Andrés Hatum. “Los líderes autoritarios quedaron en evidencia”
Profesor y columnista, publicó Infierno. Líderes y organizaciones que matan, una fuerte crítica a los puestos de mando
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Pese a su hiperproductividad como profesor, consultor y columnista, Andrés Hatum no es indemne a los efectos de la pandemia. “Estoy un poco harto de la falta de sociabilización, de poder dar un abrazo a alguien, de ver a mis hijos ir al cole con sus amigos”, dice. No obstante, rescata de este momento excepcional el freno que pudo poner al ritmo habitual que llevaba. “Me hizo reflexionar más y escribir más. Así que este año salieron un manual e Infierno. Líderes y organizaciones que matan (Vergara), mi libro más bestial”. En este ensayo, el autor se enfoca en los tipos de liderazgos en distintas organizaciones; al leerlo, se confirma la presunción de que en los puestos de mando no abundan los líderes virtuosos. “Si esta pandemia espantosa nos puede dejar algo bueno, es que los jefes asquerosos, bestiales, brutales desaparezcan. Ojalá que eso pase”. Ese es uno de los propósitos de su dantesco ensayo.
–¿La pandemia reforzó los liderazgos “infernales” que describís en tu nuevo libro?
–Los puso en evidencia. A nivel político, los líderes más autoritarios quedaron en evidencia. Es cuestión de ver cómo manejaron la pandemia los dictadores y los autoritarios: te encierran, usan las vacunas como un resorte de poder y tratan de suprimir tu libertad. En las empresas, los líderes bestiales también quedaron expuestos. La crisis necesitó de líderes y jefes con una cuota de humanidad y de bajar del pedestal del poder a la vida real de las personas.
–¿Cómo reconocemos a un líder psicópata?
–Un jefe psicópata te hace la vida imposible y los que trabajamos sabemos rápidamente cuando eso pasa porque tu vida se convierte en un infierno: te sentís mal, te duele la cabeza, la panza y, lo peor, lo tenés a él o a ella reventando tu vida personal y profesional. El “jefechotismo” abunda en las organizaciones. Sin embargo, la pandemia los expuso y espero que luego de la crisis las organizaciones tomen decisiones más adecuadas sobre sus líderes. El líder espantoso baila su mejor baile cuando hay crisis porque muchas empresas necesitan de sus servicios para arreglar problemas. Pero estos líderes psicópatas revientan en tiempos de estabilidad. Son líderes bomberos. No son estratégicos.
–¿Hay tácticas para evitarlos?
–Para evitar que los psicópatas arrastren a una organización al desastre, hay que tener un plan de sucesión muy claro, ya que es la mejor forma de vacunar a la organización contra el candidato desastroso. Y la decisión de sucesión debe ser tomada por gente que realmente dedique tiempo a seguir al candidato a través del tiempo. También hay que entender la ética del candidato. Esto no es muy fácil en un proceso formal de entrevistas; los psicópatas tienen una habilidad especial para manipular y decir a los entrevistados lo que quieren escuchar.
–La mayoría de los ejemplos de tu libro son líderes varones...
–La mayoría de los líderes espantosos del libro son varones porque son ellos los que, a lo largo de la historia, se mandaron las mayores cagadas. Si hubiera habido más mujeres en posiciones de liderazgo, otro habría sido el título del libro. La llegada al poder de las mujeres es un bálsamo para la animalidad masculina.
–¿Cuál es la contracara de los líderes tóxicos?
–No está mal usar el poder y la influencia: es parte de lo que hace el líder. Pero un líder efectivo con sus acciones beneficia a todos y genera compromiso. Además dice la verdad. Puede tamizar el mensaje pero dice la verdad. Y mientras más transparente sea, más creíble va a ser. En las organizaciones hoy, es fundamental que ese líder efectivo también sea un facilitador, que lidera desde el centro y no desde el piso 40.
–¿Por qué los incompetentes llegan al poder?
–La incompetencia surge por querer superar los límites de nuestras propias posibilidades. Esto sucede cuando las organizaciones nos llevan al límite: nos convertimos en inútiles. Sin embargo, la incompetencia también puede darse cuando, además de forzar el crecimiento hasta los límites de la inutilidad, nos encontramos con seudolíderes que no ven la realidad. En la vida profesional, hay que tener más en claro cuál es mi límite que la ilusión de a dónde llegar. Hay que evitar la tentación del súper puesto.
–Por último, ¿qué virtudes debe tener un líder hoy?
–Escuchar al otro, ser un facilitador, entender qué le pasa a la otra persona cuando se mezcla la vida personal y la profesional y, como hoy, cuando el trayecto de la oficina a la casa es de pocos metros: lo que te lleva ir de la cama al living. El líder debe tener la capacidad de accionar rápidamente pero también tiempo de reflexión para generar una estrategia que supere la mera supervivencia y mire al futuro.
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