Volapük, élfico, varkulets, ummita, klingon y na’vi son algunas de las lenguas inusuales presentes en la cultura popular: tienen sus propios alfabetos y diccionarios
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No es una verdad de Perogrullo: las extravagancias, los disparates y, en general, todo discurso desviado de la “normalidad” que alguien suelta en las redes sociales tiende dispararse gracias a chistes, burlas e indignaciones. Ese combo de emociones intensas catapultó a la “contactada” colombiana Mafe Walker, la influencer que, mirando fijo a su celular, transmite mensajes en un supuesto lenguaje cósmico.
El caso dio lugar a varias notas superficiales hasta el 6 de junio, cuando el programa matinal “Venga la Alegría” de la TV Azteca invitó a Walker y a quien resultó ser su maestra, la psíquica, naturópata y modelo alemana residente en Sri Lanka, Aurena gathe Föhler, a que contaran “su verdad” y a presentar el show alienígena “en vivo”. Ese día explotó una verdadera bomba viral.
Sin embargo, los celos de competidores y periodistas especializados que no tuvieron la primicia denunciaron, con total seriedad, que su dialecto alienígena “sería falso”. Todo se volvió aún más decepcionante cuando la tiktoker vio que su fama comenzaba a apagarse y, como manotazo de ahogado, ofreció a sus seguidores “código galáctico personalizado” por 75 dólares. Al parecer, las palabras que llegan de otros mundos cotizan alto y libres de impuestos...
En el fondo de todo idioma artificial –sus tonos, sus inflexiones, sus cambios de sonoridad–, reverbera una búsqueda antiquísima: ¿cómo establecer una comunicación limpia entre dos o más extraños? Creando, quizá, nuevas lenguas. “La historia de las lenguas perfectas es la historia de una utopía, y de una serie de fracasos. Pero nadie ha dicho que la historia de una serie de fracasos resulte fracasada. Aunque fuera la historia de la invencible obstinación por perseguir un sueño imposible, seguiría siendo interesante conocer los orígenes de este sueño y los motivos por los que se ha mantenido vivo a lo largo de los siglos”, escribió Umberto Eco en “La búsqueda de la lengua perfecta” (1993).
Sin embargo, el propósito del vasto espectro de lenguas de diseño también fue artístico, religioso, ocultista o lúdico. Algunos fueron proyectos de lenguas internacionales. Según Eco, el francés Marcel Monnerot-Dumaine registró 360 iniciativas.
De aquella Torre de Babel donde las lenguas se confunden pueden surgir destellos de voces nuevas. A continuación, una selección de lenguajes completos, o casi completos, que hasta cuentan con su abecedario, su diccionario y su propio tesaurus lexicográfico.
LENGUAS ARTIFICIALES
1. EL VOLAPÜK. Creado en 1879 por el obispo alemán Johann Martin Schleyer (1831-1912), fue acaso el primer bosquejo de lenguaje universal. “Menefe bal, püki bal”: “Una lengua para una nueva humanidad”, fue su lema. Tanto las intenciones como las metas que pregonaba el sacerdote, promover el entendimiento entre las distintas culturas, parecían altruistas. En 1889 existían 283 clubs volapükistas en Europa, América y Australia que otorgaban cursos y diplomas. En su esplendor llegó a tener 100 mil hablantes. Pero cuando celebró en París su tercer congreso internacional estallaron las diferencias. Paradójicamente, en aquel primer encuentro sólo se habló en volapük. Le jugó en contra su densidad gramatical, y no ayudó que Schleyer invocase que el volapük era “su” propiedad y el nacimiento de un serio competidor, el esperanto.
2. EL ESPERANTO. Iniciativa del oftalmólogo polaco Luis Lázaro Zamenhof (1859-1917), quiso, como el volapük de Schleyer, facilitar la comunicación humana. Residente en un distrito bajo el dominio del zar, Zamenhof creció en un batibarullo de razas que explicó la necesidad de crear una lengua universal. Hoy es la lengua planificada más enraizada. Simpatizan con ella figuras como el cineasta mexicano Alfonso Cuarón y Jimmy Wales, cofundador de Wikipedia, que ofrece más de 242 000 artículos en ese idioma. Umberto Eco también fue su fan. En 1887, Zamenhof, publicó la edición rusa del primer libro, titulado Lingvo internacia (La lengua internacional), que firma “Doktoro Esperanto” (Doctor Esperanzado), seudónimo pronto adoptado como nombre del idioma. La flamante lengua impactó en el cine. En “El Gran Dictador” (Chaplin, 1940), los carteles del gueto, escritos en esperanto, dan al filme un clima más universal. Julio Verne (1828-1905) le vio futuro, presidió el grupo de Esperanto en Amiens, la ciudad donde residió hasta su muerte, y estuvo a punto de escribir su última novela en ese idioma. Desde 2012, el traductor de Google incorporó el esperanto a su lista de idiomas. Según la fuente, tiene entre 100 mil y 2 millones de hablantes.
