La sobrina nieta de la artista mexicana relata, en una entrevista con LA NACION, su labor como difusora de la familia que la siguió y cómo equilibra cuando dicen sobre Frida cosas que no son
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¿Hay algo más que pueda contarse sobre Frida Kahlo que no se haya dicho hasta ahora? Esa es la pregunta que intentará responder un nuevo documental sobre la fascinante artista mexicana. ¿Hay más para analizar sobre su obra? ¿Frida fue una feminista? ¿Se encontraron nuevos objetos que le pertenecían? Su sobrina nieta Cristina Kahlo Alcalá es, además de una reconocida fotógrafa, una gran conocedora de la obra y la vida de la artista, hecho que la llevó a curar las colecciones de fotos para distintas exhibiciones y, ahora, a participar de “Frida. Viva la Vida” el mencionado documental que se estrena este lunes 8 a las 21 en Nat Geo.
En entrevista con LA NACIÓN, la descendiente de una de las figuras icónicas del arte y la cultura latinoamericana narra la intimidad familiar y reconoce las influencias del apellido en su propia trayectoria.
- ¿Cómo llevas adelante el rol de curadora y familiar de Frida Kahlo con el desarrollo de tu propia obra en el arte?
- Es como tener un doble trabajo: el principal es la fotografía, mi labor artística. Pero me parece importante tener esta tarea, que no es tanto de difusión porque a Frida se la conoce mucho, sino de contar cómo es la familia que la siguió. También me interesa poder salir a equilibrar y contrarrestar cuando las voces respecto de Frida no la reflejan como lo que yo pienso. En lo creativo considero que no tengo una influencia de Frida. En cambio sí recibí una gran influencia de mi papá, Antonio Kahlo.
Quién es quién en la familia
Para conocer la relación familiar, cabe un breve repaso: Antonio Kahlo fue uno de los dos hijos de Cristina Kahlo y Calderón, la hermana menor –por once meses- de Frida. Ella fue modelo tanto de la pintora como de su marido, Diego Rivera y convivió con ambos en la Casa Azul de Coyoacán, que actualmente es el museo Frida Kahlo. Cristina, abuela de nuestra entrevistada, fue la única de las cuatro hermanas que tuvo descendencia; sus hijos Isolda y Antonio vivieron con ella, en la misma casa con Frida y Diego. Según el diario El Universal el hecho de que el apellido continuara con el linaje familiar se debe a que Antonio Pinedo Kahlo, al cumplir la mayoría de edad, decidió borrar su apellido paterno por considerar que no había sido criado por su padre y pasó a llamarse sencillamente Antonio Kahlo. Sus hijos, Cristina, Guillermo y Mariana conforman la familia Kahlo Alcalá que, así como los hijos de Isolda (hermana mayor de Antonio), heredaron algunos derechos de la obra de la artista.
Cristina, la madre de Antonio, modeló para los dos artistas en varias de sus obras, pero, sobre todo, fue musa y amante de Diego; ese hecho provocó un quiebre en la relación entre ambas hermanas y en el matrimonio. Frida abandonó la casa familiar y se divorció de Diego, aunque un año después se reconciliaron y volvieron a casarse. Cristina cuidó a Frida hasta el día de su muerte, en 1954; luego se alejó de Diego y no volvieron a tener vínculo. Cristina se oponía a que la casa de Coyoacán se convirtiera en un museo. En todo caso, tantos años después, las diferencias quedaron en el pasado. Los Kahlo de la actual generación y, especialmente Cristina, su sobrina nieta, dan cuenta de ello. Aclarado el parentesco, era imposible no hablar con Cristina de los recuerdos de su infancia.
- ¿Qué conociste acerca de Frida en tu infancia?
- No supe de su importancia hasta que empecé a estudiar fotografía. Pero recuerdo lo que contaba mi papá: que Frida era una mujer a la que le gustaba la música, bailar, tener invitados en su casa, era una mujer muy alegre pero también tenía una dualidad, un costado muy oscuro, no le era fácil estar con niños cuando se sentía mal, por ejemplo.
- Seguro siempre te hacen esta pregunta, pero es inevitable: ¿hay alguna influencia de Frida en tu fotografía?
- No tanto de Frida, pero sí de los hombres Kahlo. Mi bisabuelo, Guillermo Kahlo, era un fotógrafo que retrató la historia mexicana durante el porfiriato, pero yo me enteré de eso cuando empecé a estudiar fotografía. El que realmente influyó en que yo estudiara fotografía fue mi padre Antonio: siendo yo una niña, en alguna ocasión, me permitió ayudarlo en el cuarto oscuro, cuando la fotografía no era digital sino analógica y había todo un trabajo posterior de revelar la película en blanco y negro, hacer ampliaciones con la ampliadora, usar la luz roja y tantas otras cosas. Fue allí que tuve la idea de hacer fotografía, algo que a los diez años yo pensaba que era magia. Yo quería hacer magia como mi papá.
