Cómo recuperar la autoestima: buenas razones para empoderarte
¿Sabés de qué se trata el tan mentado empoderamiento? De ganar poder sobre uno mismo a partir de incrementar la confianza en las propias capacidades y acciones. Algo que tiene relación directa con la autoestima, que es el aprecio o consideración que uno tiene de sí, además de la base de la salud mental. Y que, conforme nos empoderamos, crece y se fortalece.
La depresión es uno de los peores resultados de una baja autoestima sostenida en el tiempo. Entre otras consecuencias, los períodos depresivos se caracterizan por un descenso del sistema inmunológico, un riesgo enorme para la salud. Y, sin llegar a la gravedad clínica de la depresión, la baja autoestima es como una nube que sobrevuela y contamina todo. Porque la percepción propia y de nuestro valor influye en el rendimiento laboral, la vida personal y los vínculos. Alumnos, conocidos y seguidores me pidieron que escribiera sobre este tema, al que le dediqué un capítulo entero en mi libro Un camino sin excusas.
Quiero proponerte que encuentres en el entrenamiento la forma de mantener a raya la depresión y aumentar (o recuperar) tu autoestima. Porque sí, el ejercicio también puede ser una respuesta para esto. Entrenarte con regularidad puede darte, en cualquier etapa de la vida, autonomía. Poder hacer esfuerzos por vos mismo y sin ayuda, suma a tu amor propio. Los bajos niveles de autonomía, en cambio, provocan una disminución de la autoestima y una desmejora de la salud. Sentirte incapaz y sin fuerzas es una sensación que puede extenderse mucho más allá del plano físico. A la vez, encontrar la voluntad y la constancia para mantener el hábito del entrenamiento es otro punto a favor del movimiento. Sabernos capaces y al mismo tiempo comenzar a ver resultados puede hacer maravillas en el ánimo.
La actividad física tiene grandes beneficios en distintos niveles. En el mental, aumenta la producción de serotonina en el cerebro, agudizando las funciones intelectuales. También disminuye el estrés, la ansiedad y la agresividad, y contribuye a incrementar la fuerza de voluntad, la disciplina, la perseverancia y el autocontrol. En el plano físico, fortalece el sistema inmunológico, previniendo o retrasando la aparición de enfermedades. Fortalece músculos y huesos, aumentando la densidad ósea y previniendo la osteoporosis, lo que ayuda a mantener la estructura y función de las articulaciones. También controla la obesidad, mejora la digestión, activa la circulación sanguínea, ayuda a eliminar toxinas, reduce los triglicéridos y aumenta lo que se conoce como el colesterol bueno. Y además de todo esto, mantenerse en movimiento libera en el cuerpo endorfinas y otras sustancias químicas naturales que generan bienestar y alejan los pensamientos pesimistas y negativos. ¿De verdad necesitás más razones para empoderarte?
Cuatro libros: Desde Oriente y más allá
1 Genki: las 10 reglas de oro de los japoneses, Nicolás Chauvat
2 El arte de vivir con sencillez, Shunmyo Masuno
3 El optimista que hay en ti, Jessica J. Lockhart
4 El impacto del estrés, Dr. Walter Dresel