Conductas tóxicas: “Sé que me hace mal, pero aun así lo sigo haciendo”
Muchas personas experimentan una necesidad profunda que, sin darse cuenta, intentan satisfacer con otras cosas
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Cuántas conductas solemos tener la mayoría de las personas en las que buscamos depender de algo o de alguien. Puede ser de un ser querido, un amigo o una amiga, del trabajo, de una pareja o de lo que fuese. Somos conscientes de que eso nos está haciendo mal; sin embargo, lo seguimos haciendo. ¿Por qué?
El tema es muy amplio y demasiado complejo para agotarlo en la presente instancia, pero quiero mostrarte, en las siguientes líneas, un aspecto fundamental de esta cuestión tan importante. Vamos a graficarlo de este modo:
Yo estoy necesitando A. Entonces para satisfacer esa necesidad (o para sanar A), le doy B.
B puede ser el trabajo, como es el caso de alguien adicto a la actividad laboral, también denominado “workaholic”. Además, podría sumarle C:
C puede ser una amistad. Y ahora, le agrego D:
D puede ser una pareja. Luego, le sumo E:
E puede ser realizar alguna actividad física intensa todos los días. Lo cierto es que, aunque a mi necesidad, le añada B, C, D, E o lo que fuese, A se sana solo con A.
Muchas personas experimentan una necesidad profunda que, sin darse cuenta, intentan satisfacer con otras cosas. Estas les generan una conducta compulsiva, adictiva, reiterativa o dependiente. Pero, como dijimos, A no se sana ni con B, ni con C, ni con D, ni con E. Entonces, estamos ante dos problemas:
A que no fue sanado y B que nos hace vivir para algo o alguien: el trabajo, un amigo, la pareja, el gimnasio. Repito: A se sana con A. Tal vez te estés preguntando: ¿Y qué es A?
A es básicamente la necesidad universal de ser amados, mirados, abrazados, reconocidos… Los humanos somos seres amorosos. Ciertamente el tema puede ser abordado desde muchas otras aristas; pero aquí quiero enfatizar solo este aspecto. Muchas veces, frente a la necesidad de cariño que todos compartimos, creemos que, dedicándonos al trabajo o a una relación o una amistad, o participando de fiestas, lograremos llenar A. Pero A solo se sana con A. Todos, sin excepción, necesitamos ser amados y, al mismo tiempo, dejarnos amar.
Todos por igual tenemos derecho a ser amados de manera sana y también hay alguien a quien podemos amar. Nosotros mismos podemos ser A para los demás y mirarlos, escucharlos, acariciarlos. Es fundamental permitirnos amar a otros y que otros nos amen. Porque A se sana con A y cuando el amor satisface esta necesidad (que en el fondo es de validación), ya entonces no necesitamos ni B ni C ni D ni E. Al contrario, ya nada de eso tiene la misma fuerza porque A está completamente satisfecho y equilibrado.
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