Según los expertos, es posible que nuestros antepasados hubieran experimentado con sustancias antes de lo que sugiere la evidencia arqueológica
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No solo reformamos el exterior, también diseñamos nuestros mundos internos y cambiamos nuestras mentes. Una forma de hacerlo es actualizando nuestro software mental, por así decirlo, con mitos, religión, filosofía y psicología. La otra es cambiar nuestro hardware mental: nuestro cerebro. Y lo hacemos con la química. Hoy en día, los humanos usamos miles de compuestos psicoactivos para alterar nuestra experiencia del mundo.
Muchos derivan de plantas y hongos, otros los fabricamos. Algunos, como el café y el té, aumentan el estado de alerta; otros, como el alcohol y los opiáceos, lo disminuyen.
Las drogas psiquiátricas afectan el estado de ánimo, mientras que los psicodélicos alteran la realidad. Modificamos la química del cerebro por todo tipo de razones, usando sustancias de forma recreativa, social, medicinal y ritual.
Los animales silvestres a veces comen frutas fermentadas, pero hay poca evidencia de que ingieran plantas psicoactivas. Somos, entonces, animales inusuales en nuestro entusiasmo por emborracharnos y drogarnos. Pero ¿cuándo, dónde y por qué empezó todo?
Drogas en el pleistoceno
Dado el amor de la humanidad por las drogas y el alcohol, podría suponerse que drogarse es una tradición antigua, incluso prehistórica. Algunos investigadores han sugerido que las pinturas rupestres fueron realizadas por humanos que experimentaron estados alterados de conciencia.
Otros, quizás inspirados más en alucinógenos que en pruebas contundentes, sugieren que las drogas desencadenaron la evolución de la conciencia humana. Sin embargo, hay sorprendentemente poca evidencia arqueológica del uso de drogas prehistóricas. Los cazadores-recolectores africanos (bosquimanos, pigmeos y el pueblo hadzabe) probablemente viven sus vidas de manera similar a las culturas humanas ancestrales.
La evidencia más convincente del uso de drogas por parte de los primeros humanos es una planta potencialmente alucinógena llamada kaishe, utilizada por los curanderos bosquimanos y que supuestamente hace que la gente “se vuelva loca por un tiempo”.
Sin embargo, se debate cuánto han consumido drogas históricamente los bosquimanos y, por lo demás, hay poca evidencia del uso de drogas en los cazadores-recolectores.
La implicación es que, a pesar de la diversidad de plantas y hongos de África, los primeros humanos rara vez usaban drogas, y si lo hacían era tal vez para inducir trances durante los rituales. Quizás, por su estilo de vida, rara vez sentían la necesidad de escapar.
El ejercicio, la luz del sol, la naturaleza, y pasar tiempo con amigos y familiares son poderosos antidepresivos. Las drogas también son peligrosas; así como no se debe conducir borracho, es arriesgado drogarse cuando los leones acechan en el monte o una tribu hostil espera en un valle.
Fuera de África
Al emigrar de África hace 100.000 años, los humanos exploraron nuevas tierras y encontraron nuevas sustancias. Así descubrieron la amapola de opio, en el Mediterráneo, y el cannabis y el té, en Asia.
Los arqueólogos han encontrado evidencia del uso de opio en Europa hacia el 5700 a. C. En ese sentido, las semillas de cannabis aparecen en excavaciones arqueológicas en el 8100 a. C. en Asia, y el historiador griego Herodoto informó que los escitas se drogaron con marihuana en el 450 a. C. El té se elaboró en China en el año 100 a. C.
Es posible que nuestros antepasados hubieran experimentado con sustancias antes de lo que sugiere la evidencia arqueológica.
Las piedras y la cerámica se conservan bien, pero las plantas y los productos químicos se descomponen rápidamente. Por lo que sabemos, los neandertales pudieron haber sido los primeros en fumar marihuana.
Pero la arqueología sugiere que el descubrimiento y el uso intensivo de sustancias psicoactivas ocurrió en su mayoría tarde, después de la Revolución neolítica en 10.000 a. C., cuando se inventó la agricultura y la civilización.
Los psiconautas americanos
Cuando los cazadores cruzaron el puente de Beringia hace 30.000 años hacia Alaska y se dirigieron al sur, encontraron una cornucopia química. Aquí, los cazadores descubrieron el tabaco, la coca y el mate. Pero por alguna razón, los indígenas americanos estaban especialmente fascinados con los psicodélicos.
