Los países más afectados por el cambio climático llevan años pidiendo ayuda financiera para hacer frente a las consecuencias
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Dos de las grandes palabras de moda en la conferencia climática de esta semana en Egipto probablemente sean “pérdidas y daños”. Pero, ¿qué significan y por qué causan discusiones?
Las negociaciones se centraron, hasta ahora, en la cuestión de cómo reducir los gases de efecto invernadero y cómo hacer frente a los impactos del cambio climático.
En la COP27 podría dominar un tercer tema: si los países altamente industrializados, que más contribuyeron a causar el problema, deberían hacer pagos a los países que experimentan los impactos de forma directa.
Desastres como inundaciones, sequías, huracanes, deslizamientos e incendios forestales son cada vez más frecuentes e intensos como consecuencia del cambio climático y los países más afectados llevan años pidiendo ayuda financiera para hacer frente a las consecuencias.
Esto es lo que significan las palabras “pérdidas y daños”. El término cubre tanto las pérdidas económicas (viviendas, tierras, granjas o negocios) como las no económicas (la muerte de personas, sitios culturales o la biodiversidad).
Luego de intensas negociaciones durante dos días y una noche antes de la apertura de la COP27, los delegados acordaron incluir el tema en la agenda oficial.
El dinero que exigen los países más pobres se suma a los US$100.000 millones anuales en financiación climática que las naciones más ricas acordaron transferir a los países más pobres para ayudarlos a:
- Reducir los gases de efecto invernadero, conocido como “mitigación” en las conversaciones sobre el clima
- Tomar medidas para hacer frente a los impactos del cambio climático, lo que se conoce como “adaptación”
“La gente sufre pérdidas y daños causados por tormentas sobrealimentadas, inundaciones devastadoras y glaciares que se derriten, y los países en desarrollo tienen poco acceso a apoyo oportuno para reconstruir y recuperarse antes de que ocurra el próximo desastre”, afirma Harjeet Singh, jefe de estrategia política global en la ONG Climate Action Network International.
“Son las comunidades que menos han contribuido a causar la crisis las que ahora están en la primera línea de los peores impactos”, agrega.
¿Qué tan grande es la factura por pérdidas y daños?
Un informe publicado por Loss and Damage Collaboration, un grupo de más de 100 investigadores y formuladores de políticas de todo el mundo, revela que 55 de las economías más vulnerables al clima sufrieron pérdidas económicas de más de US$500.000 millones entre 2000 y 2020. Y eso podría aumentar en otros US$500.000 millones en la próxima década.
“Cada fracción de calentamiento que aumente significa más impactos climáticos, con pérdidas en los países en desarrollo calculadas entre US$290.000 millones y US$580.000 millones para 2030″, aseguran los autores.
El documento señala que los niveles del mar en América Latina se incrementaron e a un ritmo más rápido que en el resto del mundo, en especial a lo largo de la costa atlántica de América del Sur, el Atlántico norte subtropical y el Golfo de México: “La megasequía de Chile Central lleva 13 años. Esta constituye la sequía más larga en esta región en al menos 1.000 años, exacerbando una tendencia mortal y poniendo a Chile al frente de la crisis hídrica”.
El año pasado también marcó el tercero con el mayor número de tormentas con nombre registradas. Hubo 21, entre ellas siete huracanes durante la temporada del Atlántico de 2021. Los funcionarios del Banco Mundial aseguran que entre 150.000 y 2,1 millones de personas cada año se ven empujadas a la pobreza extrema en América Latina debido a los desastres, incluidos los causados por el cambio climático.
”La seguridad alimentaria y nutricional podría verse gravemente afectada, con una reducción proyectada de alrededor de 20% de los rendimientos de los cultivos de frijol y maíz”, dicen. El Banco Mundial calcula que alrededor de 1,7% del PIB se pierde cada año debido a los desastres relacionados con el clima.
”Varios países están experimentando sequías más profundas y prolongadas y tormentas e inundaciones más intensas que están interrumpiendo las actividades económicas y afectando los medios de vida”, revela la agencia multilateral. ”En Uruguay, por ejemplo, los impactos relacionados con el clima se han vuelto más frecuentes e intensos. Las sequías de 2017-18 y las pérdidas de cultivos y ganado relacionadas costaron alrededor de 0,8 % del PIB solo en 2018″.
El mundo observó un aumento de la temperatura global promedio de 1,1º C en comparación con el período preindustrial. Los países más pobres y menos industrializados alegan que el impacto del clima extremo socava cualquier progreso que logren en términos de desarrollo económico. Algunos apuntan que se cargaron de deudas, ya que necesitan pedir prestado para reconstruir lo que se dañó y perdió.
