John Carpenter abandonó los sets de filmación para dedicarse 100 por ciento a la música
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Parado sobre el escenario, con su banda, su música, sus mostachos y sus movimientos casi estrafalarios, él siente que recién ahora, en alguna orilla de la vejez, está cumpliendo su sueño. En efecto, John Carpenter, quizás el más grande director de cine de terror (hizo maravillosas y escalofriantes películas como Halloween, La niebla, La cosa, Christine) hoy cumple 75, no filma nada desde 2010 pero a cambio triunfa como rockstar… El tipo, impávido ante el paso de los años, formó su propia banda y confiesa: “Desde que era un chico supe que mi mundo sería el cine pero ahora tengo otra carrera en la música. En el fondo todo niño quiere ser una estrella de rock”.
Viejos sueños
Lo de la música no es un capricho tardío. Carpenter, en realidad, compuso la banda de sonido de casi todas sus películas, por lo que se lo reivindica no solo como un gran director sino como un compositor extraordinario de bandas sonoras, que han sido siempre rupturistas y han influido fuertemente en sus sucesores.
Nacido el 16 de enero de 1948 en Carthage, Nueva York, su madre era librera y su padre, un violinista y profesor de música en la Western Kentucky University que hizo todo lo posible para que su hijo siguiera sus pasos. John, de hecho, inició sus estudios musicales en la escuela de su padre y de muy jovencito formó una banda con su novia de entonces y con Tommy Lee Wallace, también futuro director, guionista, productor cinematográfico y su gran colaborador durante mucho tiempo. Esa primera banda se llamó Tomorrow’s Children, a la que le siguió otra, The Kaleidoscope, que adquirió cierta fama en Kentucky como la mejor banda para tocar en fiestas de fin de curso. El cine empezaba a pisar fuerte en la vida de Carpenter y Wallace, así que hacían versiones de temas de The Doors o The Monkees mientras proyectaban películas de Super-8 sobre la batería.
Luego formó otra banda, The Coupe de Villes, junto a Wallace y otro futuro guionista y director: Nick Castle. En la universidad, Carpenter componía temas musicales para muchos cortometrajes de sus compañeros mientras iba desarrollando la otra gran pasión de su vida: el cine. Lo fascinaban los westerns de John Ford y Howard Hawks y moría por las películas de horror de bajo presupuesto. Director precoz, a los 14 años ya había rodado cuatro cortos de terror en 8 mm: Revenge of the Colossal Beast, Terror from Space, Gorgo vs. Godzilla y Sorcerers from Outer Space. A los 17 creó su propia productora, Emerald, y publicaba su propia revista sobre cine: Fantastic Film Illustrated.
Tenía apenas 22 años cuando coescribió y compuso la música para La resurrección de Bronco Billy, un cortometraje de homenaje al western que ganó el Oscar en 1970. Por aquel tiempo fue cuando comenzó a estudiar cine en la Universidad del Sur de California pero abandonó la carrera cuando empezó el rodaje de Dark Star (1974), film que coescribió con Dan O’Bannon (futuro guionista de Alien, de Ridley Scott) y en el que también compuso la banda sonora y colaboró en la elaboración de los efectos especiales. Su carrera cinematográfica se hacía cada vez más sólida y en 1976 puso un pie en la historia del cine con su primera gran película: Asalto al Precinto 13.
Maestro del género
“No soporto volver a ver ninguna de mis viejas películas –declaró hace un tiempo al periódico británico The Independent-. Tuve que componer la banda de sonido de Asalto al Precinto 13 en solo 24 horas”. En realidad la rodó con menos de 100 mil dólares, igual que gran parte de sus mejores películas, hechas en general con muy pocos recursos. En varias de ellas Carpenter usó seudónimos para que los créditos no fueran todos iguales, porque él mismo era director, guionista, compositor y montajista. “Yo era el compositor más rápido y barato que pude conseguir”, bromea. En esa múltiple faceta de director, compositor y más, se une al club de otros grandes como Charles Chaplin, Clint Eastwood y Woody Allen.
Asalto al Precinto 13 fue bien recibida por el público y la crítica pero la película que lo consagró definitivamente fue Halloween (1978), con Jamie Lee Curtis, uno de los títulos más taquilleros de la historia del séptimo arte, repleta de homenajes a Alfred Hitchcock y que puso de moda el cine slasher, ese subgénero del terror con un asesino con cuchillo de carnicero que asesina jóvenes y adolescentes… La escalofriante música de Halloween es una marca registrada de Carpenter, imitada hasta el cansancio por todo el cine de terror posterior, y la saga de la historia llega hasta nuestros días aunque en las secuelas él solo tuvo que ver con las bandas sonoras.
