Con amigos, en pareja, en familia, o con los de la oficina: te recomendamos cuatro opciones para que celebrar sea, especialmente, una excusa para comer y beber bien.
COMEDOR NARDA
En su sitio web, Narda Lepes publica recetas, la mayoría son comidas pensadas para recibir en casa, para la familia, o para festejos como la Navidad. La tradición está instalada y ahora Narda –de este lado de la pantalla– tiene la posibilidad de dar de comer –en vivo y en directo– en su nuevo restaurante family friendly, ambientado con sillas escolares, que abrió hace dos meses.
Alrededor de las mesas de Narda Comedor se pueden reunir amigos, pero también parejas con cochecito para bebés, porque hay espacio entre las mesas. En los rincones tiene almohadones gigantes con forma de frutas y verduras. Para lavarse las manos, no es necesario ir al baño, ubicado en el primer piso, porque en planta baja hay un piletón y una canilla. Al lado, un dispenser de agua, porque la intención es que se tome a gusto y piacere, más allá de que en la carta figure un agua natural de Misiones. Para los niños y bebés se ofrecen propuestas del menú en platos copetineros (pescado, tomates cherry, medio huevo, porotos, puré y brócoli, cada ingrediente por separado).
“Desde hace 17 años cocino todos los días algo diferente, por eso definir los platos del restaurante fue lo más fácil y lo último que elegí”, explica Narda. “Lo distinto fue cómo transmitir sin dar una lección: comé más verduras, tomá más agua, ingerí los ingredientes en las proporciones correctas”.
El lugar está abierto todo el día. Al mediodía, el servicio de mesas está a cargo de mujeres de más de 50, sin experiencia previa en gastronomía. “Tomé el ejemplo de mi tía Vivi, con la que hice el programa, que estaba en su casa, embolada, hasta que la llamé por ese proyecto y tenía mil pilas para trabajar”.
La cocina es la de Narda: producto local con preparaciones que aprendió a hacer en sus viajes al exterior, o cocina de estilo argentino con una vuelta de tuerca. Un trabajo que se hace en equipo. La carta es corta. “No está dividida en entradas y principales, sino en platos chicos y platos al medio, en un 60% compuestos por vegetales”.
¿Qué probar? La cebolla glaseada, con crema de papa, jugo de carne, migas y piñones ($160). La Palta que lo Parió, con salsa de chile dulce y queso halloumi ($180), la burrata con espárragos y polvo de hongos ($250). De los postres el Étnico y Sensual, una baklava con semifredo de dulce de leche y frambuesa ($170). La idea es compartir, porciones o propuestas de platos más importantes que el mozo ubica en el centro de la mesa. La familias, felices.
Mariscal Antonio José de Sucre 664, Belgrano
Martes a sábado de 12 a 23.30
6131-0664
@nardacomedor
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EL MIRASOL
Meryl Streep acercó su dedo índice a la boca, haciendo el gesto de silencio, después sonrió. De este modo, le pidió discreción al mozo cinéfilo que la había descubierto en Buenos Aires, de vacaciones con su familia, en el primer piso de El Mirasol, en la recova de la calle Posadas. La actriz de Mamma Mia! y Los puentes de Madison es solo una de las tantas celebrities que visitó esta parrilla elegante, a pocos metros de los hoteles 5 estrellas de la ciudad.
Por su ubicación cercana a Retiro, esta sucursal (las otras se encuentran en Boedo, Puerto Madero y Tortuguitas) suele ser un punto elegido para reuniones laborales y encuentros corporativos. Con el plus de que en la mesa de al lado puedan sentarse Bono, Colin Farrell, Owen Wilson, Bon Jovi, Robert Duvall, Leonel Messi o Diego Maradona. En general, más que los comensales regulares, son los turistas norteamericanos quienes se alborotan ante la presencia de famosos. En la parrilla, además, desde que inauguraron en 1992, almuerzan o cenan con asiduidad funcionarios de gobierno de todas las administraciones.
Carlos Fernández (38), hijo de uno de los dueños, conoce a todos los políticos desde su adolescencia, cuando comenzó a colaborar en el negocio familiar. Los menciona por su nombre de pila, y tiene la precaución de no avisar a los paparazzi cuando se sientan a una de las mesas de El Mirasol, para permitirles que coman tranquilos.
“La carta comienza con las empanadas ($60), una receta que tenemos desde el inicio del restaurante”, explica Carlos. “Son un clásico las de carne picada, con huevo, fritas soufflé. Luego están las entradas y las achuras, que son nuestra especialidad. Trabajamos con una parrilla en V, donde las carnes se asan muy cerca de las brasas tapadas con cenizas. Para que no se enfríen, se sirven en planchas eléctricas calientes, que no provocan humo”. De esta manera llegan a la mesa el vacío ($360), la colita de cuadril ($320) y la entraña ($430). “Los cortes se ven siempre iguales porque trabajamos con frigoríficos a los que les especificamos las características de cada pieza con sus medidas mínimas y máximas”.
El primer local abrió en el barrio de Boedo, hace 50 años, como un restaurante de cocina regional. “Quienes antes venían con sus abuelos, ahora lo hacen con su familia”, comenta Carlos. En verano, los días más frescos es lindo comer en el patio, coqueto, con plantas, protegido por toldos. Para las fiestas abren el 25 y el 1° de enero, ambos días a la noche. La copa de champagne suele ser un clásico, tanto para la espera como para el brindis.
