Cuál es la bodega que cumplió 120 años y sus vinos son sinónimo de innovación

En tiempos vertiginosos donde las novedades están siempre a la orden del día, lo de Luigi Bosca es doblemente valioso: una bodega histórica que logra tender necesarios puentes entre la tradición y la innovación, consolidando así un recorrido que convierte a esta marca en sinónimo de los mejores vinos del país.

Luigi Bosca nació hace más de 120 años, en el lejano 1901: una bodega familiar pionera en elaborar vinos priorizando calidad sobre cantidad, apostando a las más reconocidas cepas europeas, en viñedos de bajo rendimiento. “Me gusta decir que siempre fuimos una bodega boutique, incluso mucho antes de que exista ese término. Ya en la década de 1960 teníamos vinos varietales Malbec, Riesling, Cabernet Sauvignon, entre otros”, explica Alberto Arizu (h), cuarta generación de la familia que está hoy al frente de esta casa.

Hablar de Luigi Bosca es hablar de la historia del vino en Argentina, con sus cambios de consumo y su crecimiento en la calidad. Es hablar de esos primeros inmigrantes, los que bajaron de los barcos a finales del siglo XIX, italianos y españoles que trajeron consigo su cultura del vino y del trabajo. Entre ellos estaba el joven Leoncio Arizu, parte de una familia viticultora del norte de España. Fue Leoncio el que encontró en Lujan de Cuyo, Mendoza, un paisaje que le recordaba al de su hogar. Se instaló allí y pronto comenzó a cultivar sus primeros viñedos. En 1901 fundó la bodega Luigi Bosca y en 1926 armó la finca El Paraíso, 500 hectáreas junto al Río Mendoza que se convirtieron en los años siguientes en el motor de investigación e inspiración de la familia Arizu.

A partir de 1960, con el ingeniero agrónomo Alberto Arizu y su hermano Raúl al frente de la bodega, Luigi Bosca comenzó a crecer a pasos firmes, dando vida a vinos y estilos que marcaron el rumbo de la vitivinicultura nacional. En 1989 el propio Alberto Arizu fue uno de los principales impulsores de la D.O.C. Luján de Cuyo, la primera denominación de origen controlada de la Argentina.

En los últimos treinta años Luigi Bosca demostró que tradición e innovación son dos caras de una misma moneda, aprovechando no sólo viñedos antiguos ubicados en la Primera Zona de Mendoza, sino sumando también nuevas fincas en las alturas del Valle de Uco, en Gualtallary, Altamira y Tunuyán. Con estudios profundos de suelos y de clima, sumando tecnología y mirada artesanal, esta bodega elaboró y sigue elaborando etiquetas emblemáticas en el país, desde aquel primer Malbec DOC lanzado en 1991 a la línea Gala presentada en 2001, pasando por el reconocido Riesling, el espumante Bohème Brut Nature, el complejo Finca Los Nobles Cabernet Bouchet o la flamante línea De Sangre, entre muchas otras.

Desde 2017 Pablo Cúneo ocupa el lugar de Head Winemaker de Luigi Bosca, trabajando junto a Alberto Arizu (h) para seguir ampliando la presencia de los vinos argentinos en el mundo. Uno de los últimos lanzamientos de la casa es el vino Paraíso, un blend que honra una finca excepcional de la familia y que sólo nacerá en las mejores cosechas para mostrar “un sueño que se renueva, una utopía: nuestra concepción del Paraíso”, explican en la bodega.

En 1901 el joven inmigrante Leoncio Arizu levantó las primeras paredes de Luigi Bosca. Hoy, 121 años más tarde, con ya cuatro generaciones familiares al frente, esta bodega se proyecta hacia el futuro respetando siempre esas raíces profundas que tiene en el terroir de Mendoza.

Beber con moderación. Prohibida la vena a menores de 18 años.

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