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Era un cálido día de primavera en el sureste de Inglaterra cuando se topó con un animal diminuto y peludo que parecía estar en problemas. Corría frenéticamente por el vecindario con la cabeza atrapada dentro de un recipiente de comida vacío. Su curiosidad la había llevado a la difícil situación de quedar atrapada en un frasco de plástico y estaba perdiendo oxígeno minuto a minuto.
Rápidamente, tras el alerta de quien la encontró, un grupo de voluntarios se organizó para poner a la cachorra a salvo. Retirar el recipiente de plástico sería un proceso delicado y llevaría mucho tiempo. Pero el animal necesitaba una intervención inmediata para poder respirar. Por eso, con rápida precisión, se cortó un agujero en el frasco para permitir el flujo de aire, y Jar Jar, como llamaron a la pequeña, fue llevada a un lugar seguro.
Una sorpresa con cola
Tras retirar el fondo del frasco para que la cachorra pudiera respirar, los rescatistas se llevaron una sorpresa. El animal no era un perro como habían pensado, sino que se trataba nada más y nada menos que de una cría de zorro. Todavía en una condición frágil -ya que el resto del frasco aun comprimía su cuello-, Jar Jar fue derivada a The Fox Project, una organización de Información sobre Vida Silvestre especializada en zorros que cuenta con un hospital propio en el que recibe -y trata- a más de mil zorros al año.
El zorro se ha adaptado perfectamente a los entornos urbanos y suburbanos. Miembro de la familia canina, su dieta omnívora incluye gusanos, escarabajos, bayas, carroña, pequeños roedores, conejos y pájaros. Aunque es un depredador eficiente, es básicamente perezoso y no se molesta con presas esquivas. Los gritos de los zorros a menudo despiertan y asustan a la gente, pero no son más que conversaciones de zorros. A veces se expresa preocupación por la presencia de “demasiados” zorros en un área. La población, como la de todos los carnívoros, se autorregula y está limitada por la cantidad de alimento y territorio disponible. De hecho, la investigación científica más reciente sobre zorros indica que la población nacional de zorros ha disminuido un 41% desde 1995, por lo que una “sobrepoblación” es menos probable que nunca.
Es poco probable que amenacen a gatos, perros o niños. Y el hecho de que parezcan no temer a los humanos es porque han aprendido cuán lentamente pueden moverse los humanos y cuán rápido pueden moverse ellos mismos si es necesario. En Inglaterra, los zorros están protegidos por una serie de leyes de protección de la vida silvestre contra el envenenamiento, la asfixia, la mutilación, el apuñalamiento, el empalado, el ahogamiento, los golpes con garrotes y la mayoría de las formas de trampas, y cualquiera que lleve a cabo tales actos está sujeto a 6 meses de prisión y/o una multa de 5.000 libras esterlinas por animal.
Con sus pares y al aire libre
Ya en el hospital, a Jar Jar se le retiró con cuidado el resto del contenedor de plástico. También se le hizo un chequeo exhaustivo por el que se confirmó que, aunque la cachorra estaba débil, podría salir adelante luego de un tiempo de recuperación, buena alimentación y los cuidados necesarios para su especie. Estaba deshidratada, hambrienta y cubierta de garrapatas. Pero afortunadamente, no tenía heridas.
El equipo de rescate extrajo las garrapatas del cuerpo de Jar Jar, le dio una comida nutritiva y preparó una guarida para que pudiera descansar luego de tanto estrés Estaban encantados de ver cómo, lentamente, la pequeña se mostraba cada vez más animada, con apetito y un carácter tranquilo. “Después de recibir la atención y el descanso que necesitaba, junto con algunas comidas nutritivas y observaciones minuciosas, ¡estamos encantados de informar que se encuentra muy bien!”, escribieron los voluntarios en una actualización en Facebook.
Con el correr de los días, Jar Jar se fortaleció y finalmente estuvo lista para la socialización. Fue entonces cuando conoció a los otros cachorros de zorro también rescatados. “Jar Jar se ha unido a un grupo de otros cuatro cachorros rescatados y disfruta felizmente de su compañía en un recinto al aire libre”. Mientras la pequeña disfruta de su tiempo con los otros de su especie, sus rescatistas continúan preparándola para su eventual liberación de regreso a su hábitat natural.
Pronto, Jar Jar y sus amigos serán liberados juntos como grupo en un lugar seguro elegido especialmente para ellos. El equipo espera ver a los cachorros escapar juntos a su nuevo hogar y confían en que la comunidad pueda reducir la cantidad de desechos plásticos.
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