Después de este exitazo, Carpenter dirigió dos películas para televisión: Someone’s watching me (1978) y la biopic Elvis (1979). Luego volvió al cine con otros grandes títulos terroríficos: La niebla (1980), éxito de taquilla con una historia de fantasmas, 1997: Rescate en Nueva York (1981), un relato post apocalíptico con Kurt Russell, su actor fetiche, y La cosa (1982) nuevamente con Russell y que ha sido interpretada, bajo protesta de Carpenter, en clave profética anticipando el Sida. La cosa no anduvo tan bien en recaudación pero le siguió Christine (1983), un nuevo exitazo basado en una historia de Stephen King sobre un auto diabólico. Starman (1984) fue muy elogiada y tuvo un éxito relativo, pero marcó el comienzo de la debacle de Carpenter en la taquilla, con títulos que no funcionaron como Golpe en la pequeña China (1986) y sus nuevas películas de bajo presupuesto como El Príncipe de las Tinieblas (1987) y Están vivos (1988), en las que vuelve a ser director, guionista y compositor.
A partir de los 90, Carpenter filmó varias películas aunque con ninguna recuperó el éxito de su época dorada. De estos tiempos son, entre otras, En la boca del miedo (1994), 2013: Rescate en L.A. (1996) y Vampiros (1998). La última película que filmó es Encerrada (2010), que transcurre en el interior de un hospital psiquiátrico y que guarda alguna similitud con Halloween.
Terror & Rock
El mismo tipo que creó la melodía más terrorífica de la historia en Halloween, que llenó de pánico a los espectadores con un sintetizador y un piano en La niebla, y que consumía un cigarrillo tras otro en los sets de filmación, ahora es feliz en su renacer en los escenarios como estrella de rock, mascando chicle y atusándose los mostachos, y componiendo música electrónica con su banda, formada por su hijo Cody Carpenter en los teclados y su ahijado Daniel Davies en guitarra: “Amé a The Doors, The Beatles, The Supremes y The Four Tops. En esta música definitivamente hay funk. Me da tanta alegría que tengo que conseguirme otra carrera como músico a esta edad. Hay un sentimiento de disfrute en nuestra manera de tocar. No hay manera de entender lo que siente. Es liberador”, declaró a The Independent.
En los últimos años el trío ya editó tres volúmenes del disco Lost Themes, colecciones de temas para bandas sonoras imaginarias, composiciones tan sofisticadas e inquietantes como lo fue el cine de Carpenter. Los discos han tenido muy buena recepción y los han llevado incluso a salir de gira, algo hasta ahora impensado para el director, ex lobo solitario. También lanzaron una recopilación de sus bandas sonoras más significativas. El maestro del terror dice que tocar con la banda lo energiza: “Hicimos este disco con enormes sonrisas en nuestras caras… Esto está entre la mejor música que haya hecho jamás.”
Carpenter grabó los discos en el estudio de su casa con Cody y Daniel, y aprovecharon cada minuto de descanso para jugar a los videojuegos, otra de las pasiones del director junto con los cómics y los partidos de la NBA. Él mismo ha contado (con los años se volvió también menos seco en las entrevistas) que la grabación le resultó muy divertida, sin corridas ni presiones ni actores preguntándole que debían hacer, y solo siguiendo lo que le dictaba su imaginación.
Carpenter también ha declarado que en las circunstancias adecuadas volvería a dirigir cine, siempre y cuando haya suficiente financiación y se trate de un proyecto que lo enamore. Por lo pronto, compuso la música de la última entrega de la saga de películas de Halloween (Halloween Ends) dirigida por David Gordon Green,y el trío acaba de anunciar la salida del álbum con la banda de sonido, que se grabó en el estudio de Carpenter. Los temas principales vienen desde la Halloween original -con una atmósfera de tensión que hiela la sangre- aunque fueron refinados y se crearon nuevas melodías para los nuevos personajes.
Parece que el renovado romance con la música, en el caso de Carpenter, llegó para quedarse. Por ahora, no más imágenes de horror: “Para un viejo como yo –confiesa-, poder interactuar con jóvenes parados cerca del escenario es la mejor sensación sobre la Tierra”.
Claudia Dubkin