¿Desde cuándo se vienen discutiendo los pagos por pérdidas y daños?
Hace siete años, el innovador Acuerdo de París reconoció la importancia de “evitar, minimizar y abordar las pérdidas y daños asociados con los efectos adversos del cambio climático”. Pero cómo hacer esto nunca se decidió.
“Las pérdidas y los daños siguieron siendo un tema bastante tóxico y hemos tenido debates muy, muy acalorados entre países desarrollados y en desarrollo”, afirma Jochan Flasbarth, secretario de estado del Ministerio de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania: “Había preocupaciones en los países desarrollados de que pudiera convertirse en una obligación legal para los grandes emisores. Esta siempre ha sido una línea roja para la mayoría de los países desarrollados”.
Los negociadores en la COP27 en Egipto dijeron que los países ricos querían dejar en claro que no aceptaban responsabilidad ni ninguna obligación de pagar compensación por pérdidas y daños.
Los países en desarrollo se opusieron a eso, pero ahora se acordó que la responsabilidad y la compensación no se discutirán. El acuerdo alcanzado señala que la financiación de pérdidas y daños se planteará en la COP27 con el objetivo de tener una decisión provisional en la COP del próximo año en Abu Dhabi y una concluyente para 2024.
“Hemos estado exigiendo financiamiento regular, predecible y sostenible para hacer frente a las crisis que uno u otro país en desarrollo sufren casi todos los días”, asegura Alpha Oumar Kaloga, negociador principal sobre el clima del Grupo Africano en las reuniones climáticas de la ONU.
“Este acuerdo representa un progreso, pero habrá que ver cómo van las conversaciones”. Singh, de la Red de Acción Climática, asevera que el acuerdo fue un compromiso. “De hecho, es una traición a la confianza la forma en que los países ricos arrinconaron a los países en desarrollo para aceptar un lenguaje que mantiene a los contaminadores históricos a salvo de compensación y responsabilidad, sin ofrecer ningún compromiso concreto de apoyo a las personas y países vulnerables”.
¿Cuáles son los principales desacuerdos sobre pérdidas y daños?
Puede ser difícil para los países acordar qué organización manejará los pagos por pérdidas y daños. Los países desarrollados apuntan que existen mecanismos tanto dentro del aparato establecido por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) como fuera de él, que podrían asumir la responsabilidad.
Los países en desarrollo argumentan que ninguna agencia existente es apropiada. “¿Dónde estaban estos cuerpos cuando, por ejemplo, Pakistán fue devastado por las recientes inundaciones, incluso cuando le pasó a Nigeria o el reciente huracán Ian que azotó el Caribe?”, pregunta Michai Robertson, negociador principal de financiación climática de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (Aosis), un grupo de 39 pequeños países insulares que participa como bloque en las reuniones climáticas de la ONU.
“No se ocupan de las pérdidas y los daños”, agrega. Tanto Aosis como el Grupo Africano están presionando por un nuevo mecanismo financiero vinculado al sistema de la CMNUCC, pero bastante separado de las agencias financieras climáticas existentes. Sin embargo, Flasbarth admite que esta idea de un ente independiente podría no obtener apoyo.
¿Hubo algún progreso en el período previo a la COP27?
Durante la COP26, Escocia prometió un poco más de US$1 millón en fondos para pérdidas y daños. El mes pasado, Dinamarca anunció que contribuiría con US$13 millones.
Y la semana pasada, el Parlamento Europeo adoptó una resolución que pide centrarse en la financiación de los países en desarrollo y priorizar las subvenciones sobre los préstamos, para “evitar, minimizar y abordar” las pérdidas y los daños.
Además, el G7 y el V20, un grupo de 55 países vulnerables, acordaron hace poco lanzar una iniciativa llamada Escudo Global contra los Desastres Climáticos, que proporcionaría financiación para pérdidas y daños, en parte a través de un sistema de seguro.
Aosis alega que esto no puede ser legítimo, porque el V20 ni siquiera tiene la mitad de miembros que Aosis. “El G7 debería hablar con todos nosotros y no solo con los países que ha seleccionado”, dice el principal negociador de financiamiento climático del grupo, Michai Robertson.
¿Pueden los países pobres absorber aún más fondos financieros para el clima?
Hubo problemas en el pasado tanto con las instituciones financieras que liberan financiamiento climático como con los países que lo reciben.
La burocracia de las agencias financieras internacionales hace que los fondos tarden mucho tiempo en estar disponibles. Y en algunos de los países receptores existen problemas de mala gobernabilidad y corrupción. Sin embargo, las naciones más pobres no considerarán esto como una justificación para dejar de lado las pérdidas y los daños.
*Por Navin Singh Khadka
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