Las criptomonedas ganan espacio entre las elecciones de los argentinos como inversión, resguardo para los pesos y prueba experimental. Riesgos y oportunidades de esta alternativa al dinero tradicional
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Cuando un tema llega a través de varios grupos de WhatsApp y se instala en la conversación de la sobremesa, es que salió del nicho para intentar hacerse un lugar en la agenda de todos. En este caso, el fenómeno no es nuevo y nació hace más de 10 años, pero su cotización brutal actual le dio espacio en los noticieros del prime time y hasta campañas de promoción en la vía pública que disparó el interés de muchos argentinos, aun de los más escépticos y conservadores: ¿cripto qué? ¿Una moneda digital alojada en internet puede valer más de 5 millones de pesos argentinos? ¿Me pueden robar una billetera virtual? ¿Puedo pagar la pizza con ese dinero encriptado? Expertos y gurúes abstenerse: esta es una guía para principiantes, para explicarles el mundo cripto (y su vedette, el bitcoin) a nuestros padres e hijos o, mejor, para entenderlo nosotros mismos.
Dejá a un lado tu billetera cuarteada que esta historia empieza en internet. La protagonista de la que todos hablan se simboliza con la letra B, de la que asoman −por encima y debajo− dos palitos en vertical: es un bitcoin, una moneda digital que nació hace 12 años y al momento de escribir esta nota tuvo un valor que osciló entre los 40.000 y 58.000 dólares en menos de una semana. Sí, un bitcoin valió durante febrero un poco más que cinco millones de pesos argentinos o 58.000 dólares norteamericanos, mientras que en 2013 su valor fue de mil dólares. “Las criptomonedas son el dinero de internet. El bitcoin es la criptomoneda más famosa y la más antigua, creada en 2009 por un grupo de desarrolladores conocido como Satoshi Nakamoto, que aún hoy permanecen en el anonimato. Es una moneda digital descentralizada y distribuida, cuyas transacciones quedan asentadas en una especie de libro contable digital inviolable y no hackeable llamado blockchain, auditado por muchos usuarios a lo largo de una red en Internet”, explica Hanna Schiuma, líder de diversidad e inclusión en la Cámara Argentina de Fintech y cofundadora de la billetera digital Belo, que permite comprar y vender criptomonedas, ponerlas a trabajar en contratos de interés y pagar en los comercios que acepten esta opción.
El bitcoin nunca había cotizado tan alto como hasta ahora, aunque a finales de 2017 había llegado casi a los 20.000 dólares, para luego perder un 45% de su valor en apenas seis días. Al no tener un respaldo centralizado, su alta volatilidad se rige estrictamente por la oferta y la demanda del mercado. Con la crisis generada por la pandemia, los bancos centrales intervinieron en los mercados financieros mediante la implementación de tipos de interés cero o negativos, la compra de deuda y la impresión de moneda. En esta ocasión, el interés en esta criptomoneda y su revalorización viene sobre todo de inversores institucionales, principalmente fondos de inversión, cuyos clientes están familiarizados con las monedas electrónicas y encuentran en el bitcoin una forma de diversificar el riesgo en sus carteras y proteger su patrimonio. En Argentina, la imposibilidad de acceder al dólar ahorro y la búsqueda de resguardo al valor del peso son las dos variables más mencionadas por quienes dan los primeros pasos con las criptomonedas.
Un criptoactivo puede servir para ahorrar, como medio de pago y como instrumento de inversión, y es la moneda que se usa dentro del paradigma de las finanzas descentralizadas (DeFi, por Decentralized Finance) en contraposición al dinero tradicional que existe por decreto y es regulado desde bancos centrales por orden de autoridad de los gobiernos (Fiat), que es el dinero tradicional que sustituyó al oro. “Pero como no deja de ser un instrumento nuevo no se recomienda colocar todos nuestros ahorros en este tipo de alternativas. Además, recordemos que el bitcoin tiene una alta volatilidad, es decir, su precio varía todo el tiempo y con ello pueden variar nuestras ganancias o pérdidas de manera abrupta. Los especialistas en inversiones recomiendan colocar entre el 15% y el 20% cómo máximo de los ahorros. Y a su vez ese porcentaje diversificarlo en diferentes tipos de criptomonedas, como poner los huevos en distintas canastas”, simplifica Sabrina Castelli, administradora de empresas y contadora, fundadora de la consultora Mujer Financiera.
Las criptomonedas se generan y transaccionan a través de una tecnología con la capacidad de transformar el esqueleto del sistema financiero, es decir que surgen como un producto de las posibilidades que ofrece esta nueva tecnología que es la red descentralizada nombrada como blockchain. Para Mercedes Etchegoyen, abogada especializada en propiedad intelectual y en blockchain aplicado a los negocios y las relaciones jurídicas, lo que le brinda tanto valor a bitcoin es la tecnología que tiene por detrás y a la vez su escasez, ya que desde su nacimiento se estableció que sólo se emitirán (o minarán) 21 millones de bitcoins. “Es la criptomoneda más usada en todo el mundo para transaccionar bienes y servicios sin la necesidad de utilizar dinero físico y tradicional. El valor de bitcoin solo está regido por la ley de oferta y demanda, y es su escasez y su tecnología que podría ser una alternativa al sistema económico actual lo que le ha dado tanto valor con el pasar de los años. Al incorporar algunas criptomonedas como ahorro ya estamos dando un gran paso, y en principio no es necesario tener muchísimos conocimientos; no es muy diferente de ingresar a un homebanking y comprar dólares en la práctica para dar este primer paso”, describe Etchegoyen, que además es la cabeza de la comunidad Cryptogirls en Instagram, donde ofrece capacitación gratuita en el mundo de cripto activos.
