Cuál es la clave para dormir bien y lo que no debés hacer antes de acostarte
Rodrigo Restrepo en su libro “Dormir y Soñar”, escribe de lo esencial que es saber descansar de una manera saludable
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Dormir y soñar no son solamente 268 páginas con párrafos, ilustraciones y gráficos, es también un acumulado de estudios científicos y reflexiones que ayudan a comprender por qué descansar es una actividad determinante en todos los aspectos de la vida. El objetivo del texto no se queda ahí, ya que reúne meditaciones y ejercicios con el ánimo de que el transitar por los brazos de Morfeo no sea algo problemático.
Su autor, Rodrigo Restrepo Ángel, es un politólogo, filósofo, músico, profesor de meditación y yoga y, alguna vez, docente universitario y periodista hasta que le dio un giro de 180° a su vida. A los 27 años se dio cuenta que escribía el mismo artículo día tras días y que las luces de la oficina le resultaban insoportables, dado que rechinaban, en ese momento, se preguntó si esa era la única manera de vivir.
La respuesta la encontró cuando se escapó de la cotidianidad que lo abrumaba, ahorró lo suficiente, dejó su trabajo y le siguió la pista a su mejor amigo que viajaba como mochilero por Sudamérica. En el transcurrir de esa travesía, descubrió que lo que realmente buscaba de forma desesperada era una experiencia interna, esto lo confirmó cuando en un lugar de Brasil llamado Minas Gerais, en la comunidad Figueira, dio con un anciano que denominó como su maestro porque le enseñó a vivirse como un ser más consciente de su entorno a través de la meditación.
Restrepo narró que “sintió como sus chakras se abrieron y recordó escenas de vidas pasadas”. La respuesta a sus preocupaciones estaba en lo profundo de su consciencia, entonces, leyó cuánta investigación y papel científico había sobre el mundo de la meditación, del yoga, del dormir y del soñar, para sustentar todo lo encontró en su ser interno.
Cuando regresó a Colombia, se dedicó por completo a rendir homenaje a esa revelación al convertirse en profesor de yoga, meditación y escritor de libros que encierran dichos temas oníricos y de introspección. Restrepo describe a Dormir y Soñar, su más reciente trabajo, como una invitación “urgente a ser más perezosos” porque “una población que no duerme bien, es una población que se chifla”.
— “Yoga de los sueños”, esa es la primera frase del libro. ¿Qué significó iniciar con eso?
De niño, a los 6, 7 u 8 años, tenía un sueño recurrente, que me caía y cuando iba a golpearme con el suelo, me daba un susto tremendo. Un día dije “me voy a dejar caer” y descubrí que no podemos morir en los sueños. Entonces, lo que me pasó es que yo seguí cayendo en otra realidad, en otra capa del mundo; en ese momento, se sanó algo muy profundo y empecé a tener una relación muy viva con los sueños.
A lo largo de mi camino, la meditación me ayudó a tener sueños más vívidos y simbólicos, a la vez de que me dejan mensajes claros para la vida. Cuando empecé a ser profesor de meditación, una vocecita me despertó una noche y me dijo “yoga de los sueños’. Ahí empezó un camino muy bello de investigación y de planteamiento de un curso con tal nombre, eso me llevó a leer más, a empezar a compartir sueños con las personas e interpretarlos. Expandí el tema hasta que culminé con Dormir y soñar, que es un decantado de muchos años de investigación, de práctica interna y de enseñanza.
— Entonces, ¿es posible sanar a través de los sueños?
Esto lo sabe la ciencia. Los seres humanos tenemos cuatro necesidades básicas: comer, beber agua, reproducirnos y dormir. Las tres primeras desde hace mucho tiempo se han estudiado, pero el sueño es un proceso interno que no se conoce muy bien.
Los sueños, dice el científico Matthew Walker, son la mejor terapia y ansiolítico natural, porque tienen dos funciones evolutivas, una de ellas es que mientras soñamos el cerebro establece miles de conexiones que la mente consciente o en vigilia no haría nunca porque son aleatorias, es como si estuvieran buscando soluciones creativas para enfrentar el nuevo día. Por tanto, los sueños tienen esa función de gestionar los desafíos de la vida.
El otro valor se descubrió por el trabajo de la investigadora Rosalind Cartwright, ella encontró que las personas que sufrían de depresión por ruptura amorosa, al soñar el rompimiento, superaban su depresión. De hecho, en el sueño, las zonas que más se encienden en el cerebro, son las emocionales, entonces cuando dormimos, estamos gestionando nuestra vida emocional.
— ¿Considera que la pandemia afectó el descanso de las personas?
En la pandemia, la palabra más buscada en internet fue “insomnio” y también fue una época en la que soñamos más. La pandemia lo que hizo fue acelerar unos procesos que venían desde antes, ya estábamos muy pegados a las pantallas, las cuales tienen una luz azul que afecta la segregación de melatonina, hormona de la oscuridad.
Desde antes de la pandemia veníamos con problemas para dormir, hace 50 años dormíamos 8 horas y media, y en este momento, estamos durmiendo 6 horas y media, lo cual es alerta casi que roja porque si dormimos menos de 7 u 8 horas empezamos a chiflarnos, el cerebro empieza a no funcionar bien.
Entonces, la pandemia lo que hizo acelerar ese proceso y empezamos a dormir menos porque estábamos viendo más pantallas, a trabajar más y estar más estresados. Como sociedad, tenemos que ponerle mucha atención a esto, a tener las herramientas a la mano, más allá de la higiene del sueño.
— ¿Cómo dormir bien?
No comer cenas pesadas antes de dormir, comer dos horas antes. Idealmente, yo sé que esto es muy difícil, no deberíamos ver pantallas una hora o una hora y media antes de dormir. Debería ser una hora fuera de las pantallas porque hay una vida sin ella: podemos leer libros, tejer, meditar, darnos un masaje, hablar con nuestra pareja, escribir, oír música, pero estamos dedicando este tiempo a un entretenimiento fácil a través de las redes sociales o ver series, y eso hackea el sueño, porque estamos retrasando la segregación de melatonina.
Es importante el ejercicio regular a la semana pero no hacerlo cerca de la hora de dormir, podemos ejercitarnos en la tarde o en la mañana, ojalá a la misma hora siempre. Otra clave es reconciliarnos con nuestro ritmo circadiano porque cada uno sabe cuánto necesita dormir, si le gusta despertarse más tarde o temprano.
Hay personas que somos búhos, más de la noche y otras que son alondras, no todos somos alondras y no todo el que madruga, Dios le ayuda, esa frase no es verdad, hay personas que necesitan levantarse más tarde y eso está bien. Socialmente no lo hemos entendido, tenemos ese prejuicio de que tenemos que madrugar para trabajar mejor porque uno es más productivo y rinde más el día: 30% de la población tiende a ser más buho, el 40% es alondra y el restante, se encuentra en un punto intermedio pero con tendencia a ser búho.
Además, tener mucha consciencia de nuestra relación con los estimulantes. Hay que darnos cuenta que el café de las 4 p.m. nos está hackeando el sueño profundo porque necesitamos que el cuerpo descanse del café por lo menos 10 horas antes de irnos a la cama. El café es un psicoactivo y lo que hace es esconder nuestro cansancio natural. Funciona tomar baños de sol por la mañana, la cual es la práctica más simple, deliciosa y nutritiva. Para la salud del sueño es buena y, por tanto, para nuestra salud mental.
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