Pagaba suscripciones a gimnasios que nunca usaba, hasta que una brillante idea cambió el rumbo que buscaba.
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Recuerda esos días como momentos de cambio, de decisiones rápidas y mucho trabajo. Economista, egresado de la Universidad de Stanford, ubicada en California, Estados Unidos, dio sus primeros pasos en bancos como Citibank y Santander y en el mercado financiero. Pasó varios años en ese ámbito, hasta que advirtió que ya no quería estar frente a las pantallas todos los días. Sin embargo, João Barbosa se daba cuenta de que disfrutaba el trabajo en equipo y los desafíos.
Aceptó entonces un puesto en una empresa de turismo, lo que representó un cambio muy grande en su carrera. Fue una experiencia de aprendizaje muy buena a partir de la que pudo desarrollarse como profesional. Sin embargo, siempre había estado en su mente la idea de montar el negocio propio. César Carvalho — su paisano (João Barbosa es de Boa Esperança y Carvalho de Alfenas, en el sur de Minas Gerais, Brasil), amigo de la universidad y compañeros en el área de las finanzas-, había sido su confidente en lo que a sueños laborales se refería. Siempre hablaban de la posibilidad de montar un negocio.
Una frustración convertida en negocio
Y, aunque en ese momento sonó un tanto extraño, el disparador para dar forma un posible proyecto fue tratar de resolver una frustración que los acompañaba desde hacía tiempo. Desde los años de formación académica, cuando pasaban horas sentados estudiando o en clases, habían sido de esos clientes que pagaban el gimnasio y no lo usaban. Nunca podían aprovechar las instalaciones o las planes por los que pagaban porque se la pasaban trabajando o viajando. La idea inicial fue, entonces, dar forma a una herramienta para aliviar ese malestar.
“Yo era un verdadero adicto al trabajo y mis socios también. Como consultores, nos tocaba viajar mucho y en una semana quizás estábamos en tres países diferentes. En ese contexto, además de la falta de tiempo, se nos hacía imposible poder ir al gimnasio. Éramos realmente muy jóvenes en ese entonces, teníamos 25 años. Además, la mayoría de los gimnasios ofrecían planes anuales para inscribirse y era un poco extraño pagar por algo que claramente no íbamos a poder usar”.
Los socios advirtieron que su realidad era la misma de muchas personas que llevaban una vida similar. Y comenzaron a investigar el mercado al que les interesaba apuntar. Como conclusiones de aquel trabajo, supieron que la gente suele decidirse a empezar una actividad física normalmente después de unas vacaciones o al comienzo de ciclos como el de principio de año. También que en Brasil había un 3% de la población que realizaba actividad física, mientras que en lo Estados Unidos, por ejemplo, esa cifra alcanzaba al 10%. ¿Por qué ellos no podían acercarse a ese número?
Los primeros tres años fueron realmente difíciles. El modelo de negocio que habían planteado no funcionaba: el intento había sido a través de la creación de un marketplace para pagar por los días que uno asistiera al gimnasio, pero no funcionó. Justamente, al igual que le sucedía a los gimnasios, les costaba retener a los clientes en los programas, y eso era exactamente lo que querían evitar. Fue entonces cuando apareció el primer cliente corporativo: Price, reconocida como una de las firmas de consultoría de las Big Four. Con ese envión, ajustaron su producto hasta pulir la idea y lanzar Gympass, de origen brasileño, en 2012. Se trata de una plataforma de bienestar corporativo que permite al suscriptor utilizar las instalaciones de más de 3.000 gimnasios y actividades deportivas y de bienestar integral en doce países. “Vimos que el modelo podía funcionar, ya que añadía valor al gimnasio y a la empresa, además de hacer felices a los empleados, y después de otros clientes que aparecieron, finalmente encontramos un modelo que era redituable”.
Sin embargo, al interior de João Barbosa comenzaron a jugarse otras interpretaciones sobre lo que estaba pasando con la plataforma a la que él mismo y junto a sus socios había dado forma meses atrás. En medio de la vorágine laboral, pudo reconocer que no disfrutaba tanto del gimnasio como había pensado. Y sintió que esa sensación lo iba a llevar por el buen camino. “Entendí que Gympass era una suerte de llave que permitía el acceso a diferentes posibilidades para ejercitarse y no necesariamente en un formato único. En mi caso me permitió conocer por ejemplo el crossfit, los entrenamientos personalizados y otras propuestas para el bienestar que no significan estar dentro de un gimnasio”.
Del negocio a la experiencia propia y una vuelta de tuerca más
Pero no todo se dio como lo había imaginado. Había vivido en México, Francia, Italia, Alemania y Estados Unidos con su familia. La rutina, los cambios, la expansión de la empresa fueron grandes desafíos que tuvieron que enfrentar. “Ahora la vida es más tranquila, volvimos a Brasil y estoy haciendo lo posible por llevar una rutina más estable, en familia. Tengo dos hijos pequeños, de dos y cuatro años y mi señora que me ha acompañado a lo largo de todos estos años ya me manifestó que le gustaría volver a trabajar en su especialidad, que tiene que ver con el área de la salud. De modo que estamos también apuntando a esa reorganización”.
Barbosa tuvo que hacer un cambio casi de forma obligada en su vida. A pesar de promover desde su propia plataforma una vida enfocada en el bienestar, él mismo sufrió un episodio de burnout. “No estaba feliz, no estaba cuidando de mi salud ni de mi bienestar. Había logrado grandes objetivos en relativamente poco tiempo. Estaba como fragmentado y mi miente siempre ocupada en el trabajo, incluso cuando estaba en casa. Y era una ironía porque sentía que vendía un producto del que yo no era ejemplo. Hasta se me habían ido las ganas de seguir trabajando. Entonces decidí enfocarme en mis prioridades, volver a mis necesidades y estar con mi familia. Allí pude encontrar el balance que necesitaba. Del negocio atravesé una experiencia personal difícil y pude capitalizar lo vivido”.
El esfuerzo y las ganas por mejorar en la oferta que brindan les valió ser conocidos como “el Netflix de los gimnasios”, algo de lo que están orgullosos por la huella que está dejando la plataforma en el mercado de la tecnología y el bienestar. El modelo es simple: basta con que el usuario abra el sitio o la aplicación de Gympass, elija un plan a su medida, vea los gimnasios más cercanos a él y seleccione entre más de 500 opciones de actividades y clases ofrecidas. “Poder ser comparados con Netflix, como una propuesta on demand por excelencia que te permite elegir a gusto -y en nuestro caso, asociada al bienestar de las personas- es más que un honor”.
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