Para cuidar un jardín hay ciertas cualidades indispensables. No son tan distintas de las que hay que dedicar a cualquier ser vivo, o quizás a la vida misma. Una de estas cualidades es la constancia y en primavera, más que nunca, el jardín la pone a prueba.
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La primavera es la época de más trabajo en jardines y terrazas: las plantas dejan el letargo del invierno, se vuelven más activas, sus procesos vitales se aceleran y comienzan a consumir más agua que en cualquier otra época del año: florecen y llenan todo de perfume.
Pero así como esta temporada es la época en que despliegan su belleza y más las disfrutamos, también es momento de brindarles algunos cuidados básicos y específicos. Además, claro, de no perder de vista factores como el riego y el control de plagas y enfermedades. En esta nota te contamos cuáles son las tareas elementales de jardinería para esta estación.
- Riego: comenzá a aumentarlos riegos a medida que suban las temperaturas. Durante octubre, hacé riegos por la mañana, profundos y más frecuentes. En noviembre, empezá a regar al atardecer o por lo noche.
- Canteros: removelos o carpilos para eliminar los yuyos. Esta limpieza hará que, cuando riegues, el agua penetre mejor entre medio de las raíces. Si la tierra está muy apelmazada, agregá resaca o lombricompuesto. Así, la superficie de se volverá más porosa.
- Rosales: apenas broten, empezá a fumigarlos con funguicida. Aplicá el producto en la planta y también en el suelo, por si cayeron hojas enfermas.
- Qué plantar: bulbos que florecen en verano, como dalias y gladiolos. Tratá de hacerlo antes de que termine septiembre.
- Fertilizar: con triple 15 (nitrógeno, fósforo y potasio) todos los árboles y arbustos, sobre todo los que hayas plantado este año o el anterior.
- Tutorar: si tenés herbáceas como aquilegias y penstemon, es momento de colocarles tutores para que crezcan erguidas. Podés usar ramas, cañas secas o varillas de mimbre.
- En la huerta: sembrá las verduras de hoja que soportan el calor, como la rúcula, radicheta, lechugas y escarola.
- Trasplantes: en la etapa temprana de la primavera, el calor y la deshidratación todavía no son demasiado agresivos, así que podés realizar trasplantes sin mayores peligros para la planta. Las que vienen en terrón pueden plantarse hasta mediados de octubre. Luego, ya no es recomendable porque las temperaturas se elevan muy rápido, no hay tiempo para que las plantas se arraiguen al suelo y podría provocarles deshidratación.
- Césped: en octubre ya debés empezar a aumentar la frecuencia del corte. A medida que avanza la primavera, bajá la cortadora de césped, así ayudás al rebrote, especialmente si el césped está resembrado. En esta época pueden empezar a aparecer manchas amarillas causadas por hongos o plagas. Controlalas a tiempo antes de que se extiendan por toda la superficie.
- Con la primavera tardía, es fundamental controlar la presencia de plagas y enfermedades. Si vas a aplicar productos químicos para controlar caracoles y babosas, hacelo a la tardecita y, preferentemente, después de una lluvia.
Para tener en cuenta: la tierra de las macetas o del suelo se endurece por demasiado riego, porque hay mal drenaje o porque ya está agotada.
NO PODAR
Las plantas que florecen en la primavera ya tienen formados sus pimpollos. Si las podás ahora, perderán la floración de este año. Evitá podar el Trachelospermum jasminoides o jazmín de leche, glicina, Chaenomeles, Forsythia viridissima, Magnolia x soulangeana y Magnolia stellata, lila (Syringa), coronas de novia, Deutzia japonica, Philadelphus coronarius, weigelas y kerrias. Estos arbustos se podan en primavera, pero recién una vez finalizada la floración. Después de podarlos, fertilizá y agregá mulch.