incorporó nuevos cantantes, como Gino Renni, Anita Martínez y Rolo Puente. Pero ya no fue lo mismo. La película El Club del Clan, que se estrenó en el cine Monumental, fue planteada casi a modo de despedida. Aunque estaban en vías de separación, participó el elenco completo, acompañados por primeras figuras de aquel tiempo como Fernando Siro, Alfredo Barbieri, Beatriz Bonnet, Rafael Pato Carret y Pedro Quartucci. Fue filmada en blanco y negro y resultó además un excelente testeo del funcionamiento de Ramón Ortega en el cine: Palito arrasaría con todo en los años siguientes.
Un futuro de estrella
Palito Ortega, sin duda, ya forma parte de la historia de la cultura popular de la Argentina. Sus temas marcaron a varias generaciones y atravesaron las fronteras: canciones como La felicidad han trascendido en el mundo… Y todo empezó en El Club del Clan.
Contaba Palito en un reportaje con La Nación: “Me encuentro con padres o abuelos que les hablan de mí a los chicos: ‘Él empezó en El Club del Clan, te voy a contar quién es’”. En otra nota, esta vez con Susana Giménez, daba una idea de la repercusión increíble que tenía el ciclo: “Cantábamos una canción en el programa y salíamos corriendo para los clubes, hacíamos tres o cuatro por noche. Y ahí la gente nos pedía la canción que habíamos cantado ese mismo día en el programa y que no conocía nadie…” Ninguna duda: lo veía todo el mundo.
Los antecedentes inmediatos del boom fueron los programas Nueva ola, por Canal 9, y sobre todo La cantina de la nueva ola, un ciclo de Canal 11 de donde salieron varias de las figuras de El Club del Clan. En esa época estaban muy de moda las cantinas de La Boca y el programa reproducía una de esas cantinas, pero en lugar de cantantes de origen italiano aquí lo hacían Violeta Rivas, Palito Ortega, Lalo Fransen y Johny Tedesco. Participaba también Dino Ramos, futuro letrista de los temas más populares de Palito. Mientras tanto, los Beatles comenzaban a despuntar en Europa y por la escena musical popular de la Argentina circulaban Los TNT, Luis Aguilé, Billy Cafaro, Los Mac Ke Mac´s…
Casi todos los integrantes de El Club del Clan actuarían después en televisión, cine y teatro. Al momento del debut del ciclo, los más grandes (andaban cerca de los 30) eran Chico Novarro, ya entonces destacado baterista de jazz y luego con una prolífica carrera como cantante y compositor, y la rosarina Jolly Land, tal vez la que venía con más credenciales. Cantante de jazz, mezcla criolla de Doris Day y Brigitte Bardot, había participado en varios programas de música juvenil. Para la época de El Club del Clan, se casó con Mejía y tuvo por lo menos dos grandes hits: La canción del hula-hula (con el baile del aro y el balanceo de caderas, que fue furor) y Mira cómo me balanceo, otra de caderas, una reversión de la famosísima italiana Guarda come dondolo, de Edoardo Vianello, que Jolly grabó en 1963.
Los de edad intermedia de El Clan, de alrededor de 25 años, eran entre otros Lalo Fransen, Nicky Jones, Raúl Lavié y Violeta Rivas. Entre ellos, seguirían carreras más prominentes Raúl Lavié y, sobre todo, Violeta Rivas, la reina de la nueva ola. Formada en el canto lírico, se transformó en una de las cantantes más populares de la historia. Su rostro no solo aparecía en la televisión y las revistas sino hasta en figuritas infantiles y luego desarrollaría también una carrera como actriz de cine y televisión.
Los más chicos del grupo, por último, eran los veinteañeros Johny Tedesco, ídolo de las chicas con su jopo y sus pulóveres, y con alguna repercusión posterior, y por supuesto Palito Ortega, un capítulo aparte en el fenómeno Club del Clan. Fenómeno que significó comercialmente la aparición de un nuevo mercado, el del público adolescente y juvenil, y también –desde la mirada de hoy- la nostalgia por un mundo de fantasía, ingenuo y feliz.
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