En Navidad, los excesos culinarios no se hacen esperar. Desde las carnes grasosas como el lechón o el cordero hasta guarniciones como ensaladas con abundante mayonesa, las cenas navideñas suelen ser una bomba calórica. Y por si fuera poco, los dulces navideños como el pan dulce se suman a la fiesta, y las bebidas alcohólicas, como el champagne o la sidra, tampoco ayudan a mantener el equilibrio nutricional. De esta manera, esta celebración se convierte en una verdadera prueba para nuestra salud.