Posadas 1032, Retiro, y sucursales
Todos los días de 12 a 2
4326-7322
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MALLOY'S
El cocinero Gastón Maceira (45) es fan de Francis Mallmann. Se compra sus libros, lo sigue en la televisión y en sus inicios trabajó en Cholila, el restaurante que el famoso cocinero tuvo en Puerto Madero. “Me gusta el hecho de que Mallmann se mantenga fiel a sí mismo y con los años perfeccione su propuesta de platos simples. Esa es la cocina que me gusta y en la que comencé de manera profesional. En ese restaurante trabajé por primera vez en 1995. Fue fuerte ese servicio, sobre todo el hecho de estar lejos de mi familia, pero después me acostumbré porque tuve que trabajar muchas veces para las fechas festivas y ahora me resulta algo normal”.
En Malloy’s, desde hace dos años, Gastón trabaja de espaldas al Río de la Plata, el imán para la visita a este llamado “bar de costa”, en Martínez. El nombre es un homenaje a tres famosos surfistas californianos y es punto de encuentro de grupos de amigos de todas las edades.
“El menú está ideado con platos ricos, que salen rápido: carnes a la parrilla, pescados, frituras, sándwiches y pastas”, resume Gastón, quien trabajó en el club de polo Puesto Viejo, los restaurantes Club Social y La Pescadorita. “La comida que cocinamos está relacionada con el volumen de gente que recibimos, casi 500 cubiertos, que es la capacidad del lugar, pero que los fines de semana llegamos a duplicar”.
El lugar tiene dos plantas, ambientadas en madera, con detalles que aluden a la vida de balneario. Posee barra, mesas con distintas capacidades, boxes y una terraza con media sombra y sombrillas con excelente vista al río. Cuando hace buen tiempo, lo ideal es llegar temprano, para evitar la espera. No toman reservas, pero de manera anticipada, para grupos, se pueden contratar menús fijos con platos de la carta, en la cual la novedad es el sushi.
Entre las propuestas más pedidas se encuentran las rabas con alioli ($200), las ribs laqueadas con salsa de barbacoa, ensalada coleslaw y papas ($380) y el bife de chorizo con papas y manteca ($330). De los postres: el húmedo de chocolate ($150) y el apple crumble ($120), ambos con helado de crema. Para beber lo mejor es optar por el vino y/o cervezas industriales. El menú ejecutivo, al mediodía, es de $250, incluye un plato, postre y bebida.
El 31 de diciembre pasado, a la noche, Malloy’s abrió a la hora de la cena con un menú especial, un evento que se repetirá en 2017, cuando se pueda descorchar un espumante y brindar, frente al río, para recibir el Año Nuevo.
Sebastián Elcano 1718, Martínez
Todos los días de 12 a 2
4798-4262
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FREUD & FAHLER NC
Cuando este restaurante estaba en la calle Gurruchaga, hubo un festejo de fin de año en el que Pol Lykan cocinó un menú de pasos. Después de las 12, empezó a tocar un DJ y con la música se mezclaron en una pista los clientes, el personal, vecinos e invitados. “¡Estuvo muy bueno! Pero solo lo hicimos esa vez”, recuerda el cocinero de bajo perfil y formación en alta cocina, que a fines de los 90 creó F&F. Pol recuerda: “Al poco tiempo de abrir, los restaurantes en la zona eran pocos: La Cantina de la Plaza, Azafrán, Ravé y nosotros. Había diseñadores emergentes, bares, talleres mecánicos y estudios de arquitectura. Algo de ese espíritu posee esta zona periférica de Palermo en la que estamos en la actualidad”.
Desde 2011, el restaurante está ubicado en la esquina de Cabrera y Godoy Cruz. “Me gustó este local el día que lo conocí, pero me parecía de difícil acceso. Esa noche, cuando llegué a mi casa, escuché el anuncio de cambio del sentido de circulación de Cabrera. Fue muy loco, una señal de que tenía que hacer el cambio”. Así, Pol Lykan dejó la casa centenaria que albergó uno de los primeros proyectos de la llamada “cocina de autor” en Palermo, a una cuadra de la plaza Serrano.
El lugar es íntimo, de pocas mesas (la mayoría para dos) y posee clientes fieles. Parejas a las que el cocinero conoce desde que eran novios. Su cocina es sofisticada y simple a la vez, con sabores que sorprenden y platos de todos los días.
“La cocina que hago es consecuencia de la vida, del movimiento, y de lo que generás a partir de eso. Antes era un joven caprichoso que se enojaba si un cliente pedía cambiar una guarnición, ahora soy más flexible”. Dos detalles que suman: no cobran servicio de mesa y utilizan mantelería de algodón.
Los pescados, las milanesas con espaguetis, la papa rosti con rúcula, panceta y huevo pochado, son los must del menú ejecutivo (desde $230); de las tapas, los buñuelos de algas y espinaca, con hierbas y queso ($98) y la bomba de ají de gallina, brotes de coriandro, y mayoalli amarillo ($95); entre los platos, la paleta de cordero patagónico cocinado al vacío con quinoa, olivas, chimichurri, papines y pimientos ahumados ($385). Para beber hay cerveza artesanal y vinos.
La propuesta se plasma en dos cartas, una impresa en papel blanco y otra de portadas en negro. La primera tiene opciones de menús; la otra ofrece una variedad de tapas, principales y dulces, cada plato ilustrado por el cocinero. “El papel es un paladar mental, un marco de contención para cerrar la idea de sabores de un plato”. Un método que funciona hace años y divierte a los comensales.
José Antonio Cabrera 5300, Palermo
Lunes a viernes de 12.30 a 15.30, sábado de 12.30 a 16, jueves de 20.30 a 24, viernes y sábado de 20.30 a 1
4771-3652
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