
Costanera, paseo al sur
Entre Cecilia Grierson al Norte y avenida España al Sur, la avenida Costanera se muestra como una galería de las bellas artes, al aire libre y junto a la brisa del río
El paseo de la Costanera Sur, tal como lo conocemos, se fue construyendo por etapas entre 1925 y 1929, según el proyecto del paisajista Benito Carrasco y el asesoramiento del director de paseos y jardines de París, Jean Claude Forestier, autor -entre otros- del parque María Luisa de Sevilla, del parque que rodea al Campo de Marte y el del Rosedal, en la capital francesa.
El recorrido, que se extiende en forma paralela al río desde Cecilia Grierson hasta la avenida España, fue recibiendo con los años numerosas esculturas y monumentos -aunque de gusto y calidad muy dispar- que lo convirtieron en uno de los lugares con mayor patrimonio artístico de Buenos Aires.
A continuación enumeramos los monumentos y edificios más representativos de la zona, en el mismo orden en el que irán apareciendo al emprender una caminata del Dársena Norte a la Sur.
Sus características y algunos de los rasgos más importantes de su historia forman parte de este recorrido pensado, justamente, para animarse a emprender una visita autoguiada.
1 El Yacht Club Argentino está situado en el extremo sur de la Dársena Norte. Aunque su ingreso es restringido, desde el puente giratorio que cruza el dique y la calle Cecilia Grierson puede observarse su silueta tan particular, con su torre coronada por un faro esférico. Fue construido en 1916 por el arquitecto Edouard Le Monnier, autor de numerosas residencias en la ciudad.
2 Unos mil metros más allá, entre los ingresos de Sarmiento y Belgrano, se alza el Mástil de los Italianos. La obra, del escultor Gaetano Moretti, se inauguró en 1927 y fue erigida por la colectividad italiana en la Argentina, como recuerdo de la visita a Buenos Aires en 1924 del príncipe Humberto, heredero de la corona de Italia. Se inspira en los mástiles de la plaza San Marcos de Venecia.
3 A 150 metros del Mástil está la Cervecería Munich que, inaugurada el 21 de diciembre 1927, fue construida en tiempo récord: cuatro meses y ocho días demoró Andrés Kalnay -arquitecto húngaro llegado al país en 1920- en terminar la obra. De estilo art-decó, allí funcionó la cervecería como sitio preferido por la clase alta porteña durante más de veinte años. Su decadencia sobrevino con la decadencia general del paseo, por los años 50. Estuvo a punto de ser demolida, pero se salvó de la piqueta al ser destinada, en 1979, a Museo de Telecomunicaciones. Se puede visitar de martes a viernes, de 9 a 18; sábados y domingos, de 14 a 18; con entrada gratuita. Informes, 4968-3112/4.
4 A 200 metros, en la intersección con Belgrano, aparece el monumento Guardacostas. Se trata de la figura de una mujer en actitud valiente que mira hacia el río, de la que surge la proa de un guardacostas. La piedra fundamental fue puesta por Fernando de la Rúa el 30 de junio de 1997. La plazoleta que la alberga se llama -por supuesto- Guardacostas.
5 Pasando la pérgola cercana, tras bajar las escalinatas que conducían el antiguo y malogrado balneario, se encuentra el monumento a Luis Viale. El hito rememora el naufragio del vapor América y su trágica secuela: se cuenta que en la Nochebuena de 1871, cuando los buques gemelos América y Villa del Salto hacían la carrera entre Buenos Aires y Montevideo, debido a una apuesta entre los capitanes sobre quién llegaba primero, la presión hizo que las calderas del América estallaran. En medio del caos, un pasajero llamado Luis Viale cedió su salvavidas a la señora Carmen Pinedo de Marcó del Pont, que estaba embarazada. La mujer se salvó y el gesto heroico de Luis Viale mereció este homenaje.
El monumento fue esculpido por Eduardo Tabacchi y erigido inicialmente en el cementerio de la Recoleta. Sobre una base de mármol de Carrara se levanta la figura que, en actitud decidida, avanza llevando en su mano derecha un salvavidas.
6 A continuación se encuentra la escultura La Ola, obra del artista argentino Nicolás Isidro Bardas, porteño, nacido en 1871, y discípulo de Lucio Correa Morales.
Realizada en mármol de Carrara, se trata de una gran ola que simboliza las fuerzas naturales; recostada sobre ella se ve una figura femenina, cuya largacabellera juega con las ondas. Fue inaugurada en 1937.
7 Otros 700 metros, y el encuentro es con algo realmente bello: la Fuente de las Nereidas. Conocida popularmente como Fuente de Lola Mora, fue realizada en Roma por la escultora tucumana de ese nombre. En un principio, el conjunto fue emplazado en lo que ahora es Leandro N. Alem y Perón, pero debido al escándalo que suscitaban sus figuras desnudas, se la trasladó en 1918 al lugar que hoy ocupa.
También de mármol de Carrara, está compuesta por tres tritones que sujetan cada uno un caballo en actitud briosa. En el nivel superior, sobre unas rocas, dos nereidas, cuyas piernas terminan en cola de pescado, sostienen una valva sobre la cual reposa la figura de Venus Afrodita, la diosa del amor y la belleza.
8 En el extremo del antiguo espigón está el monumento al Plus Ultra, obra del español José Lorda. El hidroavión fue la primera máquina aérea que unió Europa con Buenos Aires. Tripulado por el comandante Franco, el capitán Ruiz de Alda, los señores Juan Durán y Pablo Rada, partió de Palos de Moguer el 22 de enero de 1926. Tras recorrer más de 10.270 kilómetros, la nave llegó a esta ciudad el 10 de febrero del mismo año. Como reconocimiento al pueblo que ese día acudió en masa para recibirlos, el Plus Ultra fue donado al gobierno argentino, que dispuso darlo al museo de Luján, donde se encuentra desde 1936.
9 A unos cien metros de la Fuente, los sábados y domingos -de 13.30 a 17.30, gratis- se puede visitar con mucho provecho el Museo de Calcos, ubicado dentro de la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova. En él se pueden encontrar más de 200 copias hechas por sistema de calco directo sobre el original -algo irrepetible en nuestros días - de obras que atesoran algunos de los museos más grandes de Europa: desde esculturas egipcias, asirias y babilónicas hasta las portentosas imágenes del Moisés y el David de Miguel Angel, la Victoria de Samotracia y la Venus de Milo. Muchas de las obras fueron traídas para los festejos del centenario, en 1910. Otras se compraron en museos como el Louvre de París, el Británico y varios italianos.
10 Por último, a cuatrocientos metros del último punto de atención, en el extremo del paseo, se alza el monumento a España "Fecunda, Civilizadora, Eterna", como se apunta en la obra del escultor Arturo Dresco. Sobre un gran basamento de granito rojo se apoyan 29 personajes que sintetizan fragmentos de historia. Vinculados con el descubrimiento y la conquista de América se pueden observar a Isabel la Católica, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, Pedro de Mendoza, Domingo Martínez de Irala y Hernandarias: hay también seis figuras alegóricas y, por último, otras tres que personifican a "los indios". El monumento se ubica al final de la costanera, junto a la avenida España. Según su autor, en esta obra trató de "compendiar un pedazo de historia hispanoamericana que podría ser la del descubrimiento, la conquista, la colonización o el virreinato". Fue inaugurado por el intendente Mariano de Vedia y Mitre el 13 de octubre de 1936.
La costanera sur, única por su historia, sus edificios y monumentos, ajena al trajín urbano, como "estando en el mundo sin ser del mundo", es uno de los lugares mágicos de Buenos Aires.
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