Benito Durante llegó a Valeria del Mar a principio de la década de 1960, cuando no había más que arena; abrió el primer parador y restaurante del lugar, que tuvo entre sus clientes más fieles al Indio Solari
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Fue uno de los pocos integrantes de Titanes en el Ring que usó su nombre real. A Martín Karadagián le gustó como sonaba, aunque decidió bendecirlo con un título de honor. Así nació, a comienzos de los años 60, “Il commendatore Benito Durante”.
Fue un personaje magnético. Creó su propia toma, demoledora, a la que bautizó “la quebradora”. Cuando se retiró del show, su vida dio un giro de 180 grados. Dejó de lado su apariencia ruda y se mudó con su familia a Valeria del Mar, cuando en la zona no había nada, y fundó el primer parador y restaurante del lugar.
Recuerda Solange Durante, su hija: “Era petiso pero muy ancho de espalda y tenía las manos las manos gigantes. Por las peleas tuvieron que operarlo de la cadera, tenía el tabique nasal roto... pero a él le gustaba ser el centro de atención, que lo reconozcan”.
-¿Quién era Benito Durante?
-Papá nació en 1933 en Sorrento, Italia. Cuando tenía 17 años vino a la Argentina con uno de sus hermanos, él era el más chico de nueve hermanos, y llegaron al país con la idea de “hacer la América”, en el primer tiempo vivió con unos parientes en zona norte, La Lucila.
-¿A qué se dedicó?
-En un certificado de aquella época decía que su oficio era carpintero y tiene lógica porque siempre le gustó trabajar la madera. También trabajó en textil Guanacache y General Electric.
-¿Cómo se convierte en uno de los luchadores de Titanes en el Ring, el programa de Martín Karadagián?
-Mi padre hacía lucha grecorromana. Así conoció a Martín, a quien se le ocurrió hacer las peleas como un show, con estilo circense. Al principio eran itinerantes, iban a clubes y otros países a luchar, después llegaron a la televisión.
-¿Cuál era el personaje de tu padre?
-El personaje de mi padre era ”Il Commendatore Benito Durante”, que era un italiano terrateniente, un tipo fanfarrón, tenía una mezcla de malo y bueno, era un personaje intermedio. Uno de los pocos que usaba su verdadero nombre.
Benito inventó “La quebradora”, una toma aniquiladora que consistía en tirar al oponente al suelo, panza abajo, sujetando sus brazos y, al mismo tiempo, clavando una rodilla en su espalda.
-”Benito Durante se lleva el mundo por delante”, decía la canción. ¿Cómo se creó el personaje?
-Como todos, los iban creando entre ellos, cada uno le iba dando vida. Los personajes tenían mucho de los luchadores que los representaban. Por ejemplo, “José Luis, el español” era alguien que había venido de España... cada personaje tenía un poquito de su intérprete y otro poquito de la impronta de Martín [Karadagián], un poquito de show.
En un comienzo las luchas de catch se hicieron en el Luna Park pero cuando el interés empezó a menguar, los luchadores se trasladaron a otro escenario. El 3 de marzo de 1962 fue la primera emisión televisiva de Titanes en el Ring. El carismático Martín Karadagián fue el creador y director del ciclo que se emitía por Canal 9 los sábados por la noche y constaba de seis luchas entre personajes que, además de Benito Durante, rápidamente se instalaron en la memoria colectiva: el Indio Comanche, el Caballero Rojo, Mister Chile, El Gran Caruso, Alberto Eijo y los árbitros sucios William Boo y Alfredo Giardina, entre muchos más.
-¿Qué recuerdo tenía de su paso por Titanes en el Ring?
-Recordaba con cariño esa etapa de su vida y le quedaron varios amigos como José Luis el español y Rubén Peucelle. También le quedaron las secuelas de los golpes, porque más allá de que las peleas estaban arregladas eran todos hombres muy grandes, arriba de 100 kilos.
Como en las playas de Sorrento
A comienzos de los 60, en viaje con los Titanes, Benito Durante conoció Valeria del Mar. La localidad balnearia todavía no existía formalmente. Lo primero que vino a su mente fueron las añoradas playas de Sorrento. “Papá vio el lugar y dijo ‘es acá'. Pero no había nada, solo había arena, la única forma de llegar al mar era a caballo -explica Solange-. Lo primero que hizo fue armar una casilla de madera en la playa, donde se instalaba cada verano. Ahí vendía lo que él mismo pescaba y cocinaba. En La Plata, porque el partido de Pinamar aún no existía, lo autorizaron a permanecer en el lugar para fomentar el turismo. Estuvo varios años así, de manera precaria. La gente que lo conoció en los primeros tiempos me cuenta que en esa época no había teléfono y lo usaban a mi papá de correo, él siempre estaba dispuesto a dar una mano”, explica Solange.