LENGUAS LITERARIAS
3. EL QUENYA (también qenya, o alto élfico). En 1915, J. R. R. Tolkien (1892-1973) recopiló el Léxico Qenya, uno de los primeros índices de palabras usadas por los elfos para su obra “El Señor de los Anillos” y la más conocida de las 15 ideolenguas creadas por el escritor y filólogo británico. Cuando inventó el quenya, Tolkien tenía 23 años. Le tomó otros 20 años desarrollar gramática, vocabulario y fonética del idioma élfico, con una base similar al latín y toques de finés y griego. Quizá para reafirmar la ligazón de su obra con el catolicismo o demostrar la perfección de su lengua, tradujo el Padrenuestro y el Avemaría al quenya. Así defendió Tolkien a sus creaciones lingüísticas: “El cimiento es la invención de lenguas. Los ‘cuentos’ se hicieron más bien para proveer de un mundo a las lenguas que a la inversa”.
4 El GLÍGLICO. En el capítulo 68 de “Rayuela” (1963), Julio Cortázar (1914-1984) describió una escena romántica basada en jitanjáforas, como se conoce a textos musicales, con más valor estético que significado. Escribió: “Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes”.
La sintaxis y morfología del glíglico es la del español, sólo alterna palabras conocidas con otras fantásticas y reconocibles. Los lenguajes poéticos y las “superpalabras” de Cortázar no derivaron en un diccionario propio: la intención del autor era experimentar con los límites expresivos del lenguaje, jugar con la polisemia (la reincidencia de significados de la misma palabra), o la composición fonosemántica, no crear un nuevo idioma.
LENGUAS UFOLÓGICAS
5. EL VARKULETS. Lengua difundida por el inmigrante polaco-lituano Eustaquio Zagorski (1904-1981), establecido en la Argentina en 1929. El explicó haber adquirido esta lengua durante una sospechosa visita que hizo en 1953 a Ganímedes, el satélite de Júpiter. Escribió varios textos en varkulets, incluidos una fonética y su autobiografía. Pero su obra máxima fue la traducción que hizo del Martín Fierro por sugerencia del padre jesuita Benito Segundo Reyna (1900-1982), famoso en los setenta por su interés en los ovnis. El incunable, en realidad, era para regalárselo al comodoro Santos Domínguez Koch (1926-2008), quien incorporó el texto en varkulets en su obra “Martín Fierro en el mundo de los idiomas” (2003), único censo de traducciones del poema gauchesco. Casi no quedan vestigios de esta curiosa lengua contemporánea, pese a lo cual batió un record inverso de hablantes conocidos: uno.
6. EL UMMITA. Fue el usado por los nativos de Ummo (un planeta en órbita alrededor de Iumma, identificada como Wolf 424, una estrella binaria en la constelación de Virgo) y por algunos terrestres, casi todos españoles, franceses y argentinos. Los ummitas fueron tomados muy en serio en un ciclo de reuniones periódicas celebradas en el café Lion de Madrid, allá por el año 1966, cuando los contertulios recibían llamadas telefónicas y un copioso correo de estos seres, infiltrados en todo el planeta, a juzgar por la presencia en los sobres de estampillas de diversos países. En sus cartas intercalaban vocablos de Ummo para ir familiarizando con su idioma a los contactados. En 1979, el español Antonio Moya Cerpa ordenó sus voces. Se han llegado a escribir artículos titulados en ummita. Por ejemplo, “Buawaigaai Ayuyisaa ‘Argentina’ do ia Kaawaea Ummooemmi ia Oyagaa” (“Percepción de la Red Social Argentina de la Llegada de los Hombres de Ummo a la Tierra”), publicado en la revista Cuadernos de Ufología en 1994.
