Cuarentena fit. El desafío de entrenar en casa
Una hora diaria de crossfit en el gimnasio, de lunes a sábado, complementada con una salida en bici de 20 kilómetros los domingos, esa era la rutina de actividad física de Fabiana Taboada. La rutina precuarentena. Ahora participa todos los días de una hora de clase virtual que imparten desde su gimnasio, a veces acompañada por su hijo. "No me costó mantener la regularidad –dice esta dermatóloga de 46 años–. Hasta es más cómodo al no tener que salir de casa ni estar atada a los horarios, porque como las clases quedan grabadas las puedo hacer en cualquier momento del día. Sí fue un tema el de los materiales, pero desde el gimnasio me enseñaron a adaptar elementos del hogar para hacer ejercicio".
Fabiana integra el 74,65% de habitués de gimnasio que, según una encuesta de la revista Mundo Fitness, sigue haciendo actividad física con regularidad. Muchos han optado por seguir a alguno de los mil y un trainers que ofrecen sus clases en YouTube, otros –como Fabiana– las actividades que sus gimnasios ofrecen en forma virtual. Casi todos corrieron a comprar elementos para hacer ejercicios en el hogar antes de que empezara la cuarentena.
"Para mantener el contacto con sus clientes, los gimnasios han optado por ofrecer servicios digitales: clases en vivo y a demanda, programas personalizados online, por ejemplo –comenta Guillermo Vélez, editor de Mercado Fitness–. Alrededor del 60% de los gimnasios optó también por alquilar su equipamiento a los clientes y, en algunos casos, ofrecen una combinación de ambas cosas: alquilan los elementos y ofrecen online la clase que se hace con esos mismos elementos que alquilaron".
La mayoría de quienes han logrado mantener cierta regularidad en la práctica de actividad física lo hacen con la asistencia de su gimnasio precuarentena: el 42,76% siguiendo videos o clases gratuitas de su profesor, mientras que el 17,49% paga por las clases que le ofrece en forma virtual su gimnasio.
Sin embargo, un porcentaje no menor –la segunda minoría, el 22, 56%– lleva adelante su propio plan de entrenamiento, al mismo tiempo que un 15,44% opta por seguir clases gratuitas a las que accede vía YouTube, Instagram o alguna otra plataforma de redes sociales. Este último es el caso de Fernando Castro, de 47 años, amante del running, que tres días a la semana sale al patio de su casa notebook en mano para engancharse a alguna clase de FitBox seleccionada al azar en la red.
"No poder salir a correr es un bajón, todavía estoy con las ganas reprimidas de cuando dijeron que íbamos a poder salir en un radio de 500 metros y al día siguiente dieron marcha atrás... –se lamenta–. No me gusta hacer ejercicio entre cuatro paredes, por eso a la hora de buscar algo para hacer busqué cualquier cosa que no me resultara muy difícil y que tenga una buena cuota aeróbica, así cuando todo esto termine salgo a correr sin haber perdido tanto el estado físico".
Un dato que señala el interés por mantenerse en estado durante la cuarentena es el explosivo incremento de la venta de elementos para ejercitarse dentro del hogar que se desató en los días previos a la cuarentena, y que se reavivó ni bien se autorizó la venta online de estos productos. "La semana anterior a la cuarentena obligatoria del 19 de marzo se notó un incremento en la demanda del 1000%", recuerda Ariel Ossi, presidente de Sonnos, la fábrica de accesorios de fitness más grande del país.
"Tal fue así que tuvimos que directamente apagar [nuestra presencia en] Mercado Libre, porque no podíamos gestionar la cantidad de pedidos que estaban entrando y teníamos colas de 50 metros en cada uno de nuestros locales –agrega–. La gente previendo que iba a haber un cierre masivo de gimnasios y que se iba a guardar en la casa quiso asegurarse tener elementos para hacer ejercicio. Entiendo que algunos ponen a la actividad física a la misma altura que la alimentación, ¡porque teníamos cola como si fuésemos un supermercado!".
Ya entrada la cuarentena, cuando pudieron retomar la venta online, la demanda seguía viva: "Hoy la demanda que recibimos multiplica por veinte la capacidad productiva que tenemos –asegura–. Lo que más se está vendiendo son barras, discos, mancuernas, colchonetas, bandas elásticas, tobilleras y los famosos equipos de barra y discos para gimnasia localizada; en menor medida se están vendiendo equipos caros como cintas, bicicletas o elípticos".
Equipos sofisticados como los rodillos que permiten anexar a un simulador la bicicleta que uno habitualmente utiliza en la calle ofrecen entornos y condiciones de entrenamiento ideales para quienes tiene una rutina de actividad física amateur pero también profesional.
"Antes de la cuarentena hacía natación, ciclismo, running y fuerza en gimnasio durante la semana, combinando dos turnos por día –relata Jorge Ascani, de 38 años, que da clases de ciclismo de SporTeam a través de Zoom e Instagram–. Tuve que adaptarme a la situación de quedarme en casa, sin poder salir al gimnasio, a correr y a nadar. La posibilidad de tener un rodillo hace que pueda seguir entrenando ciclismo igual que antes, e inclusive más, ya que el tiempo que le dedicaba a las otras disciplinas se lo dedico a la bici".
