Consecuencia
Más allá de nuestras intenciones o ambiciones, ¿qué resultado estamos esperando?
Consecuencia es resultado. Causa y efecto. ¿De quién o de qué depende? ¿Existe una consecuencia lineal, proporcional, directa, lógica?
Más allá de la particularidad de los acontecimientos, así como del debate que supone cualquier posible atribución, la palabra de hoy nos conecta con un sinfín de conceptos.
¿Con cuál de los tantos términos posibles asociarías directamente nuestro asunto de hoy? ¿Con cuáles crees que sería conveniente establecer una relación (positiva) para la reflexión? ¿Qué es, en definitiva, lo que debemos considerar a la hora de evaluar la naturaleza y el proceso de las consecuencias?
¿Objetivo, deseo, posibilidad, oportunidad, capacidad, culpa, responsabilidad, dedicación, sacrificio, compromiso, aceptación, suerte, destino? ¿Qué palabras resultan convenientes en nuestra exploración?
La lista, seguramente, será eterna. No creo que sea casual este cruce de palabras y caminos que hoy se nos presenta.
Como si se tratase de un laberinto que conecta nuestro profundo mundo de las ideas y las emociones, bien vale preguntarnos, en definitiva: ¿a qué cuestiones solemos atribuir el por qué nos ocurre lo que nos ocurre? ¿cuál es la causa de nuestros logros, de nuestros males, de nuestros encuentros y desencuentros?
Al mismo tiempo, en función de lo necesario y lo consecuente, también habrá que preguntarse: Más allá de nuestras mejores intenciones o ambiciones, ¿qué consecuencia, qué tipo resultado estamos esperando?
¿Es claro nuestro objetivo? ¿Es posible? ¿Cuánto estamos haciendo por conquistarlo? ¿Nos consideramos capaces? ¿Vale la pena?
Una palabra y muchas preguntas, como siempre.
En definitiva, creo que hoy daremos un gran paso si es que nos atrevemos a evaluar la experiencia más allá del resultado.
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