Concursos de belleza: hacia el fin de los reinados
Reinas. El título que se les otorga a cientos de chicas del país en las fiestas nacionales y en los carnavales. Se postulan, las eligen, las coronan. Generalmente, las imágenes que más circulan de estos encuentros son las de chicas lindas con vestidos impresionantes y coronas suntuosas, las miradas rebosantes de orgullo. Pero hay vientos de cambio. Chivilcoy fue la primera ciudad del país en eliminar los certámenes, por considerarlos "eventos que refuerzan la idea de que las mujeres deben ser valoradas y premiadas exclusivamente por su apariencia física". La medida fue adoptada en 2014 por los legisladores municipales. "Los torneos para decidir quién es la más bonita están basados en estereotipos, promoviendo así, en muchos casos, una verdadera obsesión por la belleza corporal, por un ideal de perfección que nunca se alcanza", expuso la resolución. En Neuquén, el municipio modificó el reglamento de selección de la reina: allí se reunieron la Subsecretaría de Género y Derechos Humanos y representantes del Inadi para modificar los artículos que mencionaban medidas, peso y estatura, entre otros. En Gualeguaychú, donde se realiza uno de los carnavales más conocidos del país, no hay más reinas desde 2016. Hay, en cambio, "representantes culturales": se reconocen a dos ciudadanos o ciudadanas que se destaquen por su trayectoria (deportiva, artística, solidaria) y su sensibilidad social, por su cultura general y por el conocimiento de la ciudad ("El agudo conflicto de la violencia contra la mujer obliga a revisar nuestras prácticas", expresó entonces el intendente). En territorio bonaerense, específicamente en Villa Gesell, Coronel Suárez, Saladillo y Junín, se frenaron los concursos, al igual que en Villa General Belgrano, Córdoba. En ciudades como Viedma, Villa La Angostura y Coronel Suárez tampoco habrá más reinas. En esta última decidieron premiar, en cambio, a un o una suarense destacado por su acción comunitaria. Y los carnavales porteños también han dejado atrás la elección. Aunque los certámenes se mantienen firmes en gran parte del país, los cambios culturales –producto, especialmente, del crecimiento del feminismo en la Argentina y en el mundo– calan hondo en tradiciones que parecían inalterables al paso del tiempo, y llevan a replantearlos.
En Lincoln, capital nacional del carnaval artesanal, ya no se elegirá más a una "reina", sino a una "embajadora". Parece una formalidad, pero el cambio es muy significativo para una celebración que lleva más de cien años, un evento que involucra a toda la comunidad, donde se elaboran carrozas y muñecos hechos con papel de diario y engrudo, la misma técnica que se utiliza en el Carnaval de Venecia. Ahora, el certamen será también más inclusivo. Hubo una chica trans como candidata. "Cuando nos convocaron desde la Agencia de Carnavales de la ciudad, querían ver cómo se le podía dar una vuelta de rosca a estos encuentros. Nos veníamos replanteando el tema de la cosificación de la mujer. Los carnavales son la expresión cultural de un pueblo, se posicionan desde lo social, lo económico y también desde la cultura. Por eso, era necesario generar nuevas lecturas desde lo contemporáneo. En función de esto, presentamos el proyecto de cambio de título", explica Rodolfo Sala, coordinador del equipo de Embajadoras Culturales de Lincoln.
Agustina Gómez tenía 22 años cuando la eligieron reina en Lincoln, en febrero de 2018. Ahora, con 24, está terminando sus estudios del profesorado de educación física. Con el último decreto que sacó la Municipalidad, el título de reina dejó de existir: "Creo que nos tenemos que basar en cómo esta hoy la cultura, abrir un poco la cabeza y escuchar los diferentes pensamientos. No ser hipócrita y dejar de convocar solo a flacas, altas y rubias. Para mí, una embajadora es un todo: tiene que conocer la cultura del lugar (desde lo que significa Lincoln y qué son los carnavales hasta la historia de la provincia de Buenos Aires, las diferentes actividades) y pensar cómo la podemos difundir. Ya no pasa más por una cara bonita, un cuerpo lindo. Me parece muy bien que se elija una embajadora cultural".
Antes –y continúa siendo así en muchos lugares del país– se les pedía a las aspirantes las medidas del cuerpo y fotografías de cara y cuerpo entero para corroborar que cumplieran con los estándares de belleza exigidos. ¿Cómo continuar con estos requerimientos en un contexto en el que se ponen en debate y análisis los estereotipos, los roles y los estándares de belleza de las mujeres? ¿Cómo mantener un ideal de cuerpo que no es un fiel reflejo de los cuerpos diversos que hay? "Ya no te piden más las medidas, no te preguntan cuánto medís o cuánto pesás. Quizá, te preguntan el color de pelo, pero no deberían. Para mí cualquier persona tiene que poder postularse. Creo que con esto el carnaval nunca cerró los ojos a los cambios, a las realidades que se viven hoy. Yo crecí también muchísimo, con interactuar con personas, dar discursos", detalla Agustina.
Ocupar otro rol
Ser la reina del Carnaval o de una fiesta en el país significa representar a una ciudad, conocer a fondo su historia, las complejidades y las culturas que la forman. Pero incluso esa representación empieza a modificarse. Acorde a la historia reciente, ser reina también es tomar posición respecto de problemáticas de la coyuntura.
