The High Line
Es hoy el parque más visitado de Manhattan, construido sobre una vía elevada. Hacia principios del siglo XX, el tráfico de carros era muy alto en la zona donde se asentaban los matarifes de la ciudad. Por esto se construyó una vía de tren en altura, desde el puerto hacia los frigoríficos, a fin de mejorar la circulación. Para fines del siglo XX la vía quedó inutilizada y comenzó a derribarse en algunos sectores. Los vecinos presionaron para salvar lo que era parte de la historia. Por ello, se realizó un concurso de propuestas para revalorizar la zona y ganó la idea de hacer un parque lineal.
A la magnífica intervención arquitectónica se sumó el diseño paisajístico de Piet Oudolf, un genio en generar plantaciones mixtas de gran atractivo visual, que aportan su cuota para atraer insectos benéficos y mariposas.
Entre la primavera y el otoño se disfrutan sus borduras naturalistas. En invierno vale la pena atravesarlo para descubrir especies que sobreviven bien al frío. Todo el año es atractivo debido a los recursos arquitectónicos que impactan, como los bancos que parecen surgir del suelo, las gradas y reposeras que invitan a hacer un alto.
Los martes al atardecer suelen reunirse integrantes de la asociación de astrónomos con sus telescopios y comparten lo que observan con los visitantes.
Durante la primavera y el verano hay muchos programas para disfrutar en este parque. En abril y mayo suele haber jornadas de división de matas, donde todos ponen las manos en la tierra, aprenden a propagar y se llevan una planta.
Central Park
Si hablamos de parques de Nueva York, la mayoría pensará en el Central Park. Este parque fue diseñado en 1857, por el paisajista estadounidense Frederick Law Olmsted junto con el arquitecto y paisajista británico Calvert Vaux. La construcción total llevó varias décadas, pero a medida que la población de la ciudad crecía a pasos agigantados, era cada vez más necesario desarrollar un espacio libre.
Olmsted y Vaux se inspiraron en un parque inglés y ganaron un concurso entre varias propuestas. En un viaje a Inglaterra, Olmsted había conocido el reciente parque Birkenhead, el primer parque público de la historia, cerca de Liverpool. Fue un disparador para el desarrollo de su propuesta. La idea visionaria de este espacio verde era dar a la isla, en su zona central, un pulmón verde. La topografía escarpada y el suelo rocoso hacían que esas tierras fueran de relativo bajo valor, por eso se habían asentado familias de trabajadores que fueron reubicadas en una zona más alejada, dando inicio al barrio de Harlem.
El parque posee la mayor arboleda de Ulmus americana, especie protegida.
El Central Park es un parque clásico, con una propuesta atractiva. Posee diferentes monumentos, un zoológico e incluso alberga al Metropolitan Museum of Art. El manejo de la escala, con los grandes árboles que atenúan el impacto visual de los edificios, su diseño suelto y orgánico, que disimula la cuadrícula formal de Manhattan, y sus distintas propuestas a lo largo de las 341 ha hacen del Central Park un lugar ineludible para visitar.
El parque es atractivo todo el año, pero es aconsejable "vivirlo" un sábado o domingo, cuando los neoyorquinos se dedican a disfrutarlo. Vale la pena la experiencia.
Erie Basin Park
Visitar este parque implica hacer una estupenda navegación desde el East River al sur de Brooklyn, que permite observar el sudeste de Manhattan, Brooklyn y el Puente de Brooklyn desde una perspectiva única. Este parque se encuentra en el barrio de Red Hook, llamado así porque es una zona de tierra arcillosa. Esto, sumado a la incidencia de los vientos de la costa, ha dificultado el desarrollo de grandes árboles.
Por ser un punto estratégico para la defensa de Manhattan, en épocas de la independencia americana se erigió allí un fuerte. Ya en tiempos de paz, la zona pasó a ser un astillero con importantes muelles. La tienda Ikea compró el astillero de unas 10 hectáreas, construyó el edificio comercial en el punto más alejado del agua y en la orilla un parque público único. El proyecto paisajístico estuvo a cargo de Lee Weintraub, quien decidió tomar los elementos encontrados en el astillero —como cuerdas, caños y un sinfín de objetos— para transformarlos en obras de arte, y así "salvar todo lo que se podía salvar".
Lo mejor es salir por la tarde para regresar a la noche y ver la ciudad y el puente iluminados.
Hudson River Park
A lo largo de la costa del Río Hudson, desde Battery Park hasta la calle 59, se desarrolla este gran parque, el segundo en extensión en toda Nueva York. Fue proyectado por varios paisajistas que han intervenido en diferentes sectores. Posee pistas para ciclistas, sendas para peatones, campos deportivos de tenis y fútbol, jaulas de golf, zonas para perros y sectores de juegos para niños. También se distinguen numerosas obras de arte.
LA NACIONDesde la primavera hasta el otoño es una zona deliciosa para transitar; sus espectaculares esculturas lo hacen también atractivo en invierno.
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