Benito Durante repartía su vida entre el parador de Valeria del Mar y las peleas con Titanes en el Ring. De gira con Karadagián conoció a Liria Arturo, hija de “italianos de Calabria” y médica obstetra del Hospital Doctor Pedro Fiorito de Avellaneda. Se casaron en 1970 y tuvieron tres hijos. “Un día mamá acompañó a mi tía a ver a un luchador que le gustaba y mi papá, apenas la vio se enamoró y la empezó a perseguir. Pero ellos eran el día y la noche, se llevaban 10 años de diferencia, mamá era muy reservada, tenía un carácter particular, y a papá le gustaba la joda, viajar, sociabilizar... Ella era médica y mi papá apenas había terminado el primario. Creo que el punto en común era Italia”, describe Solange.
Benito llevó a Liria a conocer Valeria del Mar, su lugar en el mundo. “En la zona había poca gente viviendo. Como no había ningún hospital cerca, cuando mamá empezó a venir al parador hacía de enfermera, tomaba la presión a los vecinos y les hacía nebulizaciones”, cuenta Solange. Cuando la zona balnearia creció, Benito Durante obtuvo formalmente la licitación para explotar el parador por 15 años.
-¿Cuándo se mudaron definitivamente a Valeria del Mar?
-En 1966 mi papá hizo las últimas peleas en Titanes y tomaron la decisión de radicarse en Valeria. Mamá comenzó a trabajar como docente en la Escuela N° 4, una escuelita rural y después fue directora. Papá fue el dueño del primer restaurante de Valeria del Mar “Il Commendatore”.
El restaurante
Una de las primeras edificaciones de la zona fue el restaurante de Benito Durante porque la cocina era otra pasión del luchador. “Le gustaba todo bastante condimentado, le encantaban los tallarines con pesto, con mucho ajo, y los mariscos. A mí me dicen ‘dedos de amianto’, porque agarro la freidora directamente con la mano, pero te acostumbrás... y mi papá era igual, no se quemaba. Tenía mucha fuerza”, dice.
-Imagino que los Titanes eran clientes frecuentes del lugar.
-Sí, era común verlos todas las temporadas. José Luis el español y Rubén Peucelle siempre venían.
-Otra de las familias pioneras de Valeria de Mar fue la del Indio Solari.
-En esa época el Indio era un hippie medio loco, y papá tenía que sacarlo del balneario a los chumbos porque iba con los amigos, bajaban las carpas y hacían fogones.
En una entrevista, el fundador del grupo Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota recordó con cariño al luchador televisivo. “Era un personaje maravilloso y en su restaurante siempre te cruzabas a los luchadores de Titanes, me acuerdo de jugar al vóley con Rubén “El Ancho” Peucelle. Como ayudaba a Benito a hacer las cuentas para pagarle a los empleados, entraba seguido a la cocina. Un día me sorprendió verlo dar vuelta con la mano unos calamaretis que estaba cocinando... ¡tocaba el el aceite hirviendo! Recuerdo una vez que yo estaba engripado y él me dijo que me iba a dar un remedio que me iba a curar: fernet caliente con una hoja de laurel... ¡Transpiré hasta la primera mamadera!”, dijo.
-¿Alguna vez tu padre pensó cerrar el restaurante?
-Él se deprimió mucho cuando perdimos el balneario, que era una licitación pública. Hubo tres ofertas, entre ellas la de mi padre, que tenía mayor puntaje por antigüedad. ¡Llevaba 40 años ahí! En resumidas cuentas, rechazaron su oferta porque él no quiso pagar una coima. Yo era chica pero me acuerdo que le dijeron “Tano, esto no es para mí, es algo que tengo que repartir en La Plata”. Pero mi papá no lo hizo. “Yo me gané el derecho estar ahí”, decía. Y tenía razón. Así que de la playa tuvo que mudar el restaurante a un terreno sobre la calle Jorge y la Costanera, a un lado del Edificio Valeria.
En 2005, Durante había planeado viajar a Italia con su hija menor. Quería visitar a sus hermanos que habían quedado allá, pero un diagnostico inesperado lo obligó a cambiar sus planes. “Le detectaron una mancha en el pulmón y lo operaron. La operación salió bien, pero se complicó con una infección intrahospitalaria. Además, el año anterior había fallecido mamá. A pesar de las diferencias, ellos eran muy unidos y papá decía ‘no tengo con quién pelear’. Recuerdo que pensé ‘no va a aguantar sin ella’. Y así fue, al año siguiente, en agosto 2005, él murió”, cuenta Solange.
Solange Durante, la hija de “Il Commendatore”, es la encargada de administrar el restaurante. Aunque vive en Uruguay, todos los veranos se instala en Valeria del Mar para continuar con el legado de su padre. “Tenemos una tradición: cada vez que alguien pide una copa Don Benito, un postre que él inventó, que tiene ensalada de frutas, crema, helado, dulce de leche y obleas, suena su canción, ‘La quebradora’, una especie de tarantela, y todos se ponen a bailar. Creo que es la mejor manera de homenajearlo, con alegría, como era él”.
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