El historiador Roy Hora repasa la historia del aguinaldo en el país: desde los primeros bonos al Salario Anual Complementario instituido por decreto por un gobierno de facto
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Llega junio y los trabajadores en relación de dependencia comienzan a pensar en el aguinaldo, “el sueldo extra” ó “número trece” que se cobra en dos cuotas en los meses de junio y diciembre. Su nombre real es “Salario Anual Complementario”. Se atribuye su creación a Juan Domingo Perón, pero sus orígenes son aún más remotos.
“Los orígenes del aguinaldo, entendido como un pago extraordinario, una suerte de bono que alguna repartición estatal paga al trabajador, se remonta al siglo XIX. Hay antecedentes de 1910, en la ciudad de Buenos Aires se pagó un sueldo extra que se llamó “Aguinaldo del Centenario” y después, en 1924, en Jujuy, durante la gobernación de Benjamín Villafañe y seguramente hay más”, explica Roy Hora, historiador e investigador principal del Conicet.
Aquellos pagos eran excepcionales, no tenían continuidad en el tiempo, y se daban “a discreción” del pagador.
No hay acuerdo sobre el origen de la palabra “aguinaldo”. Algunos historiadores la vinculan con la cultura celta y el vocablo “eguinad”, que refería a la costumbre de intercambiar dátiles y frutos secos como muestra de satisfacción y deseos de buena suerte. Otros, en cambio, relacionan el aguinaldo con una vieja tradición romana: regalar ramos de pino para celebrar el fin de cada año. Esta hipótesis sostiene que, con el tiempo, las ramas fueron substituidas por obsequios más valiosos.
En la Argentina, el Salario Anual Complementario fue instituido por decreto el 20 de diciembre de 1945, por un gobierno militar, de facto. Lleva la firma del dictador Edelmiro Farrell. Su vicepresidente, ministro de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión era el coronel Juan Domingo Perón.
-Hora, ¿cuáles eran las características de esos primeros aguinaldos que se pagaron en el país?
-Los primeros se trataron de una concesión graciosa del funcionario o administrador público a los trabajadores de menores ingresos. Es decir, el aguinaldo era una gratificación entendida como una concesión, un pago extraordinario, y era diferente del “aguinaldo peronista” que tiene una conceptualización distinta porque se enmarcó dentro de un paquete de justicia social y derechos del trabajo. No se trataban de lo mismo.
-¿Cuál fue el rol de Juan Domingo Perón en su creación?
-El gobierno de Edelmiro Julián Farrell, llamado ‘Revolución del 4 de junio’, comenzó a desarrollar un programa de reforma social orientado hacia el mundo del trabajo industrial. Perón, que era secretario de Trabajo y Previsión, y también vicepresidente de la Nación, fue el principal promotor. Él, como principal cerebro político de ese gobierno, acentuó el sesgo pro sindical y eso creó una gran resistencia en muchos sectores. El gobierno empezó a perder el apoyo de los sectores medios y altos de la sociedad, incluso de partidos que siempre se vieron a sí mismos como representantes de los trabajadores, como los socialistas y comunistas. Fue por eso que Perón acentuó su inclinación sobre el mundo del trabajo, es decir, buscó su apoyo en la base de la sociedad.
-¿Cuándo se estableció el aguinaldo en el país?
-El 20 de diciembre de 1945. Ya había pasado el 17 de octubre y Perón, que era el candidato para las elecciones de febrero de 1946, hizo firmar a Farrell un decreto por cual se creaba el Instituto Nacional de Remuneraciones y fijaba el salario mínimo y el aguinaldo.
-¿Cuáles fueron las repercusiones?
-El gobierno generó muchos enemigos, entre las clases medias y altas, y también de los partidos obreros. Hubo resistencia de distintos tipos a la implementación del aguinaldo. Los empresarios dijeron que no era el camino y promovieron un lock out y cerraron por algunos días las empresas. Los comunistas y socialistas también lo rechazaron.
-Los empresarios es previsible, pero, ¿por qué fue rechazado por los comunistas y socialistas?
-Porque se cruzó la concesión del derecho con el conflicto político. Un importante dirigente comunista, Rodolfo Ghioldi, en un discurso dijo: ‘la clase obrera no quiere limosnas. Este es un engaño del dictador nazi fascista para ganarse a través de prestidigitaciones el apoyo de los trabajadores, pero es un enemigo del pueblo’. Y los radicales, liderados por José Tamborini, que entonces eran el partido mayoritario, fueron en la misma dirección. El Comité Central de Unión Cívica Radical emitió un comunicado que decía ‘el radicalismo rechaza y repudia la política demagógica que ofrece a los obreros el paraíso terrenal’. Ellos decían que era lo mismo que habían hecho en otros tiempos regímenes europeos totalitarios, como el fascismo y nazismo para ganarse la confianza de la clase obrera y sacarle sus verdaderos representantes y colocarla bajo el imperio de proyectos autoritarios. El ingreso de la Argentina a la era de justicia social estuvo marcado por el conflicto político, es decir, por la oposición entre el ascendiente peronismo y el conjunto de partidos que unos meses más tarde se presentan las elecciones de 1946 bajo la alianza llamada Unión Democrática.
-¿Cuál fue la intención de Perón?
-Inicialmente Perón hubiese querido ser candidato de una fuerza política con apoyo en la base de la sociedad, pero también en el medio y arriba, pero como consecuencia del fracaso de ese proyecto tiene que dar su discurso hacia los sectores trabajadores, de ahí proviene esa énfasis en iniciativas muy generosas que luego se van a ver muchas reflejadas en su política pública cuando asume como presidente el 4 de junio de 1946. Con esto, lo que hizo Perón fue decirle a los votantes: “Vótenme que hay mucho para obtener, el programa social con el que yo me identifico es muy generoso y solo se va a hacer realidad si yo llego al gobierno”.
-Una medida tomada como un salvavidas para buscar adeptos en época de elecciones.
-Bueno, la política es así, en los meses anteriores a las elecciones se hacen promesas. Lo peculiar es que en este caso fueron promesas muy ambiciosas en el impacto sobre el bienestar obrero y en líneas generales los dos o tres primeros años, el gobierno de Perón cumplió con esas promesas, fue el momento en el que los salarios más crecieron en la historia Argentina. Para decirlo en las palabras de un historiador que ya no está: “Fue una fiesta para los trabajadores” y en los términos de Perón: “Perón cumple”.
-Finalmente, ¿cómo resultó la implementación del aguinaldo?
-El empresariado argentino aceptó o se acomodó al pago del salario anual complementario. Aunque cuando salió el decreto lo vieron como un escenario de suma cero, es decir, si se pagaba los empresarios iban a perder, los años 46, 47 y 48 fueron tiempos de bonanza económica e hicieron más fácil su paga. En otros países de Europa, como España, el aguinaldo también existe, en cambio, en los Estados Unidos no, porque ellos conciben la relación laboral en otros términos. Con esto quiero marcar que no es solo algo del “populismo” argentino, lo que pasa que el país entró relativamente temprano en el tema y de una manera muy intensa. Sin embargo, creo que hoy perdió su significación como conquista del trabajo porque lo cobran trabajadores formales y la realidad de la Argentina muestra que cada vez más trabajadores están en el sector informal.
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