Abriendo su casa amorosamente a los artistas y su obra, María Casado le cambió el formato a las galerías de arte
Cuando le pregunto a María Casado qué obra de la historia del arte le cambiaría las mañanas si la tuviera colgada en su casa dice sin titubear que La Primavera, de Botticelli. “Esas mujeres en medio de ese vergel italiano me contagian equilibrio…” Más tarde volverá sobre el efecto indirectamente terapéutico que tienen algunas otras cosas que le gusta mirar, como su jardín, que es su vergel propio, su primavera, sus hijas que florecen. “Me gusta encontrar ese descanso: la naturaleza me nivela”.
El arte triunfa sobre el caos.
María Casado empezó con el proyecto de su casa-galería cuando sus hijas María, Rosario e Isabel todavía eran chicas. Ella es hija de Eduardo Casado Sastre, el premiado arquitecto del estudio Casado Sastre & Armesto, clásica firma en bajorrelieve en el frente de los edificios racionalistas más famosos de la ciudad.
El éxodo inverso
En plena efervescencia del 2001, a María se le ocurrió abrir su casa para que los artistas mostraran su obra. El proyecto era la contracara de la galería-cubo-blanco y de su sistema del punto rojo para indicar que una obra está vendida. En lo de María los artistas se conocen con coleccionistas y filántropos, conversan, brindan por la afinidad y, finalmente, también saben dónde van a parar sus cuadros.
¿Qué hay que considerar para colgar obra en casa?
Uy, hay algo que tiene que ver con el equilibrio visual interno que es difícil de transmitirte porque es propio de cada persona.
Pero, por ejemplo: ¿el cuadro va arriba del sillón?
¡No! O sí. Tiene que ver con la sensibilidad visual. Que un cuadro quede bien en una pared y mal en otra, un mismo cuadro, tiene que ver con el espacio, las superficies, el tamaño de la obra… Influyen la luz, la calidad de la obra, las perspectivas.
¿Hay que iluminarla siempre?
Yo creo que una obra revive con una buena iluminación. La que hay acá es una iluminación típica de una casa, que es lo que quise lograr. Todos los desperfectos que hay en mi casa son funcionales al proyecto de mi galería.
Que las obras más osadas vayan al baño, ¿tiene que ver con cierto prejuicio de intimidad?
Sí, tradicionalmente se daba esa relación, pero hoy ya no.
Para el dormitorio, ¿hay que elegir obras serenas?
No, tampoco, eso ya fue. Yo prefiero deslumbrarme cada vez.
¿Intervenís en la elección de los marcos de tus artistas?
Cuando me lo piden.