Cucurto: "Vivimos en una sociedad de extremo peligro"
Poeta, escritor y dibujante, el creador del "realismo atolondrado" vuelve al ruedo con su habitual desprejuicio a la hora de escribir
Santiago Vega nació en Quilmes en 1973, completó la escuela secundaria y luego trabajó en supermercados. Por intermedio de un compañero de trabajo, comenzó a interesarse en la literatura y luego se hizo amigo de escritores y editores porteños. Parte de su biografía es narrada por él mismo en uno de sus libros, Las aventuras del Señor Maíz, de 2005; allí incluso se cuenta el nacimiento del nombre literario de Washington Cucurto, mezcla de tributo a los descendientes de africanos nacidos en Uruguay y a la tartamudez. Sus primeros libros, publicados a partir de 1990, fueron de poesía. Junto con otros escritores, quizá de manera involuntaria, integró una tendencia, el "realismo atolondrado", que conjugaba la oralidad, la narración en verso de escenas populares y la trastienda de escritura en un ambiente de cumbia, inmigrantes latinoamericanos y coloridas fantasías sexuales. Y, de paso, fue creada una figura de autor.
En 2003, con la publicación de su novela Cosa de negros, que transcurría en el barrio de Constitución, se convirtió en un best seller local. Le siguió, con una curiosa campaña de marketing, El curandero del amor. Si bien la poesía no quedó relegada, las narraciones se multiplicaron: cuentos, novelas cortas y largas (más bien cortas), además de la fundación de la cooperativa Eloísa Cartonera, un emblema de la cultura argentina en tiempos de crisis económica. A esas labores Cucurto les sumó otras. Desde hace pocos años crea cómics, collages, dibujos y fanzines. Y este año debutó por partida doble en otros dos sellos. Blatt & Ríos reeditó Fer, una novela breve protagonizada por tres chicas que se asemejan a Fernanda Laguna, Cecilia Pavón y Gabriela Bejerman, y Lamás Médula dio a conocer La pasión según Cucurto, una antología de relatos de diversas medidas ("cumbielas"). La foto de tapa muestra a Cucurto como un Cristo reconfortado por una dama sexy en ropa interior.
-A inicios de año, ya se publicaron dos libros tuyos.
Fer es una novela de estética imaginaria, trata sobre las aventuras de unas chicas que, en los años 2000, ponen un lavadero de ropa. Es una novela poética, barroca e imaginativa. La escribí en 2003 y fue editada en una pequeña edición en Eloísa Cartonera. Ahora la reedita Blatt & Ríos. Damián Ríos es uno de nuestros grandes lectores y editores, ha sido un amigo y lector muy importante, casi decisivo, en mi primera etapa de escritor, así que esta preciosa edición yo la tomo como un homenaje a la amistad y el laburo de ambos. Por otro lado, Lamás Médula, una editorial interesante, con un buen catálogo, acaba de publicar La pasión según Cucurto, una antología muy grande de mis cuentos.
-¿Cómo se concilian en vos el poeta y el narrador?
-Cuando comencé a escribir, leía de todo, casi igual que ahora, sólo que en esos primeros años no discriminaba entre las distintas formas de expresión literaria, no lograba dimensionar la particularidad de cada género. Así que escribía de todo, casi sin darme cuenta, sin decirme "esto es poesía", "esto es narrativa". Un día escribía un cuento; otro, una novelita, y luego una serie de poemas. Muchas veces se me ocurrían al mismo tiempo, e incluso en el mismo día.
-¿Y ahora, con más de veinte libros publicados?
-Hoy tengo un poco más de conciencia, no soy tan impulsivo, pero he vuelto a escribir como siempre, como cuando tenía veinte años. Estoy pasando un gran momento, por otro lado porque seguramente este año volveré a mi primer amor, a mi hogar, como llamo a la editorial Interzona. Eso sin contar mi libro bienal en Emecé.
-A fines de 2015 hiciste una exposición de dibujos en el Macro de Rosario, ¿cómo surgió Pájaro afrodisíaco?
-Hace años que me dedico a pintar, como un hobby obviamente, pero mis cosas gustaron y pude exponer en varios lugares. Uno de ellos fue ese museo de Rosario, donde hice una muestra con más de ciento cincuenta dibujos y pinturas. La recepción fue increíble, se adquirieron muchas obras y estoy contento porque los visitantes de la muestra salieron con una recepción sumamente positiva. También había cómics y poemas visuales míos. Ediciones Iván Rosado publicó algunos de esos cómics en Si te copás y curtís.
-¿Qué hacés en tu tiempo libre?
-No tengo tiempo libre, me dedico a escribir, pintar y dibujar casi todo el día. Es una actividad agotadora, pero muy placentera. Además también trabajo en la Cooperativa Eloísa Cartonera y escribo comentarios para distintos medios.
-¿Tus chicos van a escuelas públicas o privadas?
-Mis hijos van a escuelas públicas. Estoy muy triste y preocupado por el poco valor que le damos a la educación en el país. La problemática se divide en una línea de gran hipocresía, por un lado están los que les echan la culpa a los maestros y los que le echan la culpa al gobierno. Creo que no se puede responsabilizar a los maestros. Es un problema de toda la sociedad, la sociedad es la culpable. Es uno de los grandes temas a solucionar. Antes de quitar o sacar retenciones o cobrar retenciones, luchar contra la inmigración, el narcotráfico, etcétera, deberíamos pensar en cómo solucionamos la educación nacional. No se le puede echar la culpa al gobierno de turno. Además, la sociedad y los padres exigen y no hacen nada. Los colegios no son reservorios donde los padres dejan a sus hijos para poder ir a trabajar. Eso es una locura. Las maestras no son niñeras, son docentes, educadores. Hay mucha hipocresía. Los padres se quejan de los paros porque "no tienen dónde dejar los chicos". No les importan las condiciones laborales de los maestros ni las de sus hijos. Y los maestros, por otro lado, sólo hacen paro para pedir aumento de sueldo, jamás vi que hicieran paro para que se mejore la educación, para que arreglen los colegios, para que los chicos no pasen de grado sin saber nada, para que mejoren las viandas y den comida de verdad.
-En tus ficciones las mujeres son siempre superpoderosas, sensuales, lúcidas. ¿Qué mirada tenés sobre las luchas feministas actuales?
-Esas luchas crean mucha conciencia en la población. Vivimos en una sociedad de extremo peligro y está bien luchar contra la violencia en todas sus facetas. Es cierto que hay una saña, cierto extraño odio contra las mujeres. Es algo horrendo que se debe combatir y el Estado debería intervenir de alguna forma. No se puede seguir matando a las mujeres, hay que parar con esta locura.
En la variedad está el gusto
Washington Cucurto asegura, un poco en broma y un poco en serio, que su bebida favorita depende de muchas cosas, en especial de las circunstancias o la hora del día. "Me gustan la cerveza y el vino -dice-, pero en épocas de crisis a veces me tengo que conformar con tomar jugo Tang disuelto en agua de canilla.
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