Coronavirus: cómo la pandemia está cambiando los hábitos sexuales de los argentinos
La pandemia de coronavirus que sorprendió al mundo en 2020 está trayendo problemas económicos, políticos y sociales inéditos, y también está afectando la vida cotidiana de cientos de millones de personas en todo el mundo. Y en tiempos de cuarentena y distanciamiento social la sexualidad parece haber quedado en jaque: LA NACION habló con argentinos y argentinas que debieron cambiar sus hábitos por el coronavirus, desde los que están separados de su pareja tras regresar de un viaje y los que consumen pornografía inspirada en la cuarentena, hasta los que decidieron suspender orgías o usan la excusa de un inminente fin del mundo para tener más levante.
No hay dudas de que estamos viviendo momentos inéditos y que quedarán en los libros de historia, lo que genera reacciones humanas totalmente diversas. "Nuestra conducta depende de con qué representaciones esté asociada la pandemia en cada caso en particular. Para algunas personas puede ser el refuerzo de una fobia previa, como el miedo a los microbios; para otros a un síntoma obsesivo, como la obsesión por limpiar; puede ser asociarse a ideas delirantes, como las conspiraciones, pero también ser parte de la constelación de representaciones de una fantasía sexual", explicó el psicólogo Lucas Vázquez Topssian (MN. 60896).
El psicólogo explica, por ejemplo, que el 4 de marzo de este año la búsqueda de "coronavirus" en el portal pornográfico PornHub arrojaba 112 resultados, mientras que hoy hay más de mil videos y clips con ese término en el título. Se trata de filmaciones con barbijos, entornos médicos o ficciones de cuarentena. Y existen los que comienzan a sentirse erotizados por estas circunstancias. Entre ellos estarán los que tienen fetiches relacionados, como los que se sienten atraídos sexualmente por los estornudos, o los que encuentran placer en el brillo de la nariz, un caso citado y estudiado en 1927 por el mismo Sigmund Freud.
Para la licenciada Francesca Gnecchi, periodista diplomada en sexualidad y docente, la pandemia puede disminuir nuestro erotismo o, por el contrario, elevarlo. "En líneas generales este tipo de situaciones generan estrés y las personas con estrés tienen menos deseo sexual, pero también están las que, frente a estos casos, encuentran la sexualidad como vía de escape a la ansiedad y como forma de descargo. Y estar en cuarentena con una pareja puede ser el disparador para mantener relaciones sexuales de forma más frecuente salvo, claro, que estén los hijos dando vueltas", explicó.
Precauciones para evitar el contagio
Para la profesional, aunque no es una enfermedad de transmisión sexual, hay que tomar precauciones para evitar el contagio: "A la hora de mantener relaciones, las recomendaciones con el coronavirus son las mismas que dio la Organización Mundial de la Salud: si tu pareja sexual estuvo en alguno de los países de riesgo, debés evitar el contacto por catorce días. Y si tenés relaciones con alguien que no viene de esos países pero con la que no convivís y que conociste en un boliche o en Tinder, es lo mismo, hay que mantenerse alejado".
Es esto mismo lo que preocupa a muchos. Juan, un porteño de 41 años gay que pide que se lo describa en esta nota como "soltero y desesperado", decidió cerrar su aplicación de citas para evitar contacto con personas fuera de su círculo de amistades. "Desde que se declaró la emergencia sólo tengo encuentros con gente conocida... busco gays que yo tenga certeza que no viajaron a ningún país de riesgo. Supongo que en cuanto arranque la circulación local del virus también los voy a suprimir. Así que a veces imagino que, si la cosa viene para largo, deba tomarles la fiebre antes de que entren a casa", detalló resignado.
Pero Juan no piensa gastar dinero en una suscripción en algún portal de pornografía, sino que recibe y guarda material amateur que circula en WhatsApp: "Es más ‘clase b’ que lo que hay en plataformas de contenido casero pago como OnlyFans, pero hay algo artístico por parte del autor que disfruta de calentar con su obra donde es protagonista. Además, estoy convencido de que los cuerpos no hegemónicos calientan el doble".
Algo similar le ocurre a Max, un joven gay santafecino que suele mantener relaciones sexuales ocasionales con personas que conoce los fines de semana en fiestas electrónicas. Ahora, sin embargo, ya no cuenta con esos ámbitos y no le generan confianza los encuentros que nacen en entornos digitales. "Nunca me sentí cómodo con el levante mediante apps, me funciona mejor el ‘cara a cara’. Pero ahora uno entra en la paranoia de si esa persona estuvo o no en Europa, por ejemplo, así que hace varios días que no tengo relaciones sexuales. Y ya había pactado varios encuentros para el próximo fin de semana en Buenos Aires, pero ahora que suspendieron las fiestas y recitales a los que planeaba ir, cancelé todo y creo que no haré nada hasta que termine la pandemia. ¡El coronavirus está destruyendo mi vida sexual! Creo que no es socialmente responsable estar viéndote con varios en estos días. Si yo siempre mantengo relaciones con preservativo, ¿por qué me no me cuidaría también en otros aspectos de mi salud?", explicó.