Los psicodélicos americanos incluían el peyote, el cactus San Pedro, la gloria de la mañana, la datura, la salvia, la anadenanthera, la ayahuasca y más de 20 especies de hongos psicoactivos.
Era todo un festival precolombino. Los indígenas americanos también inventaron la administración nasal de tabaco y alucinógenos. Fueron los primeros en inhalar drogas, una práctica que luego tomaron prestada los europeos. Esta cultura psicodélica americana es antigua.
Los botones de peyote sometidos a datación por carbono muestran una antigüedad de 4000 a. C., mientras que las estatuas de hongos mexicanas sugieren el uso del Psilocybe, un hongo, ya por el año 500 a. C. Un alijo de 1000 años encontrado en Bolivia contenía cocaína, Anadenanthera y ayahuasca, y que debió haber sido un viaje increíble.
La invención del alcohol
Un gran paso en la evolución del libertinaje fue la invención de la agricultura, porque esta hizo posible el alcohol. Creó un excedente de azúcares y almidones que, machacados y dejados fermentar, se transformaron mágicamente en potentes brebajes.
Los humanos inventaron bebidas alcohólicas de forma independiente. La más antigua data del año 7000 a. C., en China. El vino se fermentó en el Cáucaso en el año 6000 a. C.; los sumerios elaboraban cerveza en el 3000 a. C.
En las Américas, los aztecas elaboraban pulque con los mismos agaves que se usan hoy en día para el tequila y los incas elaboraban chicha, una cerveza de maíz.
Mientras que en América los psicodélicos parecen haber sido particularmente importantes, las civilizaciones euroasiática y africana parecen haber preferido el alcohol.
El vino fue fundamental para las culturas griega y romana antiguas, se sirvió en el Simposio de Platón y en la Última Cena, y permanece incorporado en el Seder judío y los rituales de comunión cristiana.
Civilización e intoxicación
La arqueología sugiere que el alcohol y las drogas se remontan milenios, hasta las primeras sociedades agrícolas. Pero hay poca evidencia de que los primeros cazadores-recolectores los usaran.
Eso implica algo sobre las sociedades agrícolas y las civilizaciones que dieron origen al uso promovido de sustancias ¿Pero por qué? Es posible que las grandes civilizaciones simplemente impulsaran la innovación de todo tipo: en cerámica, textiles, metales y sustancias psicoactivas.
Quizás el alcohol y las drogas también promovieron la civilización: beber puede ayudar a las personas a socializar, la alteración de las perspectivas fomenta la creatividad y la cafeína nos hace productivos. Y puede que fuera más seguro emborracharse o drogarse en una ciudad que en la sabana.
Una posibilidad más oscura es que el uso de sustancias psicoactivas se desarrolló en respuesta a los males de la civilización. Las grandes sociedades crean grandes problemas (guerras, plagas, desigualdades en la riqueza y el poder) ante los cuales los individuos son relativamente impotentes.
Quizás cuando las personas no pudieron cambiar sus circunstancias, decidieron alterar sus mentes. Es un problema complejo. Solo de pensarlo me dan ganas de tomar una cerveza.
Dónde pedir ayuda
- Línea 141: la Sedronar tiene una línea gratuita y anónima de primera escucha, que brinda información, atención y acompañamiento para situaciones de consumo problemático de alcohol y otras sustancias, funciona durante las 24 horas, los 365 días del año, en todo el país.
- División de Toxicología del Hospital Fernández: brindan atención telefónica y personal las 24 horas. Tels.: (011) 4808-2655 o 4801-7767.
- Fundación Manantiales: la fundación se dedica a la investigación, prevención y asistencia integral de diferentes adicciones, desde drogadicción y alcoholismo, hasta tecnoadicción. Tel.: (011) 4382-8500.
- Fundartox: se dedica a la promoción, prevención, diagnóstico, asistencia, docencia e investigación, vinculadas a la toxicología. WhatsApp: 11-4404-8004;
- Alcohólicos Anónimos: brindan escucha y asistencia con un programa de recuperación del alcoholismo de 12 pasos, funcionan en todo el país; los lugares pueden conocerse en https://aa.org.ar; tienen actualmente reuniones virtuales.
- Al-Anon: es un recurso comunitario que provee ayuda a aquellos afectados por el beber compulsivo de un familiar o amigo. Hasta que se levante la cuarentena están realizando reuniones online. Tels.: 0800-333-0784 y WhatsApp: 11-3256-4729; Más información en www.alanon.org.ar o escribir a alanon@alanon.org.ar
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