Fue en la localidad de General Rodríguez. Una vecina dio el aviso y la cadena de rescate se puso en marcha. Así lograron cambiar su destino.
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Fue necesario armar una estrategia de rescate. No había tiempo que perder. La situación de Bianca, la cachorra mestiza de tres años que había permanecido por más de un mes atada con una soga al cuello en un patio de una vivienda de la localidad de General Rodríguez, era delicada. El alerta había llegado por medio de una vecina que, preocupada por el estado de salud de la perra, quiso tomar cartas en el asunto.
“Cuando nos enteramos del caso, estuvimos unos minutos debatiendo cuál era la mejor estrategia para sacar al animal de ese lugar. Los dueños de la casa, con problemas de drogas, se mostraban por momentos agresivos y reacios a entregar a la perra. Entonces optamos por usar un método de persuasión y explicarles que simplemente queríamos ayudar a Bianca. De esa forma, como entendieron que la íbamos a curar, finalmente nos entregaron a la perra por voluntad propia”, explica Alicia Barreto, la veterinaria a cargo de la Asociación Protectora de Animales, (APRANI), una ONG destinada a ayudar a animales en situación de calle y que intervino en el caso.
Lo que dejó el maltrato
Una vez que lograron sacar a Bianca de aquel patio que la había mantenido en cautiverio, la trasladaron a las instalaciones de APRANI donde un veterinario la revisó y diagnosticó. Sarna, miasis, parches calientes, una importante bichera en el pecho, lastimaduras en el cuello por la soga que le habían colocado y desnutrición. El cuadro era grave. Su tratamiento consistió en antibióticos, ivermectina analgésicos, antiparasitarios, vacunas, entre otras cosas, además de una buena alimentación y cariño.
“Lo primero que hizo cuando finalizó la consulta con el médico fue comer. ¡Estaba muy flaca! Después, una vez que exploró el espacio, empezó a correr en uno de los parques. Se la notaba feliz, estaba atenta, olfateaba y recorría todo el predio. Si bien los primeros días la mantuvimos aislada de los demás perritos, una vez que cumplió con los días necesarios de aislamiento, pasó a convivir con otros perritos”, detalla Barreto.
Paso a paso
La recuperación fue muy larga y difícil, pero gracias a la ayuda de todos los que colaboraron con el equipo de APRANI para que la perra pudiera estar mejor, Bianca salió adelante. “Es un perra súper buena. A pesar de todos los maltratos que sufrió, ella respondía con una sonrisa a cada caricia, también se dejó curar todas las heridas sin problemas”.
Pronto su pelo comenzó a crecer y sus heridas a sanar. Una vez esterilizada y con un peso aceptable para su tamaño, fue puesta en adopción. “Se mostraba un poco territorial con otros perritos, lo ideal era que en su nuevo hogar no hubiese otras mascotas. Pero a pesar de eso, conquistó el corazón de una familia que estuvo dispuesta a cambiar su historia y, además, la premió con la compañía de otro perrito”.
La adaptación se hizo cuesta arriba, pero la humana que la recibió en su casa no estaba dispuesta a bajar los brazos. Al principio había problemas de convivencia con su hermano. En realidad el momento tenso sobrevenía cuando los animales, cansados de jugar y pasear, se disponían a dormir y compartir el sillón del living. Era una situación extraña pero había que resolverla.
“Finalmente, Elsa, su humana, tuvo una idea brillante: colocar un almohadón en el medio de los dos y problema solucionado. Hoy podemos decir con orgullo que Bianca cerró su círculo. La rescatamos, la curamos y se fue en adopción a tener una vida digna, como todo animal merece”, concluye Barreto con una sonrisa.
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