Sexting por dos semanas
¿Y qué sucede con aquellos que están en cuarentena? Julián, de 32 años, regresó hace unos días de Miami, en donde estuvo trabajando. "Estuve diez días en los Estados Unidos, pero hasta la semana pasada la situación era muy distinta a lo que vemos hoy: en pleno spring break, los estudiantes estaban muy preocupados por no estudiar, salir de fiesta y bailar Bad Bunny. No había señal de la ‘COVID paranoia’", aseguró. Fue así que decidió cambiar los pasajes y regresar a Buenos Aires, en donde se encuentra pasando el aislamiento obligatorio por catorce días.
A pesar de que en estos momentos no tiene una novia, inevitablemente la cuarentena lo obligó a cambiar sus hábitos sexuales: "Con las personas con las que me estaba viendo decidí no verme durante estos días. Fue algo charlado y también lo tomamos como un juego". Así, mientras gracias a la ayuda de sus amigos logró hacer las compras de supermercado, Julián se prepara para estar solo por varios días. "Creo que mi mejor aliado va a ser el sexteo y las llamadas, es como un juego, ponerle una restricción a una lógica de vinculación que suele ser muy directa. Ahora la dinámica se frena en los mensajes, con lo cual se pueden generar una tensión infinita ahí ¡que se va a resolver recién en 14 días!", se sinceró.
"Me imagino que en los próximos días habrá mucho sexting, imágenes, videos, videollamadas… ¡lo que sea! Obviamente porno y juguetes sexuales van a aliviar un poco la falta de contacto físico, pero me parece divertido buscar contacto directo pero a la vez mediado. ¡En vez de ‘tener sexo’ pasamos a ‘tener porno'’!, reveló.
El placer en cuarentena
Esta estrategia para enfrentar el encierro es la misma que propone Gnecchi: "Estar en cuarentena no quiere decir abandonar el placer, sino que puede ser la situación perfecta para encontrar el autoplacer. Aquí hay que hacerlo con las manos bien limpias y los juguetes sexuales bien limpios. Y por supuesto el sexting o el uso de juguetes sexuales a distancia, que se manejan con una aplicación".
Las parejas que tienen que vivir en cuarentena también enfrentan desafío. El Chino Darín y su novia, Úrsula Corberó, están compartiendo en sus redes sociales cómo viven el confinamiento que impuso el gobierno español, en donde las medidas para frenar el avance del COVID-19 son aún más duras que en la Argentina.
Otros, como la familia Mentasti, debieron reacomodar su casa para que el padre de familia, Ricardo, no tenga contacto con su mujer y sus hijos, un niño de 7 años y una beba de seis meses, tras regresar de un viaje laboral en los Estados Unidos. "Armamos el búnker para tenerte, amor, cerca nuestro", le dijo su esposa Carolina al llegar. Así que ahora él vive en un habitación aislada del resto.
El alcohol en gel se volvió protagonista de "El club de la paja", una reunión semanal que se realiza en el microcentro porteño y que comenzó como un encuentro de amigos pero que hoy es una suerte de grupo cerrado de hombres homo y heterosexuales que pagando una membresía pueden pasar la tarde en un departamento mirando películas pornográficas o partidos de fútbol. Desde hace unos días es obligatorio limpiarse las manos antes de entrar y se usa un celular con cámara con detección de calor para comprobar que nadie tenga fiebre. Aunque todavía no sucedió, se avisa con un cartel que si alguien tose mucho o muestra signos de cansancio se le pedirá que se retire del lugar.
Tinder y otras apps
No todos, sin embargo, creen que la pandemia los afecte negativamente. Darío, un porteño heterosexual de 39 años, encontró en el pánico generalizado un motivador para encarar más: "Generalmente conozco mujeres por trabajo, en un bar o porque me las presentan. Hasta ahora las redes sociales de citas, como Tinder o Happn, no eran relevantes, pero desde hace diez días, sabiendo que en todo el mundo se hablaba de cuarentena e imaginando que se venían meses duros, decidí actualizar el perfil con nuevas fotos y el texto con una alusión graciosa al coronavirus. Ahí me di cuenta que sonar fresco es un gran gancho porque tuve muchos más ‘match’ y fue disparador de charlas. Pasé de tener cinco o siete salidas en un año por las apps a tres en las últimas 48 horas y cinco si cuenta esta semana completa".
