Con 35 días de vida, la encontraron sola abandonada al costado de la vía: “Estaba entregada, pero no perdimos las esperanzas”

PARA LA NACIONJimena Barrionuevo

Pesaba apenas un puñado de gramos. Alguien la había abandonado en una cuneta, al costado de la vía. Sola, con tan solo 35 días, se aferraba a sus últimos latidos de vida en el medio de un descampado. Hasta que esa tarde, una persona que accidentalmente pasó por el lugar se topó con ella. La tomó entre sus manos, la puso en una cajita y se dirigió a donde sabía que podrían ayudarla.

“Cuando llegó a nosotros tenía el cuerpo cubierto de sarna y pulgas, un ojito enfermo y un cuadro grave de desnutrición lo que condujo a la deformación de sus extremidades”, recuerda Carolina Peisino. Lo primero que hicieron fue darle un baño tibio. Al menos, querían aliviarla de la picazón y el malestar que generan las pulgas.

“En cuanto la mojamos, nos sorprendió ver que era más pequeña que una botellita de 500 ml que teníamos en el sector donde bañamos a los perros. Como en la gran mayoría de los casos de animales que ingresan al refugio, sabemos poco y nada sobre su pasado, para nosotros su vida comienza cuando llegan acá”, explica Peisino, que es directora de Refugio Canino Venado Tuerto, donde fue llevada la perrita para que recibiera ayuda.

“Estaba entregada, pero no perdimos la esperanza”

De inmediato se le realizaron estudios y se le indicó un tratamiento veterinario con baños sanitarios, alimentación especial y mucho cariño. Los primeros días estaba muy decaída, su estado general era preocupante y hasta había que ayudarla a alimentarse. “Realmente estaba entregada pero nunca perdimos la esperanza. Con el correr de los días comenzó a demostrar signos de mejoría, ya se alimentaba sola y se mostraba más animada”.

Poco a poco la pequeña perrita recuperó la vitalidad característica de los cachorros; quería jugar, recibir atención y mimos. Con alegría, sus cuidadores descubrieron que le gustaban las pelotas de tenis, de modo que se convirtieron en su juguete favorito. Así, en cuestión de dos meses, con tratamiento veterinario, buena alimentación y mucho amor ya estaba recuperada y tenía su alta médica.

“Tenía que tomar un avión hacia su nueva vida”

Había llegado el momento de comenzar su proceso de adopción. Desde un principio, apenas ingresó al refugio, su foto comenzó a circular en las redes y muchas fueron las personas que colaboraron para que la cachorra pudiera recuperarse. Esas fotos, no tardaron en llegar a Wilder Yasci, fundador de Essen Aluminio S.A., y padrino del refugio desde 1999, año en que comenzó a funcionar formalmente el Refugio Canino Venado Tuerto. Actualmente en el refugio viven alrededor de 350 perros que, por distintos motivos, han sido abandonados. Muchos de ellos están desde cachorros y esperan ser adoptados.

Inmediatamente Wilder mostró su intención de adoptarla. Amante de los animales y comprometido con en tareas de ayuda y asistencia para los cuatro patas, viajaba a la ciudad para visitarla mientras transcurría su recuperación.

Apenas tuvo el alta, Wilder fue a buscarla con una sorpresa: la perrita debía tomar un avión rumbo a su nueva vida en Uruguay, donde actualmente reside el creador de Essen. Wilder, decidió llamarla Teresita. Y es así como en apenas unos meses la pequeñita pasó de estar en una cuneta al refugio y del refugio a su nuevo hogar donde es muy querida. Hoy, casi dos años después, los voluntarios mantienen el contacto con la familia y se alegran con noticias sobre sus aventuras.

“Cuando vi la foto de Teresita en las publicaciones del refugio me conmoví por completo. Al comienzo, su carita era de una tristeza que desgarraba el corazón. Hacía más de un año yo había perdido a otro compañero de cuatro patas -también rescatado y que fue parte de mi familia durante nueve años-. Lo había llorado mucho. Y con teresita sentí que estaba listo para darle amor a otro animal que lo necesitara. Hace ya dos años que es mi gran compañera de aventuras. Teresita es sinónimo de resiliencia, es la muestra de lo importante que es involucrarse, que el abandono y la desidia solo pueden causar dolor, mientras que la empatía y la responsabilidad conducen a finales felices”, concluye Wilder.

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