Éstas son las oficinas de la compañía nacida y criada en San Francisco que está revolucionando el transporte urbano. Sus hacedores, Studio O+A, nos cuentan cómo cada uno de estos espacios refleja también una nueva manera de trabajar
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Fotos: Jasper Sanidad | Enviadas especiales: Mariana Kratochwil e Inés Marini.
Tal vez usamos tanto la palabra "alternativo" para referirnos a algo que está fuera de los márgenes de lo corriente que nos olvidamos de que tiene un fuerte componente de "alternativa", de opción ingeniosa, de salir del laberinto… por arriba.
Para bien o para mal, casi nadie piensa demasiado en el origen de las soluciones tecnológicas sin las cuales, parece, ya no podemos ni decidir dónde encontrarnos a tomar un café. Lo cierto es que la mayoría viene de San Francisco y alrededores (palabra soft para hablar de Silicon Valley).
Marcar la agenda
Empujar todo el tiempo para hacer algo nuevo, para adaptarse a algo nuevo. Suena agotador. Acá no. Seguramente porque, al final, el ciudadano, el usuario, termina siendo el gran beneficiado. Hoy en SF y en muchas grandes ciudades de Estados Unidos (pero también en México, Bogotá, Seúl, Ámsterdam, Sídney o París, esta última con sus reticencias) ya se habla con naturalidad de "pedir un Uber" en lugar de tomarse un taxi. Las ventajas: hacerlo desde nuestro teléfono estableciendo simultáneamente nuestra ubicación, tener la posibilidad de compartir el viaje o seleccionar un tipo de auto en especial, la seguridad, no esperar demasiado jamás, pagar sin efectivo (ni propinas obligatorias).
El lado B —el del conductor— nos resulta todavía más interesante. Mientras estuvimos en la ciudad, escuchamos insistentes avisos de radio de Uber: no publicitaban el servicio, trataban de tentar a futuros choferes. ¿Con qué? Con la idea de sacarle el jugo a la plata que tienen estacionada en su auto, de monetizar su tiempo libre según su disponibilidad y libre albedrío, de un trabajo part-time para terminar de cubrir los gastos del mes. Hablando de alternativas…
Quién, cómo y dónde
En la lista de clientes de Studio O+A están todos los grandes nombres: Facebook, Yelp!, Microsoft, Cisco, Alibaba (atenti con éstos) y otros que pueden no sonarnos tanto pero, definitivamente, son punta de lanza. Las oficinas de Uber están entre sus proyectos más recientes: el piso 4, su sede central desde 2014, y el piso 11, terminado hace pocos meses para acompañar la expansión sensacional de la marca. Nos encontramos con Primo Orpilla, socio fundador del estudio, para que nos hablara de ellas, y también de la oficina del presente/futuro.
¿Hace cuánto se dedican a diseñar espacios de trabajo?
Hace 25 años, y fuimos acompañando un gran cambio de estilo. California es un lugar de ideas revolucionarias, sede de industrias tecnológicas que, por naturaleza, son súper colaborativas, versus el mundo de las finanzas, tan competitivo. Acá la idea siempre es construir comunidad.
¿En qué se traduce ese espíritu?
En jerarquías más planas que ocupan espacios abiertos. Ni hay grandes oficinas presidenciales en la estratósfera ni gente atada a un cubículo. Lo que buscamos ahora (y porque la flexibilidad de la tecnología portable lo permite) es reproducir un poco el modo en que una persona trabajaría si no estuviera restringida: lo haría en el comedor, en su cama, en un bar, afuera.
¿Qué es lo primero que piden los clientes?
La primera pregunta que nos hacen es: "¿Cómo hago para parecerme más a Facebook?". En definitiva, lo que quieren saber es cómo ser otro, cómo cambiar, cómo generar más colaboración, abrir más los espacios. Desde luego, ¡jamás respondemos esa pregunta! Tampoco hablamos de nada programático hasta que no logramos hacerlos comprender cómo se trabaja hoy.
Que sería…
Es difícil dar definiciones: estamos ante la punta del iceberg, todo va a cambiar otra vez. En cinco años los millennials van a estar al frente. Vamos a tener una fuerza de trabajo que funciona de otra manera, que no separa tanto el trabajo de la vida social, particularmente en esta zona, donde hay muchos jóvenes. Si surge una idea a las 16, no se corta.
¿El lugar de trabajo es un elemento para atraer talento?
Los talentos más grandes no tienen ninguan gana de trabajar para compañías acartonadas. Y hoy hay una competencia feroz por conseguir gente talentosa. Está pasando en los principales centros del mundo.
Están trabajando para un conocido banco. ¿Hay muchas compañías no tecnológicas que también buscan este modo de trabajar?
Sí. Doy charlas alrededor del mundo, dicto un seminario sobre espacios de trabajo en Madrid en conjunto con la IE University, y la conclusión es que el lugar de trabajo está cambiando en todas las latitudes. Los bancos, los hoteles necesitan un nuevo tipo de ambiente laboral. Pero antes que eso viene un cambio de cultura. Si estás en una cultura laboral muy jerárquica, aunque pongas a disposición de tus empleados un sofá atractivo y comodísimo, seguramente no lo usen. Hay que desafiar primero la idea de que si estás sentado allí no estás siendo productivo.
¿El trabajo? Como en casa
Tipologías básicas dentro del espacio laboral de hoy según O+A
El living: como el de nuestro prropio hogar, un lugar perfecto para reunirse cómodamente (y para estar más atentos que en las clásicas salas asfixiantes con pizarrón blanco) o sentarse a relajarse un rato solo.
El think-tank: lugares pequeños, privados, que permiten testear las ideas más audaces lejos de la opinión marchitante de la multitud.
Áreas de trabajo individual: ahora diseminadas en espacios abiertos, sin jerarquías. Dinámica más familiar con todos los beneficios (y tensiones) que la palabra "familia" trae a la mente.
Estudios: generalmente equipados con mesas altas que hablan de reuniones breves y proyectos accesibles a todos los miembros del equipo. Y un bienvenido cambio de escenario.
El taller: un lugar de respiro, donde jugar, distraerse, arreglar algo. Como para confirmar el viejo adagio (del Norte): "Un cambio es tan bueno como un descanso".
El town hall: con mesa y cocina, es el lugar en el que, en cualquier momento, se puede tomar un recreo. También, el lugar de los anuncios, las bienvenidas, los banquetes.
La biblioteca: sin libros, pero con la misma mística de silencio.
Refugios: uno de los elementos más lúdicos de la oficina actual, le dan energía al espacio al dividirlo de modos inesperados. Y a la gente, por ofrecerle un santuario.
La sala de guerra: y sí... Los lugares de reunión privados donde discutir proyectos secretos siguen siendo fundamentales en toda empresa.