De aquellos bicivoladores a estos riders de Internet
A los 8 años vi en el cine una película que marcaría mi vida: Los bicivoladores. Ahí, sentado en el cine, sentí que ponían en imágenes eso que yo hacía (o quería hacer) con mi bicicleta desde que me regalaron una. Andar rápido, doblar fuerte y saltar. No bien salí de ahí le dije a mi viejo que quería hacer eso. Eso era la BMX, un deporte nuevo y bastante desconocido por esos años. Empezamos a averiguar dónde podía practicarlo. No era fácil: la única pista que había en el club Sacachispas había cerrado y entonces tuve que hacer mis primeras piruetas en una pista improvisada en Parque Centenario que el padre de un amigo, tan fanático de la bici como yo, había armado con algunas ramitas y un poco de barro. Fue mágico, y entonces nunca más quise bajarme de la bici.
Ahora las cosas cambiaron: por empezar, los chicos de hoy no necesitan ir al cine para ver volar a otros chicos en una bicicleta: basta con entrar a YouTube, teclear BMX y ahí aparecen, a un clic, los riders y máximos exponentes del deporte. Y tampoco tienen que disfrazarse de detectives para averiguar dónde pueden practicarlo: ingresan BMX en cualquier buscador y aparecen distintas escuelas y pistas adonde ir, incluso con opiniones y recomendaciones.
Desde que arranqué, el deporte en sí ha cambiado mucho: las pistas son mucho más rápidas y las técnicas y velocidades, más altas, al igual que las bajadas. Y las bicis también cambiaron: hoy son ultralivianas y veloces, lo que aumenta el nivel de adrenalina y la preocupación de los padres. Por eso acá lo importante es hacer hincapié en el uso de protecciones y en respetar el tiempo de los chicos. La prioridad es la seguridad de los chicos y en 10 años que doy clases a los más pequeños ninguno tuvo una lesión.
El valor agregado de un deporte como el BMX es que los niños forman una personalidad muy fuerte y una capacidad de reponerse rápidamente. Mentalmente son más rápidos y tienen mayor capacidad de resolución, así como un alto grado de concentración bajo presión.
Lo que no ha cambiado tanto son los motivos o las razones por las que un chico quiere empezar a hacer este deporte. Primero, para divertirse. Y después, para experimentar esa dosis de adrenalina y esa inigualable sensación de sentirse libres. Y, por supuesto, está lo de hacer lo que no todos hacen. Porque fútbol, tenis y básquet hacen todos, pero no son muchos los que pueden decir que "vuelan" en bicicleta. ¿O sí?
Profesor de educación física especializado en alto rendimiento
Ariel Maximiliano García
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