7. EL IRDÍN. Desde 1983, el contactado Ángel Cristo Acoglanis (1924-1988) convocó encuentros periódicos sobre la explanada de Los Terrones, una formación geológica de las sierras de Córdoba, tres años antes de que explotara la pasión platillista del cerro Uritorco, cerca de la localidad de Capilla del Monte. En esas meditaciones veían luces extrañas, consideradas “naves”, y “hermanos Mayores”, entre otros fenómenos previstos por el gurú, como por ejemplo la visualización de la ciudad de Erks, a fin de demostrar que Acoglanis podía traer a la tercera dimensión una urbe situada en la cuarta. Ángel se presentaba como médico griego pero era un osteópata nacido en Rosario, provincia de Santa Fe. Con la puesta de Sol, el falso médico se enfundaba en un poncho de todos colores acompañado por dos sacerdotisas –una de ellas su esposa, Beatriz Mühn, la otra su amante–, no sin asumir la identidad de un ser cósmico, Saruma. Según el curandero, esos mantras en irdín eran de origen extraterrestre, aunque aclaraba que éste era un idioma influido por el sánscrito y el sumerio. En la mañana del 19 de abril de 1989, su mejor amigo, Rubén Antonio, hermano del financista de Juan Domingo Perón, descargó siete balazos al contactado, quizá por un litigio amoroso. Desde entonces, esa región de las sierras de Córdoba destila infinitos gurúes, comunidades y sanadores que han declarado al rosarino su guía, a quien aún creen médico griego.
LENGUAS DE CIENCIA FICCIÓN
8. EL KLINGON. Es la lengua alienígena más popular del universo de Star Trek. Millares de trekkies (fanáticos de la serie) adoptaron el klingon como segunda lengua, ya sea para jugar rol, devoción o para conversar con otros fans. En 1985, la productora de la franquicia le pidió al lingüista Marc Okrand que sistematizara el idioma y así nació el diccionario Klingon. En el 2000, el Instituto del Lenguaje Klingon (ILK), que imparte cursos, seminarios y congresos, tradujo Hamlet al idioma oficial del planeta Qo’noS. El klingonés, un lenguaje brusco y gutural, es limitado, pues permite casi solamente hablar de viajes siderales, batallas interplanetarias o súper tecnologías alienígenas. Sus raros grafismos tienen voz propia. Por ejemplo: “Eso es una gran noticia” se traduce “buy’ ngop” (Literalmente “Los platos están llenos”). “Es el lenguaje en más rápido crecimiento de la galaxia”, reza el eslogan del ILK.
9. EL NA’VI. Es la lengua que hablan los pueblos originarios de Pandora, esos pitufos gigantes que protagonizan la película “Avatar” (James Cameron, 2009). El creador del idioma, Paul Frommer, doctorado en lingüística por la Universidad de Carolina del Sur, y contratado por el director, es un confeso admirador del klingon. “¡La lengua trekkie ha adquirido vida propia!”, se asombró una vez. El cineasta pidió al científico que el Na’vi fuese fácil de aprender por los actores y no se parezca a ningún idioma conocido, un reclamo atrevido si es verdad que Cameron abrevó de excesivas fuentes de inspiración antes de escribir el guión. Frommer se tomó cuatro años en crear el idioma y él mismo se encargó de enseñárselo a cada actor. Su vocabulario supera las mil palabras y crece mientras los fans crean nuevos términos y éstos son aprobados por su autor desde el sitio learnnavi.org/.
¿Necesitamos seguir imaginando idiomas?
Probablemente sí, sobre todo quienes aspiran a disfrutar y entender por qué en el mundo campean las más coloridas y diversas lenguas, o le dan chances a la idea de establecer comunicación con seres de otros mundos. Seguramente no, si insistimos en vivir en un planeta donde sólo un puñado de privilegiados aprende a leer, escribir y perfeccionar sus capacidades de comprensión. Sólo en la Argentina, el 54% de los niños de 10 años no pueden leer y entender un texto simple.
Una respuesta a quienes ansían seguir buscando la lengua perfecta acaso no dependerá de revelaciones de otros mundos sino, antes bien, del creciente perfeccionamiento de los sistemas de traducción de los idiomas disponibles.
Alejandro Agostinelli es editor del blog FactorElBlog.com
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