En Mendoza, la primera Fiesta de la Vendimia y elección de una reina data de 1936. Año tras año, los departamentos de la provincia eligen a las reinas para luego elegir a la reina nacional. Belén Rodríguez Buttini, del distrito Cruz de Piedra, es la reina de la Vendimia de Maipú, y estudiante de arquitectura. Ella pasó el proceso de selección: se eligió la reina de cada barrio, luego compitieron a nivel distrital y finalmente, con los otros departamentos. Cada uno de ellos tiene sus reglas en el sistema de votación. Algunos Departamentos tienen requisitos más duros: por ejemplo, no pueden estar casadas ni tener hijos ni estar embarazadas. Para ella, las expectativas de la sociedad para con una reina, cambiaron. "Realmente veo un cambio en la expectativa del rol de la reina; todo evoluciona. Ante, quizá solo era una imagen para promocionar el turismo, pero ahora ya no porque trabaja con la comunidad. Por ejemplo, acá en Maipú yo realmente me he sentido un medio entre la gente y la política, porque desde el principio, gracias a la Comisión de Reinas de Maipú, me impulsaron a realizar actividades solidarias y la gente me trasmitía cosas que luego yo se las podía informar al intendente. También íbamos a las escuelas a leerles cuentos a niños que les enseñaban sobre sus derechos. Gracias al avance que se está dando, sentí que cambiaron algunas situaciones: no me he sentido cosificada, pero sí sentí en algunos momentos que parecía que estábamos detrás de una vidriera", cuenta Belén.
"Desde la Comisión de Reinas Nacionales de la Vendimia nos unimos al pedido del pueblo de Mendoza que se ha manifestado en contra de las modificaciones a la #Ley7722, que regula la actividad minera en la misma. Haciendo caso omiso al reclamo de la marcha más grande de la historia en la provincia, el Gobierno ha decidido promulgar las modificaciones igual, pasando por arriba de los mendocinas y mendocinos que pacíficamente pidieron el veto. (...) creemos necesario y urgente solicitar que no se realice ningún acto previsto para la Vendimia 2020, hasta que se dé marcha atrás con esta reforma que pone en peligro nuestro recurso más preciado, que es el agua", decía el comunicado que circuló en redes sociales y en medios nacionales, con todas las reinas de la Vendimia mendocina pidiendo por la ley que protege el agua de químicos como el mercurio, producto de la minería. Las manifestaciones tuvieron a las reinas como voceras de una causa que afectaba a toda la población. Fue la ocasión en la que muchos medios dejaron de ver como sujetos pasivos a mujeres que ya han logrado una participación activa en la vida política y social de cada distrito de la provincia. Claro está, ellas ya realizaban actividades sociales en cada localidad.
-¿Cómo viviste siendo reina las movilizaciones que se dieron en Mendoza por la derogación de la ley 9209?
-Bueno, me emocioné mucho porque participamos junto a las reinas departamentales. Nos pusimos de acuerdo entre todas para realizar los carteles, mover el comunicado por las redes, y tuvo un muy buen impacto. Dejamos diferencias de lado y nos unimos por una causa tan importante para el pueblo de Mendoza. Me sentí orgullosa de estar ahí, pacíficamente, marchando por algo que afectaría a todos, que es el agua. Me hubiese gustado que estemos todas las reinas en la reunión con el gobernador, pero estoy muy contenta de que se haya derogado la ley.
-¿Cuál tiene que ser el rol de una reina?
-Para mí, los atributos de una reina –la banda, la corona– tienen magia. No es lo mismo ir a un merendero o a una escuela solo con la banda que ir con la capa, el cetro y la corona. Se siente el cariño de los niños y la gente que se acerca a trasmitirte cosas que quizá vos luego podes retransmitir a alguna autoridad para ayudarlos. Acá en Mendoza somos tradicionalistas en ese sentido, más allá de las creencias o la ideología, tiene que ver con nuestra historia y con la importancia de la industria del vino en nuestra provincia y en nuestro país. Para mí se puede transformar esto, se pueden hacer muchas cosas solidarias y ayudar a mucha gente. Se debería plantear que el rol de la reina se dirija a ese tipo de actividades, ser una voz para la gente, sin que te condenen por tus opiniones o tus ideales.
Sofía Haudet fue reina nacional de la Vendimia en 2014 e integra la Comisión de Reinas Nacionales de la Vendimia. Fue otra de las voces que sonaron fuerte en contra de la modificación a la ley 7722. El debate por el cambio de nombre y la injerencia de las reinas o –si se produce el cambio– embajadoras, es tema de discusión en la Comisión. "No somos ajenas a los planteos que hoy están en la mesa y nos parece que está bien que se discutan, siempre siendo las primeras autocríticas. Escuchar, comprender y analizar lo que está sucediendo es un acto de responsabilidad. En Mendoza, este cambio se viene dando, de hecho en 2014 se modificó el reglamento de participación, y algunos fueron por ejemplo la edad, que marca que se puede participar a partir de los 18 años, pero sin límite (antes era de 18 a 24 años). También, el reglamento indica que pueden participar cualquier mendocina que en su documento acredite ser mujer", dice.
Si los certámenes de elección de reina de las fiestas locales de cada ciudad del país están realmente en juego, aún no está definido. Sobre todo porque aún genera incomodidad en sectores tradicionales del país. "Creo que si se logra resignificar la figura de una mujer, tanto la elección como otros puntos sobre la vendimia, adaptar el rol para delimitar la injerencia donde tiene voz y fuerza, es un cambio importante. Para mí hay que ocupar espacios como mujeres y generar desde ahí actividades y representación de la provincia de Mendoza en la Argentina y en el mundo, cumplir un rol que puede visibilizar y ser el nexo entre la gente y las instituciones. Desde la Comisión, somos las primeras en replantearnos esto y tenemos un gran debate interno, queremos generar mesas de diálogo y conocer las posturas de muchas instituciones y organizaciones que tienen injerencia en la vendimia, me parece válido reflexionar sobre esto. Con respecto al cambio de nombre, si será embajadora o reina, si el contenido es fuerte y su injerencia es importante, eso hace a la palabra. Eso es lo que importa", reflexiona Sofía.
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