- ¿Cuál fue tu encuentro con la obra de Frida Kahlo, ya no como tía, sino como artista?
- Al principio ella era la tía de mi papá, que murió cuando yo tenía 13 años y por eso todo lo que tengo son los recuerdos de las cosas que él contaba cuando yo era muy chica. Él hablaba de su tía alegre, que tenía pericos, monos y perros, los xoloitzcuintli, tan mexicanos. Pero su imagen como artista la fui construyendo con el tiempo, con mis estudios. Me acuerdo que a los diez años encontré un libro en mi casa, Cinco pintores mexicanos, y haber visto un autorretrato de mi tía, La columna rota, para mí fue un shock tremendo. Ver representada a esta tía tan alegre, rodeada de animales y flores, pero con la columna rota fue mi primer impacto visual importante.
- ¿Que tenés para contar de nuevo de Frida que te llevó a participar del documental?
- Sabemos que el tema del sufrimiento, que fue una constante, por las cuestiones físicas como por las cuestiones emocionales y personales en su relación con Diego Rivera es lo que siempre se resalta de la biografía de Frida. Pero yo pienso que una de las grandes lecciones de Frida Kahlo es la autenticidad y eso es lo que me gusta resaltar sobre ella: que fue una mujer auténtica en su forma de pensar, de hablar, de vestir. Y esa es la gran lección, independientemente de su obra. Desde otro lugar, creo que todavía falta estudiar más la obra, que está llena de símbolos, y deberíamos dejar de llevarnos tanto por la fridamanía, la anécdota, el ícono.
- ¿Qué aspectos de sus pinturas te parece que todavía quedan por profundizar?
- Tanto en la obra como en su vida personal hay una constante: es la dualidad, el bien y el mal, el día y la noche; esto implica un mestizaje. Siempre que se habla de los Kahlo se piensa en México, pero el padre de Frida, Guillermo Kahlo nació en Alemania. Ella tenía ese mestizaje en su persona y lo manifiesta en obras como Las dos Fridas, donde se la ve vestida con un vestido europeo y otra con un traje de guarda típico mexicano, un retrato pequeño de Diego Rivera y el corazón, que representa el órgano que bombea la sangre al cuerpo para alimentarlo y también las emociones. Esto también nos habla de cómo ella conocía esos símbolos, ese mundo simbólico tan rico en México.
- ¿Dirías que Frida fue feminista?
- No fue una feminista en los términos en que conocemos el feminismo ahora. Creo que eso viene de la biografía que escribió Hayden Herrera, hecha en base a entrevistas a gente que la conoció a Frida. Este libro llegó a Estados Unidos y las feministas chicanas en estados unidos tomaron a Frida como un estandarte. De ahí viene la idea un poco errónea de que fue feminista. No fue feminista, yo veo que ella dependió de los hombres, emocionalmente dependía fuertemente de Diego Rivera, también económicamente, aunque hay cartas donde ella dice que quería independizarse, pero el hecho es que no vendía lo suficiente de su obra como para mantenerse sola. También Nikolas Muray, el fotógrafo con el que tuvo una relación, durante unos años, la apoyó económicamente. No fue una mujer independiente de los hombres. Sí fue una mujer que se dio libertades, con una mentalidad muy abierta para la época; Frida fue una mujer política.
Frida en una hora
El lunes 8 de marzo a las 21 National Geographic estrena la película documental Frida. Viva la Vida. Dirigida por Giovanni Troilo y producida por Ballandi Arts y Nexo Digital, es un viaje revelador en busca de Frida al corazón de México con entrevistas exclusivas, documentos de la época, reconstrucciones y un repaso por sus obras, incluidos los autorretratos más famosos que incluyen el que está con Diego Rivera (1931), Las dos Fridas (1939), La columna rota (1944) y El venado herido (1946). A través de su arte, Frida Kahlo cuenta su historia con gran intensidad: su dolor físico, sus abortos espontáneos, la tragedia del amor y la traición y su compromiso político.
Frida tuvo poliomielitis a los seis años de edad, sufrió un accidente automovilístico a los dieciocho y vivió con fuertes dolores que padeció hasta su muerte. Sin embargo, gracias a su arte y un estilo propio que cultivó como sello de personalidad, la artista influyó tanto en artistas plásticos como en músicos y diseñadores.
El documental revela cómo su arte tiene raíces en la pintura tradicional del siglo XIX, en los retablos mexicanos y sus compañeros de vida, desde Diego Rivera hasta Trotsky. También muestra fotografías, ropa y otros objetos personales de Frida guardados en el Museo Frida Kahlo que no suelen exponerse, así como impresiones originales de las fotografías tomadas por Graciela Iturbide cuando se abrió el cuarto de baño de Frida -que permanecía cerrado desde su muerte- en 2004.
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