Conflicto en la Sagrada Familia de Gaudí: tres mil vecinos podrían ser desalojados
Gaudí dejó sin concluir la famosa basílica de la Sagrada Familia después de una trágica muerte y luego de haberle dedicado más de cuatro décadas de trabajo. A mediados de los cincuenta, se retomaron las obras con los planos y las notas del arquitecto para continuar conforme a las direcciones de su creador.
La fundación eclesiástica y el Ayuntamiento que gestionan la basílica esperan inaugurar el monumento en 2026 cuando se cumplan cien años de la muerte del arquitecto. Sin embargo, no todo es armonía en la explanada de la iglesia. El proyecto actual contempla la construcción de una escalinata que implicaría la demolición de dos manzanas vecinas del edificio.
Frente a este dato, los vecinos han iniciado protestas y acciones legales porque, además de correr el peligro de quedarse sin sus casas, aseguran que ese agregado no figura entre los deseos de Gaudí y que sólo se trata de una cuestión económica. "Quieren construir un parque temático para turistas, un Disneyland. Y para hacerlo nos quieran echar de nuestras casas y derrumbar los edificios", aseguró Salvador Barroso, presidente de la asociación de los barrios afectados, que habló con el periódico Wall Street Journal.
Para 2026 la obra estará terminada con las 18 grandes torres que imaginó el creador en su obra mayor que hace referencia tanto a elementos como surrealistas. Como ejemplo para seguir, ya se encuentra levantada la torre de San Bernabé. La última en erigirse será la de Jesús que medirá 1,75 metros. Con esto podría darse por terminada la obra.
Es aquí donde aparece el núcleo del conflicto entre el barrio, la iglesia y el ayuntamiento: la construcción de una escalinata de dos cuadras de sesenta metros de ancho que llevará a la entrada principal. "A ellos les gusta decir que son los herederos de Gaudí, pero sus miembros entienden el trabajo del arquitecto como les sienta mejor", le dijo al WSJ otro vecino llamado Joan Itxaso. La polémica involucra a unos tres mil vecinos que deberían desalojar de sus casas y quienes son los mismos que aseguran que esa escalera no figuraba en el diseño original del arquitecto.
Actualmente, los visitantes pagan entre 22 y 36 dólares por persona para conocer la iglesia. El 95% de esos ingresos son para la fundación eclesiástica que en 2019 obtuvo una ganancia de 113 millones de dólares. El municipio se encarga del mantenimiento de la fachada principal y de sus criptas: se estima que en la próxima década eso le signifique a Barcelona unos 39 millones de dólares.
Los encuentros entre las partes darán inicio durante las próximas semanas. Como antecedente de las negociaciones, el plan maestro de Barcelona aprueba las demoliciones por lo que las propiedades de la zona perdieron hasta un 20% de su valor. Por otro lado, el gobierno de Barcelona espera recibir 5 millones de dólares por la licencia para construir, aunque mientras el conflicto siga en pie, no se cree que la fundación eclesiástica vaya a depositar ningún valor.
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