Controversias en torno a Borges, Charly y La Patria
A mediados de los setenta, cuando Charly García y Nito Mestre cantaban "si ellos son la Patria, yo soy extranjero", ya estaba claro que ese "límpido fuego misterioso", como la describió Borges en su Oda al Sesquicentenario, ardía en el centro de las batallas culturales argentinas. Aquel verso de Sui Generis solo podía ser escuchado en vivo porque el tema "Botas locas", al que pertenece, sería censurado de la primera edición del emblemático tercer disco de Sui Generis, el provocador Pequeñas anécdotas sobre las instituciones. Era diciembre de 1974 y gobernaba el peronismo.
Unos años antes, en el comienzo de la dictadura de Onganía, en 1966, Borges había escrito que nadie es la Patria. "Ni siquiera el jinete / que, alto en el alba de una plaza desierta, / rige un corcel de bronce por el tiempo, / ni los otros que miran desde el mármol, / ni los que prodigaron su bélica ceniza / por los campos de América." Ni siquiera los símbolos, insistía. Ni siquiera el tiempo, cargado de batallas, de espadas y de éxodos. Aquella oda, escrita a 150 años de la Independencia, revelaba al final: "Nadie es la Patria, pero todos lo somos".
Esta frase se proyectó durante los últimos años en la fachada del Centro Cultural Kirchner, pero hace unos días fue removida por decisión del gobierno de Alberto Fernández. Tal vez porque su vicepresidenta ya hace tiempo definió que "la Patria es el otro" y no acepta otras acepciones en su diccionario de liturgia política. O quizá porque Borges aún resulta demasiado inquietante para el peronismo. Vaya uno a saber.
Quizá al propio escritor, siempre desafecto a los tributos de Estado, no le hubiera disgustado la medida, pero más allá de eso y del motivo que haya detrás de la decisión, no deja de sorprender la recurrencia, entre los argentinos, de un debate tan primario: qué es la Patria. ¿En otros países se agitan controversias similares? ¿Con más de 200 años de historia aún no sabemos lo que somos? ¿Debe existir acaso una definición absoluta de Patria? Son seguramente preguntas sin respuesta, pero que evidencian la clase de polémica en la que nos embarcamos cuando nos queda algo de tiempo entre debate y debate. Porque si hay algo que nos une es la pasión por discutirlo todo.
Pensaba en esto al evocar la irreverente letra de "Botas locas" y recordar la controversia que generó por estos días el documental Rompan todo, sobre la historia del rock en América Latina, más precisamente el segmento en el que su productor, Gustavo Santaolalla, el músico argentino que disfruta de juntarse a tocar la guitarra con el Presidente, señala a Charly García como parte del "establishment" de aquellos años en que el rock se abría paso entre censuras y razzias policiales. Nada menos que Charly. Él, que cantaba "los intolerantes no entendieron nada. Ellos decían guerra, yo decía no gracias".
Nuevamente, entonces, las preguntas. ¿Tenemos necesidad de cuestionarlo todo, incluso a Charly y a Borges? ¿A qué relato oficial incomodan? ¿Qué Patria busca levantarse modificando frontispicios y monumentos públicos? ¿Qué Historia intenta construirse reescribiendo la verdad? Dejemos en paz a los edificios. Dejemos en paz a nuestros genios. Dejemos en paz a la Patria que, si todos lo somos, es una buena manera de ser indulgentes con nosotros mismos, aunque más no sea, como propósito de año nuevo.
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