Causan problemas para la salud si se comen o mastican. Algunos países restringen su siembra en determinados espacios públicos. Son bonitas, llamativas, muy comunes en los jardines argentinos, pero deben mantenerse lejos de los más chicos.
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Al diseñar un jardín en el que jugarán chicos hay que evitar las plantas tóxicas. Esta prevención debiera aplicarse también a los espacios públicos.
En uno de sus artículos, la recordada periodista Cristina Bugatti hacía referencia a que en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez de Buenos Aires debieron sacar los ejemplares de laurel de adorno o adelfa (Nerium oleander) que crecían en su predio, porque algunos chicos (inclusive adultos) se intoxicaron jugando con sus flores y hojas mientras esperaban a ser atendidos.
Aunque las intoxicaciones y otras afecciones provocadas por plantas son sólo un pequeño porcentaje de la generalidad, puede ser que estén subdiagnosticadas. A veces, las reacciones no son inmediatas, hay casos en que tardan varias horas en manifestarse -inclusive días- y entonces es difícil relacionar el efecto con la causa.
Además, las plantas ornamentales no suelen identificarse como algo peligroso y si se lo hace, hay que saber bastante de botánica (como el nombre científico) como para ayudar al médico en el diagnóstico. Los más expuestos son los bebés que, hasta un poco más del año, reconocen el mundo con la boca y los chicos de hasta 4 o 5 años.
Lo tranquilizador es que, en la gran mayoría de los casos, las intoxicaciones producen sólo un susto -más o menos grande según la cantidad ingerida en relación con el peso del chico- y generalmente sólo traen problemas digestivos. Los casos fatales son muy escasos porque, en general, las plantas venenosas no tienen un gusto agradable, son amargas.
Mejor tenerlas lejos
Si hablamos de bebés y niños pequeños, el ámbito donde pasan la mayor parte del tiempo es dentro de la casa.
Dieffenbachia
Es una de las que debería descartarse. También llamada caña de mudo o caña muda, su nombre refleja el efecto que produce morderla o comerla: una gran irritación en las mucosas que puede generar problemas para hablar.
Esta planta tiene en sus tejidos abundantes cristales de oxalato de calcio en forma de agujas que también le sirve como protección contra los herbívoros.
Pueden desencadenarse edemas serios, con sensación de ahogo y problemas en la deglución.
Se sospecha que, además de los cristales, la Dieffenbachia tiene sustancias tóxicas que posiblemente fueron utilizadas por indígenas amazónicos como veneno, junto con el curare.
Otras plantas que también tienen cristales de oxalato de calcio, que pueden provocar inconvenientes si los chicos se las llevan a la boca, pero mucho más leves que la caña muda son las Aráceas, las del género Philodendron y hasta el mismísimo potus (Scindapsus aureus).
Rhus
Estos árboles se cultivan frecuentemente en el país. Son de un tamaño controlable, con grandes y atractivas hojas con un fantástico rojo otoñal. Son parientes cercanos de la “hiedra venenosa” (Toxicodendron radicans), aunque ciertamente no tienen su nivel de peligrosidad.
Este arbusto puso en alerta a los dermatólogos porque se produjeron en el país casos preocupantes en chicos que lo manipularon.
Una sustancia que exuda la planta puede producir dermatitis y edemas que suelen aparecer uno o dos días después del contacto.
Un compuesto presente, el urushiol, actúa como alérgeno y al mismo tiempo como un irritante no sólo por contacto directo con el jugo de la planta, sino que se transporta de una persona a otra y contamina objetos y ropa que propagan la afección.
Un consejo prudente es no dejar a los niños subirse a los Rhus, ni jugar con sus ramas y hojas.
Nerium oleander
Con su ambiguo nombre común de “planta comestible” (laurel de adorno o laurel rosa), es sin duda un arbusto que lo hace muy popular.
Esta planta es tan tóxica que en algunos países se restringe o prohíbe su uso y comercialización.
Sus hojas, flores, corteza y frutos pueden producir problemas gastrointestinales, neurólogicos y cardíacos severos, inclusive letales, si se ingieren.
Como la planta es amarga, los chicos no llegan a comer hojas enteras y entonces el cuadro no llega a mayores instancias. Es peligroso para animales domésticos. Puede haber intoxicaciones por quemas de ramas e inhalación del humo.
Floripón
Brugmansia suaveolens es un arbusto de una belleza fuera de lo común cuando está florecido y, en las noches de verano, llena el aire de densa fragancia.
Pero la otra cara es su alta toxicidad, en especial de la corteza. Es una planta alucinógena, de efectos impredecibles y altamente tóxica si se ingiere o se consume de alguna forma.
Ricino
Sus semillas contienen la ricina, que puede ser mortal en bajas dosis. Si no son masticadas, ya que su cubierta es dura, pueden eliminarse eventualmente sin mayores problemas. En el aceite de ricino se elimina esta sustancia tóxica.
Euforbia
Hay que tener cuidado de no tocar el látex que brota con un corte y luego, por ejemplo, tocarse los labios o los ojos porque es muy irritante.
La Euphorbia cotinifolia además es tóxica. Otras plantas con látex irritante son las Asclepias, las que dan cobijo a las larvas de las mariposas monarca. Cuando se trabaja en el jardín con este tipo de plantas la mejor prevención es usar guantes e inclusive protector de ojos.
Otras especies atractivas y peligrosas
Los chicos tienen una curiosidad irrefrenable. Entonces, será necesario cuidarlos de que no coman ciertos frutos llamativos y comunes, más o menos tóxicos:
- Frutos de Pyracantha coccinea (espino de fuego).
- Frutos de Ilex aquifolium (acebo).
- Frutos de Lantana cámara.
- Semillas de Lathyrus odoratus (arverjilla).
- Frutos de Phytolacca dioica (ombú).
- Frutos de Lonicera japonica (madreselva).
- Frutos de Ligustrum lucidum y L. sinensis.
- Pétalos y frutos verdes de Papaver spp. (amapola).
- Semillas de Ipomoea caerulea (campanillas).
- Los frutos del paraíso (Melia azedarach) son más tóxicos cuando están verdes, pero maduros y taídos tienen mejor sabor, lo que aumenta las posibilidades de ingestión.
Fitofototoxicidad: Hay plantas que, luego de tocarlas, si la zona que estuvo en contacto se expone a la luz del sol, provocan manchas oscuras en la piel. A veces aparecen luego de algunos días, lo que confunde el diagnóstico. Es el caso de la ruda (Ruta graveolens) y de los Rhus.
Caminando por el campo
En nuestros campos hay varias plantas venenosas, y podemos destacar algunas. Una de ellas es la cicuta (Conium maculatum) el veneno que se usaba en Grecia antigua.
Habita en nuestros campos como planta naturalizada. Es una umbelífera de flores blancas (como la zanahoria y tantas otras) de olor desagradable, pero atractiva cuando está en flor. Otra planta de cuidado es la Datura ferox, una solanácea también naturalizada, de grandes frutos espinosos y pequeñas semillas muy venenosas.
Otras muchas solanáceas son tóxicas. Generan mayor riesgo cuando parecen comestibles y son atrayentes, como el Solanum pseudocapsicum (ají del campo o revienta caballos), una planta nativa de frutos muy rojos y redondos que, en algún momento, se comercializaba con el nombre “ají de adorno”.
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