Muchas veces las ideas aparecen en momentos inesperados. ¿Quién diría que La casa de papel podría funcionar como disparador de un musical de corte tan político como De eso no se canta? Y, sin embargo, ocurrió: un día Pablo Gorlero llegó a su casa, puso un capítulo de la superexitosa serie española de Netflix, escuchó "Bella Ciao", esa canción que ya es un emblema para sus millones de fans, y recordó su origen: un canto partisano de la resistencia contra el fascismo en Italia. Entonces se sacudió la mufa por dos proyectos que tenía en mente y habían quedado postergados, se puso de inmediato a trabajar en uno nuevo y consiguió un resultado realmente encomiable: un musical documental que entretiene y también llega al corazón con su fuerte carga testimonial.
Déborah Turza, Julián Rubino, Laura González y Nicolás Cúcaro se lucen en la interpretación de 17 temas que en su momento fueron censurados por gobiernos autoritarios y hoy ya son parte innegable de la memoria popular: clásicos como "Por qué cantamos" (Mario Benedetti y Alberto Favero), "Me gustan los estudiantes" (Violeta Parra), "Masters of War" (Bob Dylan), "Canción de Alicia en el país" (Charly García) y "Marcha de la bronca" (Miguel Cantilo y Jorge Durietz) son parte de esa selección evidentemente guiada por la sensibilidad del director.
"Fui a ver un espectáculo a la sala chica del Teatro de La Comedia, un viejo salón antiguo con ornamentos por todos lados y un piso tallado en madera, de esos ámbitos que hoy casi no existen en Buenos Aires", cuenta Gorlero. "Y ahí empecé a imaginar algo para ese lugar. Después pasó lo de «Bella Ciao», una canción que estuvo prohibida en varios países con dictaduras. Y eso coincidió con las ganas de expresar cierta bronca que tengo hoy como ciudadano".
Cuando empezó a trabajar en este musical en el que los cuatro protagonistas también resuelven con eficacia una serie de dinámicas coreografías, el director armó una larga lista que fue editando hasta llegar a un repertorio definitivo. "Quería hablar de unos cuantos temas: la Guerra Civil española y la resistencia partisana, Mayo del 68 –con el movimiento estudiantil y el movimiento hippie– y la última dictadura militar argentina. Pero también apareció una canción que interpretaba Billie Holiday ("Strange Fruit") y creí pertinente incluirla. Es un tema que hace referencia a los ahorcamientos masivos de negros durante varias décadas en Estados Unidos", revela.
La variedad de momentos históricos a los que la obra alude lo obligó entonces a buscar un elenco con la suficiente ductilidad para transformarse permanentemente en escena. "Elegí actores que trabajan bien y son buena gente", aclara Gorlero. "Con ellos, además, compartimos un mismo pensamiento ideológico".
Hay algo que fortalece notablemente a De eso no se canta: una apelación honesta a la emoción que provoca el recuerdo imborrable de la valentía de los que resistieron a la opresión usando al arte como argumento principal.
"Es una obra que me mueve muchos costados emotivos. Por un lado, está dedicada a Raúl Ocampo, una persona muy ligada con mi familia que desapareció en 1976", cuenta Gorlero. "De chico, viví el momento en que mis padres tuvieron que hacer una hoguera con los libros y discos prohibidos que había en mi casa. Por eso, cada función es para mí un viaje emocional", recalca.
Docente y periodista, Pablo Gorlero sostiene que "hoy el musical está en pleno auge de resistencia" y lo justifica: "Dejaron de hacerse aquellos musicales de gran magnitud porque los productores no pueden recuperar lo invertido. Pero ante esa falta de grandes musicales importados, empezó a generarse una gran oleada de musicales nacionales. La creatividad se potenció. Esa es la resistencia artística. Vivimos en un país difícil en todo sentido. Pero la resistencia está en el arte, en el teatro puntualmente. Y el musical no está ajeno a ese sentimiento".
De eso no se canta. Idea, dramaturgia y dirección: Pablo Gorlero. Con Déborah Turza, Julián Rubino, Laura González y Nicolás Cúcaro. Lunes a las 21.15, en el Teatro de La Comedia, Rodríguez Peña 1062.
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