De repente, los aviones dejaron de salir. El coronavirus cerró innumerables fronteras y afectó de manera notable el tráfico aéreo. Muchos aeropuertos, antes ajetreados y en ebullición, con ese movimiento incesante de pasajeros, tripulantes, prestadores de servicios, vehículos y valijas, se convirtieron prácticamente en ciudades fantasma.
Desde el 21 de mayo la vida volvió al Aeropuerto Internacional de Carrasco. No porque retornaron los despegues y los aterrizajes, sino porque la terminal cercana a Montevideo, en Uruguay, inauguró en su estacionamiento Aerolife, un autocine. "La propuesta nació de la creatividad y el entusiasmo por reinventarse, readaptarse a una situación de parálisis mundial ante la que sentimos que no podíamos permanecer ajenos", explica Mariana Arbelo, gerente comercial de la cadena de salas uruguayas Life Cinemas, una de las tres empresas que forman parte del proyecto: las otras dos son el propio aeropuerto y la compañía de broadcasting y medios Magnolio Media Group. "Buscamos ofrecer una experiencia retro y al mismo tiempo innovadora, que aporte alegría y diversión", agrega.
Las películas se proyectan sobre una megapantalla de 20 por 11 metros, también pensada para otros espectáculos, conciertos y shows de stand up. "Todo, cumpliendo las medidas de prevención orientadas a evitar la expansión del coronavirus exigidas por el Ministerio de Salud Pública", afirma Arbelo. El sitio tiene espacio para 90 vehículos.
Si bien se planteó una duración estipulada de dos meses, es posible que se evalúe una eventual extensión de acuerdo a cuáles sean las condiciones sanitarias generales en ese momento. "La continuidad de la iniciativa dependerá de su evolución y de la demanda del público y también se tomará en cuenta lo que suceda con la actividad del aeropuerto y la evolución de los vuelos", detalla Matias Carluccio, gerente comercial del Aeropuerto de Carrasco. En simultáneo, se está evaluando la posibilidad de realizarla en otro espacio del aeropuerto más reducido.
Equipos de trabajo activos
El objetivo, aseguran sus ideólogos, no fue buscar el rédito económico ni reemplazar parcialmente la caída de ingresos nativa y genuina del aeropuerto. "Fue pensado como una acción alternativa para brindar entretenimiento, que además permite mantener a los equipos de trabajo activos y fortalece el posicionamiento de nuestras firmas", indica Carluccio. "Si bien esta iniciativa puede ayudar con algún ingreso, nuestros negocios se desarrollan por otros canales", agrega. La iniciativa también busca ayudar a los más afectados por la emergencia sanitaria: se solicita que los asistentes concurran con alimentos no perecederos que luego son donados a Unidos Para Ayudar, una entidad solidaria.
El plan incluye dos funciones diarias de cine los jueves, viernes y domingos y tres los sábados. Además, de lunes a miércoles el espacio estará reservado para sesiones privadas para empresas. Se espera en total alcanzar los 20.000 espectadores en 80 funciones.
"Aerolife significa el retorno del autocine a Uruguay después de varias décadas", evoca Rodrigo García, director ejecutivo de Magnolio Media Group. "Si bien hubo diferentes propuestas, la más recordada es la del Auditorio Malvín en la década del 80’, ubicada en Punta del Descanso (en la rambla del barrio montevideano de Malvín)", aporta. En los últimos años existieron diferentes iniciativas con pantallas itinerantes al aire libre, pero no estaban pensadas para asistir en vehículo. En 2008 hubo una propuesta puntual de autocine, en la que se proyectó una película por única vez en la zona del Dique Mauá (rambla de Palermo).
El de Carrasco, sin dudas, es por estos días un verdadero aeropuerto de película.
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