Creativo no se nace, se hace
Es preciso nutrir nuestras mentes para que se produzca en ellas ese proceso milagroso de combinación de lo diverso que está en la base de la creación
La creatividad es hoy una de las cualidades humanas más alabadas. Todo encuentra en ella su más acabada su razón de ser. Ambicionamos ser "creativos". Antes que nada pretendemos ser originales y así justificamos la cómoda ruptura con lo que nos precedió. Porque la creación parecería surgir espontánea, de la nada, sin esfuerzo alguno. Sin embargo, ese proceso, sobre el que mucho se ha opinado, resulta de una compleja cadena de combinaciones. Como lo recuerda María Popova, que trabaja en el MIT, crear es combinar los fragmentos de percepciones, conocimientos, ideas y memorias que vagan por nuestro interior para dar forma a un material original, a visiones novedosas del mundo. Esto se logra vinculando lo que aparentemente no está relacionado entre sí, descubriendo correspondencias donde los demás sólo ven desorden. "La creatividad es conectar lo disperso", afirmaba Steve Jobs.
"Ocupen su cabeza con los hechos más diferentes provenientes de los campos más diversos –dijo en una oportunidad el escritor Ray Bradbury a un grupo de estudiantes–. Luego sólo deben estar alertas al momento en que un cierto número de ellos esté por chocar con otros". Sostuvo que si las personas no están educadas, nada les importará. Deben almacenar algo en su interior para que las metáforas circulen por él y choquen entre sí, generando nuevas metáforas que desafíen el orden establecido.
Crear supone, pues, la acumulación previa de "materias primas" para poder hacerlo. Aquí es donde entra la educación, ya que no hay creación en el vacío de conocimientos. En estos tiempos, cuando hasta parecería que educar es oponerse a la creatividad, se olvida que para poder lanzarse a la aventura de la creación original, es preciso construir un saber interior, una experiencia propios. El matemático Henri Poincaré describía así el proceso de formulación de un concepto complejo: "Las ideas se presentaban desordenadamente. Percibía que colisionaban unas con otras hasta que algunas encajaban y conformaban una combinación estable".
Es preciso nutrir nuestras mentes para que se produzca en ellas ese proceso milagroso de combinación de lo diverso que está en la base de la creación. Debemos aumentar de manera permanente nuestro capital de recursos acumulando los más distintos materiales. Como señala Popova, la creatividad es como un juego de Lego. Si sólo tenemos bloques de igual forma, tamaño y color, lo que construiremos será uniforme y poco interesante. Pero si nos equipamos con una gran bolsa de piezas de distintos tamaños, colores y formas, la posibilidad de crear se multiplicará. Quien observe el proceso desde el exterior se deslumbrará por la originalidad de lo creado pero nosotros, con sólo mirar nuestro equipaje interior, sabremos de dónde surgió.
A este respecto resulta ilustrativa la conocida anécdota atribuida a Pablo Picasso. Estaba el artista dibujando en un parque cuando una paseante lo reconoce, se le acerca y le ruega que le haga un retrato. Picasso accede y, a los pocos minutos, le entrega el dibujo. Repuesta de la admiración por la habilidad del maestro para reflejar con el trazo lo esencial de su carácter, le pregunta cuánto le debe. "Cinco mil dólares", responde el artista. Molesta, la ocasional modelo le inquiere cómo es posible que pretenda ese monto por sólo cinco minutos de trabajo. Sin inmutarse, Picasso dice: "Está equivocada señora, no fueron cinco minutos, me llevó toda una vida".
La creatividad se construye sobre todo lo que recolectamos en el transcurso de nuestra experiencia vital. La originalidad reside en el modo en que logramos combinar esos fragmentos de conocimiento, habilidad y percepción para hacer surgir nuevas maneras de ver la realidad. Esa necesidad de vincular lo diverso justifica la importancia de estimular la curiosidad innata por lo que nos rodea por medio de la educación que, además, nos ayuda a incorporar los materiales imprescindibles para generar toda creación. ß