“Creo que está muerta”: la terrible frase a bordo de un avión que generó pánico y terminó en un milagro
Juan María Uriarte, anestesista, dormía en su asiento en la aeronave cuando escuchó por los parlantes que se necesitaba ayuda urgente
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“Creo que está muerta” fueron las palabras que comenzaron un grave episodio en un avión en el que tres uruguayos reanimaron a una mujer cuya vida corría peligro. Ante la posibilidad de que la paciente volviera a descompensarse, la aeronave aterrizó de emergencia en África.
Poco después de que un vuelo de Air Europa partiera de Madrid rumbo a Montevideo, una uruguaya de unos 50 años le dijo a su hija que se sentía mal, mientras se tomaba el pecho. La joven llamó a la azafata.
Cuando llegó la sobrecargo, la mujer sufrió un paro cardíaco frente a ella. Juan María Uriarte, anestesista e hijo del exministro de Ganadería Carlos María Uriarte, dormitaba en su asiento, descalzo y con antifaz, cuando escuchó por los parlantes que se necesitaba un médico.
“Cuando llamaron pensé ‘esto no va a ser nada, esto debe ser alguien que se desmayó, o que está con ansiedad’”, dijo Juan María a El País. Sin embargo, el anestesista se encontró con algo muy diferente.
”Cuando llego y me encuentro con una colega (una médica uruguaya que reside en España) que me decía ‘creo que está muerta’, le tomo el pulso carotídeo. Ves que no lo sentís y ves el color de la paciente y el tacto frío, te das cuenta. Le digo ‘sí, está muerta, vamos ya a reanimar’”, relató.
Llevaron a la paciente a la zona de emergencias del avión, ubicada directamente frente a hileras de pasajeros. Allí se les unió una residente de Medicina Interna del Hospital Maciel. Con el equipo que el personal del avión les proporcionó, los tres uruguayos comenzaron el trabajo de reanimación, sobre las aguas del Océano Atlántico.
”A unos cinco centímetros de mi zapato izquierdo, una mujer de unos 50 años. Tirada. No respiraba. La panza no se movía. Un botiquín enorme”, recordó Vero Eirin, una pasajera cuyo asiento, así como el de su esposo e hija pequeña, estaba justo enfrente a donde se realizaba la reanimación.
La pareja ayudó al equipo médico, iluminándolos con la linterna de sus celulares. “Le colocamos los parches, ahí nos saltó el cartel de que estaba pronta para desfibrilar, y la desfibrilamos”, relató Juan María. Desde que la mujer sufrió el paro hasta que fue reanimada pasaron unos 15 minutos.
”La mortalidad aumenta un 10% por cada minuto que vos retrasás el comienzo de los masajes cardíacos. Eso para mí fue clave en el resultado, porque la azafata se dio cuenta enseguida lo que estaba pasando, pidió ayuda y cuando yo llegué, (la paciente) acababa de parar”, aseguró.
Una vez que la mujer fue estabilizada, hubo otro problema. “El tema era que estábamos en el medio de la nada”, contó el anestesista. El capitán del avión les preguntó a los médicos, por medio de una azafata, qué deberían hacer, dado que la “próxima tierra” a la que iban a llegar sería dentro de unas ocho horas.
”En ese momento la mujer estaba más lúcida, colaborando, con la máscara de oxígeno. No era que tuviéramos mucho tanque de oxígeno, y si paraba de vuelta o si teníamos que intubarla y todo de nuevo, no íbamos a poder hacerlo, o no en las mejores condiciones”, señaló Juan María.
Los tres resolvieron que lo mejor era aterrizar el avión de emergencia, y así se lo comunicaron al piloto, quien “en ningún momento puso en duda la decisión”.
”Empezamos el descenso en Cabo Verde. A todo esto, la azafata nos decía, ‘lo que pasa es que en Cabo Verde la pista es más chica, no está hecha para estos aviones’”, precisó el especialista. Los tres uruguayos que asistieron a la mujer se quedaron sentados junto a ella durante el riesgoso aterrizaje, que terminó saliendo bien.
A los minutos subió un médico que hablaba un poco de español, tras lo que trasladaron a la paciente y a su hija a una clínica y luego a un hospital del país africano. Mientras tanto, el avión cargó combustible y se puso de nuevo en marcha.
La nave llegó a Montevideo unas seis horas más tarde de lo previsto. Al arribar a la capital, Juan María se comunicó con la hija de la paciente. “Lo último que supe fue que estaban esperando un vuelo para volver a España, se la iba a estudiar ahí, a terminar la valoración”, expresó.
Si bien la odisea sucedió en julio, Vero lo rememoró hace pocos días en redes sociales y, según reconoció, ahora tiene que “pasar un buen tiempo” para que vuelva a subirse a un avión. Como anécdota, contó que el futbolista Diego Forlán y el presidente de Cutcsa, Juan Salgado, también se encontraban en el accidentado vuelo.
*Por Rocío González
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