El entusiasmo y la estrategia de encare, sin embargo, no hizo que se eviten ciertos temas de conversación, sino que por el contrario la coyuntura quedó expuesta. "Siempre en chiste le preguntás si estuvo en Europa recientemente y a partir de ahí salen temas de conversación y es una buena forma de conocerse más ¡es impensado todo lo que se puede decir si uno empieza a charlar sobre un inminente fin del mundo! Además, es recurrente avisar que no habrá besos, lo que hace que muchas se relajen", completó divertido.
Otra sitio en donde muchos hombres viven su sexualidad son en los saunas y centros de relax masculinos, que reúnen a diferentes personas interesadas en explorar sus cuerpos y disfrutar de la compañía del otro en anonimato y sin compromisos. Sin embargo, al igual que cines y teatros, estos establecimientos son cada vez menos visitados. Gonzalo, un porteño de 45 años que se presenta a LA NACION como pansexual, suele ir una vez por semana a una sauna en la calle Viamonte pero notó una fuerte merma de visitantes la semana pasada.
"Fue gracioso porque en una de las habitaciones del lugar, en donde suelen haber televisores con películas, estaba sintonizado un noticiero de Canal 26 con todas noticias del coronavirus, que era seguido por atención por varios hombres desnudos en bata. Propuse cambiar la señal por otra más acorde al lugar pero nadie me hizo caso: incluso en ese lugar de placer, la noticia se imponía", explicó.
Si bien Gonzalo no planea cambiar sus hábitos sexuales, y espera seguir viéndose con parejas ocasionales o personas que conozca por aplicaciones, sí decidió no participar de orgías ni encuentros con más de una persona. Es el mismo camino que decidieron tomar Aldo y Luis, una pareja gay de la provincia de Córdoba que organiza encuentros sexuales con amigos y conocidos en una quinta en las afueras de Villa Carlos Paz. "Preferimos no exponernos a enfermarnos o, peor, pasar quince días de incertidumbre si alguno de los invitados descubre que estaba enfermo cuando nos visitó", aseguraron.
Luli y su novia, por su parte, tienen una pareja abierta que decidieron "cerrar" por un tiempo. "Estamos viviendo las dos una ‘cuarentena at home’. Tenemos contacto sólo con amigos y por ahora dejamos de lado los tríos y la relación abierta. Es más, mi novia estuvo con síntomas gripales unos días y ni chapamos por las dudas. Reconozco que a mí me agarró un brote obsesivo con todos los cuidados que hay que tener. Algunos de nuestros vínculos estuvieron en contacto con gente que estuvo en Europa y nosotras cenamos con una amiga que volvió de Barcelona, así que todas cuidadas hasta que pasen los periodos correspondientes", explicó.
Otro ámbito de vulnerabilidad lo representan las trabajadoras sexuales, un ámbito cruzado por discusiones entre posturas abolicionistas y regulacionistas, pero que por encima de las polémicas existe y que se ve afectado de manera particular por el coronavirus. Con menos circulación de personas en la calle y menos demanda, es otro sector castigado por la repentina falta de trabajo.
Para Georgina Orellano, secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (AMMAR), la pandemia volvió a evidenciar la situación en la que viven. "Nuestro trabajo no está reconocido de manera estatal, no tenemos obra social o aportes jubilatorios. Somos trabajadoras de la economía popular con compañeras de más de 60 años que siguen ejerciendo el trabajo sexual a pesar de los peligros. Las medidas anunciadas por el presidente Fernández apuntan a los trabajadores y las trabajadoras registradas y nos deja afuera. Nosotras no podemos acatar la cuarentena porque tenemos compañeras que trabajan en la vía pública que pagan la habitación en donde viven al día", puntualizó.
Orellano y otras dirigente de AMMAR tuvieron un plenario el viernes pasado en donde evaluaron posibles pasos por seguir y elaboraron un documento con diez recomendaciones para el auto cuidado a la hora de ejercer el trabajo sexual. También abrieron una cuenta para recibir donaciones en una suerte de fondo político para ayudar a quienes más lo necesitan. "Tenemos compañeras mamás y jefas de hogar a las que debemos acompañar. Ya pedimos una reunión con el Ministerio de la Mujer para contarles la situación en la que vivimos y con el Ministerio de Desarrollo Social para que habiliten por única vez tarjetas alimentarias para las que más vulnerables", concluyó.
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