Hoy Jorge mantiene dos turnos de entrenamiento en bici con rodillo: una hora y media por la mañana y una hora por la tarde. Y desde esa misma posición en el living de su casa es que transmite las clases a sus alumnos. "Cuando no pueden conectarse a la hora de la clase, la pueden realizar cuando ellos dispongan porque las grabamos y las subimos a nuestra aplicación –cuenta–. Además existen varias plataformas y apps donde podés entrenar e inclusive participar de carreras virtuales, en circuitos y con ciclistas de cualquier parte del mundo ¡Hasta existen campeonatos!"
Poco antes de que comience la cuarentena, Pablo Farías había logrado finalmente establecer una rutina de ejercicio. No le había sido fácil, con una hija de unos pocos meses de vida, hacerse tiempo y darle cierta regularidad a la actividad física era un desafío. Pero con mucho esfuerzo había llegado a mantener una rutina de tres salidas diarias de running. Justo entonces llegó la cuarentena... "No quería perder el estado físico que había logrado, así que desde el día 1 del aislamiento empecé a hacer ejercicio en casa siguiente un tutorial de YouTube", cuenta este diseñador gráfico de 40 años.
"La idea era hacer ejercicio con mi mujer mientras nuestra hija dormía... pero no nos duró mucho. La chiquita se despertaba y alguno de los dos tenía que dejar, o me llamaban desde el trabajo para que retome alguna entrega urgente, y así terminé por dejar de hacer ejercicio", agrega Pablo, y admite: "se que de alguna forma tengo que lograr hacerme tiempo, pero por ahora no se cómo. Además, la verdad, es que cada vez tengo menos ganas".
"Para quien no tiene creado el hábito de moverse regularmente, autogestionar su relación con el ejercicio físico no es nada fácil –reconoce Guillermo Vélez–. En mi opinión este aspecto es justamente uno de los principales aportes de valor de un entrenador personal: ayudar a la persona a construir su relación con su cuerpo y el ejercicio, fijar objetivos, definir el camino a seguir y acompañar en el proceso. Para mucha gente, ese tipo de acompañamiento es fundamental si quieren crear el hábito de moverse y adquirir un estilo de vida más saludable".
Reinventarse
Muchos encontraban ese acompañamiento en el gimnasio, de la mano de los entrenadores o incluso a partir de la pertenencia al grupo de tal o cual clase de gimnasia. Pero ahora, solos en casa, hay quienes no encuentran esa palabra de aliento que los mantenga en movimiento. Incluso muchos de aquellos que siguieron en contacto en forma virtual con sus gimnasios encontraron dificultades a la hora de enfrentar la ausencia de la adrenalina que se hace presente en las clases en virtud del factor social.
"Tuvimos que cambiar nuestro mindset y repensar la forma de dar clases durante el confinamiento", reconoce Juan Di Martino, del gimnasio CrossForce. "Nuestro equipo logro superar rápidamente esto, entendiendo que tenemos que brindarles estímulos diarios totalmente innovadores a nuestros alumnos para evitar caer en una monotonía. Algunas de las estrategias que utilizamos y que realmente nos funcionó de maravillas fue la de generar distintos tipos de entrenamiento en vivo sumando shows musicales, DJS que tocaron en tiempo real o invitando también a que nuestros socios y alumnos se sumen a las clases y que sean protagonistas del entrenamiento de ese día. Así logramos una motivación extra para que sigan entrenando y de nuestra parte sorprenderlos con cosas que no esperaban".
"En nuestro caso, hemos creado un entorno privado y exclusivo para los socios, porque le da mucho más valor al sentido de comunidad –comenta Fabiana Díaz, especialista en gestión de equipos, búsquedas y selección de candidatos para gimnasios–. Hemos elegido no salir con clases online en forma gratuita para todos, porque creemos que el socio que hoy nos sigue acompañando y pagando su membresía es digno de que de alguna forma le podamos dar un servicio exclusivo. Eso ha dado muchos resultado, porque mantuvimos nuestro sentido de comunidad, que creo que es fundamental".
Un momento, no un lugar
Cuando la cuarentena termine, cuando podamos salir a correr o andar en bici, cuando los gimnasios abran sus puertas, quizás nuestra forma de hacer ejercicio haya cambiado. Es difícil saberlo, pero de lo que no quedan dudas es de que lo que cambiará son las propuestas de los gimnasios, la forma en que nos convencerán de que paguemos alguna forma de cuota o membresía. "Creo que la industria del ejercicio físico se va a dar cuenta que de la mano de la tecnología puede expandir su potencial, y que todo el conocimiento de sus profesores no tiene por qué limitarse a quedarse dentro de las paredes del gimnasio", opina Guillermo Vélez.
"El otro día un profesor decía el gimnasio dejó de ser un lugar para convertirse un momento del día –agrega–. Creo que eso va a calar hondo en los consumidores, y obviamente va a haber algunos que van a volver al gimnasio, otros que van a preferir entrenar en sus casas con algún tipo de asesoramiento online, y gente que va a elegir un híbrido. Los gimnasios y los entrenadores seguramente van a tener productos híbridos en los que combinen experiencias analógicas con experiencias digitales".
Quizás sea ese mix entre analógico y digital lo que comience a moldear un nuevo vínculo con el ejercicio. Si el gimnasio es un momento y no un lugar, ya no habrá excusas para poner en paréntesis la rutina en vacaciones o cuando uno no puede asistir a una clase presencial. En todo caso, lo que seguirá en discusión será la motivación para salir de la inactividad. Pero quizás la cuarentena también esté aportando ideas para estimularla.
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