Cómo ser hombre en la revolución de las mujeres
"El asunto de la obediencia parecía oportuno para un joven de quince años, ahora que el hombre en el que iba a convertirse comenzaba a brotar desde adentro como una erupción, como un llamado de trompetas": en el tránsito de niño a adulto, una encrucijada vital con salidas más relativas que absolutas: "Aunque, en ocasiones, también era importante desobedecer". La publicación de Un hombre con suerte, el primer libro del escritor estadounidense Jamel Brinkley, es una novedad en plena revolución de las mujeres: ahí donde casi toda la literatura de género aborde la cuestión femenina (¡era hora!), él escribe nueve cuentos sobre uno de los mayores enigmas contemporáneos: cómo ser hombres hoy.
Abandonados, traumados, atormentados, sugestionados, o directamente rotos, estos hombres están sujetos por los códigos atávicos de una masculinidad tóxica que vieron de sus mayores: dos amigos se cuelan en una fiesta de Brooklyn para seducir a dos chicas pero terminan enredados en una incómoda forma de intimidad o un adolescente abochornado por la forma en que su madre le corta el pelo se escapa de su casa durante toda una noche (probablemente, una de esas ocasiones en que sería importante desobedecer). Los nueve cuentos transcurren entre el Bronx y Brooklyn, en una época que va desde los noventa hasta hoy: espacio y tiempo para la mayor transformación histórica del (deber) ser masculino y una oportunidad para educar varones ajenos a cualquier clase de machirulismo. Todos los personajes de Un hombre con suerte están marcados por los micromachismos con los que fueron criados pero a la vez, de manera meditada o intuitiva, se rebelan: por jóvenes, maduros, pobres o negros, padecen la vulnerabilidad de una masculinidad frágil que también es oprimida por el patriarcado clásico. Y éste es el momento de decir basta.
A los 42, Brinkley debutó con este libro que ya fue traducido al francés, alemán y portugués, y que acá es el segundo publicado por la novel Chai Editora: el primero fue Ocho, la novela de Amy Fusselman que ponía en foco la subjetividad femenina. ¿Qué vemos los hombres hoy? Un mundo felizmente nuevo que no nos exige ser súper machos ni escondernos para llorar: ya no estamos teledirigidos por los mandatos ancestrales y en nuestra juventud, o incluso después, podemos elegir cómo ser hombres aunque para eso haga falta una buena dosis de sensibilidad, empatía y coraje. "Un hombre decide su propio camino y a todo niño que esté creciendo le llega ese momento", concluye Brinkley: "A menos que aún no te hayan bajado los huevos".
LISTAMANÍA. Cinco cuentos de Jamel Brinkley, la nueva promesa de las letras yanquis
- 1. No más que una burbuja. Dos compañeros de facultad persiguen a dos chicas hasta que llegan a una forma de intimidad que no esperaban.
- 2. J’ouvert, 1996. Avergonzado por el corte de pelo que le hizo su madre, un adolescente se escapa durante toda la noche… y se convierte en hombre.
- 3. Yo feliz soy. Un día de verano y una excursión escolar a una casa con pileta: las decepciones de un chico de 11 años que pueden marcar una vida.
- 4. Todo lo que la boca come. Dos hermanos adultos unidos por la práctica de la capoeira y la dolorosa danza de un pasado familiar que sigue presente.
- 5. Un hombre con suerte. En crisis de los 50, el portero de una escuela privada toma fotos a las alumnas hasta que él mismo es sorprendido.