Con los cuidados de higiene vueltos más rigurosos desde que empezó la pandemia, la cuestión de la ropa se volvió un aspecto clave. Desde lavarse las manos a usar barbijo, desde sacarse la ropa de calle para ponerla a lavar de inmediato a higienizar el calzado. La limpieza se volvió una nueva preocupación.
Muchas de las dudas acerca de los hábitos que conviene implementar para prevenir el contagio por Covid-19 pueden leerse en el reciente artículo de The New York Times La ciencia responde: ¿el virus está en la ropa, en los zapatos, en el pelo?en el cual, el doctor Andrew Jalinowski brindó las respuestas a todas estas preguntas.
Cuando le preguntaron si el coronavirus puede vivir en la suela de los zapatos, el científico respondió: "Tal vez lo mejor sea no pensar tanto en la amenaza que acecha en los zapatos, sino tener una conversación familiar sobre la conveniencia de tener un interior descalzo, un hogar libre de zapatos. En las casas donde hay chicos que gatean o juegan en el piso, donde alguien es alérgico o tiene algún problema inmunológico, los beneficios de una casa libre de zapatos son enormes".
Esto no significa que el virus no pueda vivir en los zapatos. El mismo Jalinowski admitió que sí, puede, como muchísimos otros gérmenes que abundan en la calle y en el suelo. Aunque este dato afectaría más a los trabajadores de la salud que atienden en primera línea a pacientes de Covid-19 que al resto de la sociedad. Se hicieron estudios que tomaron muestras de varias superficies en un hospital en Wuhan, China, en unidades donde se atendía a pacientes infectados. Esas investigaciones encontraron material genético del coronavirus en la mitad de las muestras tomadas de la suela de los zapatos de los trabajadores médicos. También encontraron evidencia del virus en los pisos, incluidas las áreas más allá de donde los pacientes contagiados estaban siendo tratados.
Si bien esto sugiere que los zapatos podrían ser un vehículo para el virus, las pruebas de los investigadores no determinaron la cantidad de "virus transportable" en los zapatos y los pisos. Esto significa que no se sabe si había suficiente carga viral contagiosa o si el virus permanecía activo como para ser infeccioso y causar enfermedades si alguien entrara en contacto con él.
Entonces, podemos comprender que, aunque no parece ser la medida más importante para detener el riesgo de coronavirus, la conveniencia de limpiar el calzado al ingresar al hogar e incluso de considerar la costumbre de quitárselos del todo, empieza a tomar sentido. Los especialistas recomiendan que por lo menos, al llegar a la casa, se limpie la zuela del zapato y si se puede también sacarlo y caminar en medias o, cambiarlo por un zapato limpio o una pantufla.
Otro estudio, el de Charles Gerba, un microbiólogo de la Universidad de Arizona que fue ampliamente difundido en medios de comunicación, mostró que "La presencia, en el 96 por ciento de los zapatos estudiados, de bacterias coliformes y Escherichia coli en el exterior de los zapatos indica un contacto frecuente con material fecal, que probablemente se origina en pisos en baños públicos o contacto con material fecal de animales al aire libre". El estudio también indicó que las bacterias pueden ser arrastradas por los zapatos a través de largas distancias e introducidas dentro de los ambientes.
Países nórdicos, Austria y Alemania
Para aquellos que lo han visto en sus viajes o lo han tenido en sus reflexiones ya estaban convencidos de las ventajas de tener una casa libre de zapatos pero no se habían animado a implementarla hasta hoy, quizá llegó el momento de ponerse en acción.
Ya son muchos los hogares que empiezan a adoptar esta regla: al no recibir visitas no pesa la culpa de imponerles un hábito que no es propio de los argentinos y solo hay que acordar cumplirlo entre los miembros de la familia.
Austria, los países nórdicos y en la región alemana de Baviera es un código establecido: todo el mundo se saca los zapatos antes de entrar a una casa. No hacerlo se considera una falta de educación. Todos acuerdan que es antihigiénico pisar con el mismo calzado que se usó sobre la nieve, la acera o el transporte público, el suelo de una casa. Especialmente sobre las alfombras y moquetes, más difíciles de limpiar y desinfectar que otros revestimientos para pisos.
Distinto es el caso de un taco aguja, una sandalia o un zapato de vestir que suelen aceptarse en fiestas o reuniones, pero con el código tácito de que no son calzados que también se usan en la calle. Es una costumbre muy común que los invitados lleven los zapatos para interior en una bolsa y los cambien antes de entrar a la casa del anfitrión.
Canadá también sigue estas reglas, aunque con alguna flexibilidad según las ciudades y sus costumbres, pero es un hábito que se transmite en las escuelas.
Implementar la costumbre de quitarse los zapatos
1. Sacátelos y limpialos al llegar. Rociá la suela con una solución de lavandina al 5% (hipoclorito de sodio); dejala actuar unos 10 minutos y después pasale un paño desechable: no lo pases por la capellada para no arrastrar la suciedad. La parte de arriba del calzado se puede limpiar con pomada o con un trapo con brillo para calzado.
Una revisión sistemática de distintos estudios científicos que analizan a las suelas de zapatos como vectores potenciales para la transmisión de patógenos encontró coincidencia en la literatura científica sobre la presencia de bacterias infecciosas y gérmenes. Recopiló estudios de varias estrategias de descontaminación y ninguna demostró ser completamente exitosa en la desinfección de suelas de zapatos. Aun así, la limpieza del calzado es, definitivamente, una buena costumbre: se descubrió que simplemente lavar los zapatos con detergente elimina las bacterias fecales y reduce la presencia de todos los gérmenes en un 90 por ciento o más.
2. Usá "patines", pantuflas, medias. El calzado raya la madera. Esto lo sabían muy bien las abuelas. Ellas usaban unas especies de alfombritas individuales rectangulares del tamaño de un pie grande, para caminar por la casa arrastrándose como gueishas. Esa vieja costumbre de los "patines" también la debían cumplir los visitantes. Así mantenían sus pisos brillantes y limpios. Hay unas medias llamadas "pantumedias" que se venden en lencerías o, ahora, por sitios de compra online, que tienen una superficie antideslizante en su base, ideal para los más chiquitos.
3. Recibí a tus invitados con calzado de cortesía. Liberar los pies de la prisión de un calzado apretado o una zapatilla transpirada y pesada, es sencillamente, un placer. Por qué no darse ese pequeño lujo al estar en casa y por qué no concederlo a los invitados. Honrarlos con unas pantuflas bien cómodas, o una sandalias descartables como las de un hotel cinco estrellas puede ser un gran gesto de cortesía. O regalarle unas medias nuevas y limpias, para evitarle usar las propias.
4. Destinar un espacio en el recibidor para guardar el calzado. Un placard, un mueble pequeño con estantes, o unas cajas pueden resultar. Podés dejar un desodorizador de calzado, algún paño y un cartel identificador.
Cómo hacer desinfectante con la lavandina al 5%
Diluir en agua 1 taza de lavandina y 9 tazas de agua; cargá la preparación en una botella de plástico con rociador y empleala para la desinfección de objetos y superficies del hogar.
Sin varios los días que se necesitan para cambiar un hábito: 21, 40, 66, lo importante es animarse a dar el primer paso. ¿Quién se anima a empezar hoy?
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