¿Cómo fue el primer metro y subte del mundo?
Se trata del Metropolitan Railway, que fue inaugurado en Londres un día como hoy pero hace 160 años; también se lo considera el primer subterráneo
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El 10 de enero de 1863, un día como hoy pero de hace exactamente 160 años, se inauguró el Metropolitan Railway en Londres: el primer metro y subterráneo del mundo. En aquel entonces, sus vagones eran de madera y las locomotoras funcionaban a vapor.
Metropolitan Railway: así surgió el primer metro de la historia
El ferrocarril fue uno de los grandes inventos que se dieron durante los tiempos de la Revolución Industrial. Al comienzo y durante varias décadas, el mismo solo era utilizado para transportar recursos, tales como el carbón.
Recién a mediados del siglo XIX se comenzó a pensar en este medio como un transporte para las personas, que colmaban cada vez más los centros urbanos. El proyecto para la construcción del primer metro fue aprobado en 1854. Sin embargo, una serie de circunstancias financieras hicieron que el mismo se viera postergado durante varios años y recién se instalara a comienzos de 1863.
El 10 de enero de ese año, el Metropolitan Railway fue inaugurado para el público. Ese mismo día, 40.000 pasajeros probaron el novedoso transporte, cuyo trayecto inicial unía Paddington y Farringdon Street, un recorrido que en la actualidad toma entre 15 y 22 minutos si se viaja por ese medio.
Se dice que este fue el primer metro de la historia debido a que constituye el primer caso de un sistema de trenes urbanos ubicado en una ciudad. Del mismo modo, como su trayecto se daba bajo tierra, también se lo recuerda como el primer subte del mundo.
A 160 años del primer metro: cómo era y cómo fue evolucionando
En sus comienzos, el Ferrocarril Metropolitano de Londres estaba compuesto por vagones de madera que eran iluminados con gas y por locomotoras de vapor que se encargaban de la tracción.
Con el correr de las décadas, fue progresando de manera paulatina. A comienzos del siglo XX, por ejemplo, se introdujo la tracción eléctrica en buena parte de los servicios. Luego, se llevó a cabo una renovación de los tramos de vías. Además, gracias a la aparición de las locomotoras eléctricas y del perfeccionamiento en las técnicas de soterramiento, se logró construir túneles a mayor profundidad.
Al principio estaban a pocos metros de la superficie debido a que se necesitaban de huecos de ventilación para el vapor. Sumado a ello, de la mano de las novedades aparecieron los caminos con formas circulares que hacen que este metro en la actualidad sea conocido como “el tubo” (“The Tube”).
Por otro lado, también fueron creciendo las estaciones y los kilómetros de recorrido. De hecho, uno de los primeros sucesos significativos se dio en 1884, cuando se completó el servicio circular (“Circle Line”).
En 1933, el Metropolitan Railway fue adquirido por London Passenger Transport Board, una empresa pública que unificó los distintos sistemas de transporte de pasajeros.
Al día de hoy, la red del Metro de Londres cuenta con 11 líneas, poco más de 400 kilómetros de recorrido y 272 estaciones. De esta manera, transporta a millones de personas cada año.
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