Cuál es el error más frecuente que cometemos al intentar resolver un problema
Las maneras que buscamos para solucionar algún inconveniente que surge en nuestro día a día pueden tornarse reiterativas y, a veces, no nos llevan a un buen resultado
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Todos los seres humanos experimentamos problemas de diversa índole en nuestra vida cotidiana. Algunos son más complejos que otros. Hoy quiero invitarte a reflexionar sobre la manera en la que, con frecuencia, intentamos solucionarlos. Veamos a continuación algunos ejemplos prácticos…
Supongamos que un niño pequeño acostumbra mentirles a sus padres. ¿Qué hacen ellos frente a las patrañas de su hijo? Comienzan a vigilarlo para ayudarlo a superar ese hábito negativo. Pero, cuanto más lo vigilan, el niño más les miente. Y cuanto más él les miente, más ellos lo vigilan.
Una segunda situación hipotética podría ser la de un adulto que siente mucha tristeza porque acaba de perder su empleo. ¿Qué hace su familia? Con la mejor de las intenciones, todos los días, lo alientan para que deje de estar triste diciéndole que pronto aparecerá otro empleo. Pero, cuanto más la alientan, más triste está la persona. Y cuanto más triste está, más la alientan.
Y, por último, podríamos mencionar el caso de una pareja en la cual ella percibe que él no se comporta como lo hace habitualmente y le pide lo siguiente: “Por favor, contame lo que te pasa. Sé que algo anda mal”. Pero, cuanto más ella le insiste para que hable, él más se calla. Y cuanto más él se calla, más ella le insiste.
¿Qué significan estos tres ejemplos? Que muchas veces todos nosotros, frente a un problema que deseamos resolver, tendemos a repetir más de lo mismo. Se trata de la repetición estereotipada de una misma actitud que, lejos de acercarnos a una salida, genera un circuito que se retroalimenta.
Entonces, lo ideal en este tipo de situaciones es identificar aquellas soluciones que buscamos para, casi siempre con buena intención, resolver el problema, porque eso solamente nos trae más de lo mismo. ¿Qué deberíamos hacer? Por el contrario, deberíamos intentar algo que sea totalmente distinto de lo que veníamos haciendo hasta el momento. Por ejemplo, en el caso de la persona que perdió su trabajo y se siente triste, la familia debería dejar de intentar animarla.
Una pregunta apropiada es: ¿Qué hago yo cuando estoy bien? Es decir, ¿qué acciones llevo a cabo cuando todo marcha bien en mi vida? Todos, sin darnos cuenta, solemos hacer ciertas cosas para estar mal; y también ciertas otras para estar bien. Si lo hacemos conscientemente, lograremos reconocer cómo actuamos cuando no hay ningún problema presente. Y dichas actitudes, muy probablemente, sean las pequeñas llaves que nos ayudarán cuando las dificultades aparezcan.
Si te encontrás justo en medio de una dificultad que no pudiste resolver hasta ahora, te invito a dejar de hacer más de lo mismo y, a partir de este momento, efectuar algo completamente distinto. El resultado te sorprenderá.
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