Leonardo es un emprendedor nato y apuesta a crear consciencia con vinos sustentables.
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Hay ciertas imágenes y momentos de la vida que dejan huellas imborrables, para Leonardo Casalla (40) es el recuerdo de su abuelo italiano pisando las uvas y embotellando su propio vino, comiendo de su huerta, sus animales y su forma de vivir sustentable. Aquel momento sembró en él la semilla emprendedora y una filosofía de vida.
Una vida emprendedora
Oriundo de La Plata, Leonardo estudió Sociología y Cine pero no las terminó. Se fue a vivir a Capital Federal y empezó a estudiar Radio y Televisión. Con el bicho emprendedor desde chico, abrió una pizzería en Flores.
A los 30 años y con el sueño de viajar latente, emprendió un viajé por Europa, “era la edad justa, estaba terminando una relación y buscando señales, buscando a donde ir. Fue como dejarse pinchar un poco por los estímulos, y así fue como hice un cambio personal, encontré nuevos caminos, nuevas maneras de pensar las cosas y conocí a la madre de mi hijo”, dice Leonardo.
Vivió en Francia, Italia, y recorrió un poco Europa. Allá trabajó en gastronomía y empezó a entender la dinámica en profundidad: “trabajé en algunos restaurantes, en empresas de catering, incursioné en el mundo de los vinos, de la gastronomía y con otra manera de ver las cosas, otros sabores, fue un año y medio de otros descubrimientos”, cuenta de aquel primer viaje. Recuerda que en Francia pasó por varios trabajos, desde trabajar en el campo con los melones hasta una empresa de catering que elaboraba sus propios quesos, “vivía en pueblos que tenían sus propias costumbres y trataba de interiorizarme en todo eso”, cuenta.
En el 2015 en Italia conoció a la mamá de su hijo y ex pareja, también Argentina, y decidió volver a nuestro país, “volví por amor”, se sincera, “uno se enamora y cuando te enamoras queres estar junto a tu pareja; en ese momento ella, que es psicóloga, tenía que volver porque tenía compromisos y me pareció que yo estaba bien, como todo viaje hay que saber poner un límite, a veces se puede, a veces no, pero me pareció que era el momento de seguir acá”.
Con la llegada del hijo la llegada del nuevo emprendimiento
Con el nacimiento de su hijo empezó con su empresa de catering con la modalidad de food truck. “Es un servicio de catering itinerante donde hacemos todo tipo de servicios informales para eventos corporativos y sociales. Arranqué desde cero pero fue rápido y eso me enseñó como ir encarando otros proyectos. Uno va soñando, armando, pensando, pero no concreta demasiado”, admite Leonardo. Él siempre tuvo mucha iniciativa, de hecho fue el primer vendedor en la playa de Cabo Polonio cuando todavía no había vendedores. Siempre estuvo con algún proyecto chiquito, efímero, pero con la paternidad sintió que tenía que empezar a pensar cosas más estables. Así fue que nació Moscú Truck, en un momento donde económicamente no estaba bien y con lo que tenía a mano empezó a armar el proyecto. “Suelo tomar decisiones sin pensarlo demasiado, no hay parte racional de estudio de mercado, fue una suma de cosas, y así un día fui y compré la camioneta. Por suerte va muy bien, nos hemos podido consolidar dentro de lo que es este tipo de modalidad”, cuenta con orgullo Leonardo.
Parque Chas: un barrio místico
Hace rato que a Leonardo, gracias al recuerdo de su abuelo, le rondaba por su cabeza la idea de poner una vinoteca, le gusta el formato, el espíritu del vino, lo que genera y el tipo de conversación. Así que en un segundo viaje que realizó por Europa incursionó en profundidad en los vinos orgánicos: “Empecé a armar una vinoteca y me sedujeron mucho más los vinos naturales, o mejor dicho los vinos de baja intervención. La idea es que sea el vino más auténtico posible, que no este en un proceso de industrialización masivo”, explica. Entonces se puso a buscar bodegas que coincidieran con la filosofía del vino pero también con una filosofía social pensando en fincas sin intervención destructiva con la naturaleza y que tuvieran una conciencia social con la gente que trabaja allí.
Así fue como le dio vida a su propia vinoteca en Parque Chas, “porque es de los barrios más lindos de Buenos Aires, tiene una mística hermosa, tiene un silencio interesante y un ruido también bastante interesante. Me gusta Parque Chas, me parece que le faltaba una propuesta gastronómica”, cuenta Leonardo.
En constante búsqueda de señales y con el oído atento al universo, Leonardo decidió llamar a su nuevo emprendimiento Apotheke, que en alemán significa “farmacia”. Es que cuando viajó a Alemania, una especie de meca en vinos orgánicos, su hijo que se enfermó y fue la palabra “apotheke” la única que aprendió en el idioma, “me parece que el vino tiene una cosa de curar un poco el alma, y los primeros pasos que di con este tipo de vinos fueron ahí, así que me cerró el nombre”, explica Leonardo.
El vino y los ciclos lunares
El 4% de los vinos que se producen en Argentina son orgánicos más allá de que tengan o no la certificación, y ese número va creciendo. Pero Leonardo prefiere focalizarse en el hecho de que sean vinos biodinámicos. “Es muy grande toda la explicación, pero básicamente tiene dos partes centrales: una es que todo lo que se hace en el proceso de vinificación está relacionado con los ciclos lunares, hay un calendario biodinámico que marca el día de la cosecha, la siembra y cuando los animales pueden ir a pastar a la vid. Y por el otro lado una de las particularidades es que en general la idea de las fincas biodinámicas es que no intervengan factores externos, que todo se genere en la finca por la variedad tanto de la flora como de la fauna, hay muchos animales, variedades de plantas y todo eso genera una especie de compost donde después se ve este resultado en el vino”, explica brevemente Leonardo.
Su meta personal es llevar conciencia a quienes emprenden para que lo hagan de una forma sustentable, cuidando la tierra y con recursos que no dañen al planeta; y para los consumidores que también estén atentos, “hay que entender que lo que uno incorpora tiene que ser siempre lo mejor para nuestro cuerpo, el vino es un alimento y debemos buscar calidad”, concluye.
Está en un buen momento de su vida, buscando crear una conciencia sustentable desde su lugar, tal como lo hizo su abuelo.
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