Cómo te ven, te tratan: así influye tu postura corporal en cómo te perciben los demás
Imaginá que estás tomando asiento en la primera fila de un auditorio, mirás para atrás y está lleno. Hay 100 personas en el público y dentro de 20 minutos es tu turno de subir al escenario y dar una charla. En tan solo unos minutos debés levantarte, caminar por el pasillo y empezar a hablar arriba del escenario. Te preparaste implacablemente, ensayaste la presentación más de 10 veces y hasta las preguntas potenciales que podrían surgir del público. Hasta ahora todo va según lo previsto, llegaste a horario, el micrófono funciona bien y las personas parecen interesadas. Pero interiormente algo está pasando. Lentamente se está empezando a extender un hermoso pánico silencioso. Te empiezan a transpirar las manos. Cuando tratás de recordar lo que venís pensando decir, tu mente se queda en blanco. Sentís un poco de náuseas, o peor, y las rodillas te tiemblan.
Configurando nuestro cerebro
La escena de recién es algo con lo que cualquier persona que haya hablado o quiera hablar en público puede relacionarse. Definitivamente yo puedo. Por más que a esta altura haya hablado en auditorios repletos, entrevistas en vivo y en otros idiomas, sigo experimentando algunos de estos síntomas cuando voy a hablar en público. ¿Por qué les cuento esto? Porque creo que puede ayudarles saber que existen formas en las que podemos configurar nuestro cerebro para superar esas sensaciones y no sólo podemos aplicar estos conocimientos para hablar en público, sino para superar y lograr cualquier objetivo que nos propongamos.
Hay muchas herramientas que nos pueden ayudar en este objetivo. A continuación muchas que he aplicado y sigo aplicando cuando encaro nuevos proyectos o simplemente necesito un empujón:
El poder del cuerpo
En situaciones en las que nos sentimos incómodos y fuera de nuestra zona de confort, como es el caso en entrevistas de trabajo, negociaciones, hablar en público, encarar nuevos proyectos sin saber qué va a pasar (emprender), nuestro cuerpo suele cerrarse y hacerse pequeño.
Nos encorvamos, cruzamos los brazos, nos tocamos el cuello, bajamos la cabeza. Este comportamiento no es exclusivo de los humanos, sino que puede verse en muchas partes del reino animal. Así como un animal dominante ocupa mucho espacio con su cuerpo, un animal en inferioridad tiende a gatear y ocupar menos espacio.
Lo que es realmente interesante de esto es que varias investigaciones han demostrado que, al igual que los sentimientos que nos bajan la energía nos hacen exhibir un lenguaje corporal sumiso, nuestro lenguaje corporal también afecta la forma en que nos sentimos. Por ejemplo, estudios demuestran que si nos ponemos un lápiz en la boca y lo mordemos con los dientes obligándonos a sonreír, esto nos hará sentir más felices. Esto se conoce como la Hipótesis de Retroalimentación Facial.
Por otro lado, una investigación ya con algunos años, sobre "Poses de Poder" de Amy Cuddy (y una segunda investigación publicada en marzo), ha demostrado que alterando en forma conciente nuestro lenguaje corporal podemos cambiar la forma en que nos sentimos en una determinada situación. Esto se hace exhibiendo lo que los investigadores llaman "Poses de Poder", que en esencia es una técnica bastante directa. Lo que hacemos es esencialmente ocupar más espacio con nuestro cuerpo, exhibiendo poses más confiadas. En lugar de hacernos pequeños, deliberadamente nos dispersamos y exudamos confianza.
Actuando extrovertido
Posar como una persona poderosa no es la única forma de cambiar nuestro estado mental. Un estudio realizado en 2014 mostró que actuar de forma extrovertida hace que te sientas más feliz. En este estudio se les pidió a los participantes que actuarán de manera extrovertida durante 10 minutos y luego informaran cómo les hizo sentir. En general, las personas informaron sentir emociones más positivas en situaciones cotidianas en las que actuaron o se sintieron más extrovertidos. Los resultados mostraron que incluso entre los introvertidos, actuar de una manera extrovertida aumentó su felicidad.
Si sos normalmente una persona callada y retraída, fingir comportamiento extrovertido puede tener un gran efecto tanto social como para tu bienestar.
Cognición encriptada
Otra forma de aplicar el famoso "fake it till you make it" o "fingí hasta que lo logres" es cambiando nuestro guardarropa. La investigación ha demostrado que usar ropa similar a la de las personas que admiramos y que consideramos que tienen cualidades positivas realmente transfiere algunas de sus cualidades sobre nosotros/as. En el estudio los investigadores querían saber si la ropa que usamos cambia la percepción de las personas hacia sí mismas y su comportamiento. Para probar esto, realizaron un experimento en el que estudiantes universitarios recibieron una bata de laboratorio blanca para usar antes de realizar una prueba cognitiva específicamente enfocada en la atención, conocida como el Test de Stroop. Es probable que lo hayan visto en algún momento.
A un grupo se le pidió que se pongan una bata de laboratorio de un médico y al otro grupo se les pidió que vistan una bata de pintor de cuadros, esto se traduce en la misma bata, solo que asignándole significado distinto de la procedencia. Algunos de los atributos que se le suele asignar a los médicos es la atención al detalle, la concentración y precisión. Finalmente, el grupo en el "saco del doctor" superó por grandes márgenes en los resultados de las pruebas al otro grupo. Todos los participantes sabían, por supuesto, que no eran médicos o pintores. Pero no importó. El solo hecho de creer que llevaban un saco de médico fue suficiente para transferir algunas de las cualidades percibidas de los médicos al grupo. Esta investigación muestra que si hay una habilidad o cualidad que deseemos desarrollar en nosotros mismos, vestirnos como alguien que ya lo posee nos va a ayudar a desarrollarla.
Esto no es magia, es simplemente una forma de preparar a nuestro cerebro para ser más disciplinado en el desarrollo de las habilidades y cualidades que deseamos. Entonces, "fingí hasta que lo logres", o mejor dicho, "fingí hasta que te conviertas en eso" como dice Amy Cuddy en su charla TED. Lo que sea que intentes lograr, seas quien seas, no es necesario posponerlo para el futuro. La investigación muestra que una forma mucho más efectiva es empezar a actuar como si ya estuvieras ahí. Como dice Paulo Coelho: "Debes ser la persona que nunca has tenido el valor de ser. Poco a poco, descubrirás que eres esa persona, pero hasta que puedas ver esto claramente, debes fingir e inventar ".