El futuro de las finanzas
La gran confianza y estabilidad está basada en una red de protocolos criptográficos que no requiere de intermediarios o un ente central para su funcionamiento como el dinero tradicional que depende de bancos centrales. Cuenta con un protocolo disruptivo que le permite realizar transacciones descentralizadas mediante la producción y el mantenimiento de una especie de libro contable público, y los criptoactivos surgen como un producto de las posibilidades que ofrece esta nueva tecnología.
Las criptomonedas no son un fenómeno aislado, sino que son parte de una industria que crece en Argentina y en todo el mundo conocida como fintech, que se refiere a las finanzas con base tecnológica. Además de las criptomonedas montadas sobre blockchain, hay empresas de préstamos, financiamiento colectivo, insurtech −que son las empresas tecnológicas que ayudan a optimizar el rendimiento de los seguros−, inversiones, seguridad informática y claro, los pagos digitales que en 2020 explotaron en popularidad en Argentina empujados por la pandemia; entre los más utilizados están Mercado Pago, Modo y Naranja X, Ualá y VALEpei.
En nuestro país, este ecosistema se nuclea en la Cámara Argentina de Fintech, que junto con la empresa de auditoría Deloitte y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentaron el Estudio Fintech 2020, en el que se identificaron 268 empresas de esas características comparadas con las 91 empresas del primer estudio en 2018, lo que implica un incremento del 194%. De esas 268 empresas el 8% trabajan con blockchain y criptomonedas. En 2018, se contaron 11 compañías, y para el año 2020 ya eran 25.
En el informe se concluye que blockchain continúa siendo una tecnología en desarrollo y que su potencial para ofrecer custodia de valor, transferencias internacionales y registros públicos de propiedad se incrementan con el paso del tiempo. Una gran cantidad de firmas, tanto en la industria fintech como en otras industrias fuera de los servicios financieros, afirman que planean incorporar esta nueva tecnología en sus operaciones cotidianas. El valor de su desarrollo no sólo puede lograr mejoras operacionales, ahorros en costos y tiempos, sino que también cuenta con la posibilidad de otorgarle a una población desatendida los beneficios financieros que conlleva el mundo moderno. La comunidad científica que impulsa los avances en la industria blockchain y el nivel de transparencia que aporta esta tecnología son dos características fundamentales para la nueva era digital. Las empresas encuestadas afirman que es sumamente importante lograr la adecuada interconectividad con los sistemas tradicionales y, así, lograr utilizar los beneficios de ambos para el bien común. Para esto, es necesaria una estrecha colaboración con el sector público, que permita avanzar hacia el establecimiento de un marco regulatorio que conduzca al desarrollo del sector de manera eficaz, flexible y moderna.
En opinión de los participantes del estudio, los bitcoins aún se caracterizan como una inversión especulativa. Su funcionalidad y agilidad tecnológica no está todavía a la altura del fiat money (el dinero tradicional) para las transacciones cotidianas. Presentan grandes ventajas en cuanto a la inmediatez de las transferencias, en comparación con las transferencias internacionales cursadas a través de la banca, pero aún no son aptos para remplazarlas.
Mineros digitales
Veamos algunas consideraciones técnicas para aproximarnos a entender cómo nacen, ya que no tienen un valor intrínseco como el oro, ni se emiten como un billete. Entonces, ¿quién y cómo los genera? Los bitcoins se extraen de esta red descentralizada. En la jerga, se habla de máquinas y usuarios dedicados a minar o extraer bitcoins, son computadoras que se conectan a la red de criptomonedas especialmente para esto. Su trabajo es verificar las transacciones realizadas por las personas que envían o reciben la divisa, en un proceso que implica resolver complejos acertijos matemáticos. Como recompensa, los mineros reciben pequeñas cantidades de bitcoins. Para aumentar las ganancias, los usuarios (en la jerga, mineros) conectan una gran cantidad de computadores, con el objetivo de aumentar sus posibilidades de conseguir el dinero encriptado.
Una de las principales críticas que tienen las criptomonedas, en especial el bitcoin, es que, como los computadores trabajan casi veinticuatro horas para completar los rompecabezas, el consumo eléctrico es muy alto. Minar requiere grandes cantidades de energía y la mayor parte de la electricidad se produce a partir de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas, que son altamente contaminantes. Según un informe reciente de la BBC, el minado de bitcoins global requiere y se equipara a toda la energía que se usa en Argentina o Finlandia para funcionar, un tema caliente que choca con una agenda global que tiene al desarrollo sustentable y responsable con el medio ambiente cada vez más en el centro.
¿Es seguro invertir en bitcoins? Existe un consenso dentro de los especialistas que califica al bitcoin como una inversión de alto riesgo debido a que sus alzas y bajas, bruscas e imprevisibles, pueden llevar a ganar o perder mucho dinero en cuestión de días. Sin embargo, en los últimos meses ha obtenido muchos votos de confianza desde la industria de inversiones tradicionales, grandes empresas que atesoran esta moneda. En el mes de febrero el creador de Tesla y Spacex, Elon Musk anunció la compra de 1500 millones de dólares en bitcoin y disparó el valor de la divisa al asegurar que la aceptaría como pago de los autos Tesla ocasionando un pico histórico para la cirptomoneda que esa seamana cotizó en 58.000 dólares. Pero también es cierto que ante un tuit de Elon Musk negativo o de algún organismo relevante de valores el bitcoin se ha desplomado en más de un 40% en menos de seis días.
Aunque bitcoin es la más conocida existen muchísimas criptomonedas más. ¨Hay más de 8400 tipos de criptomomedas tomando de referencia la información del sitio Coinmarketcap. Si bien gran parte de ellas utilizan la tecnología blockchain como aspecto relevante, se valen de distintas tecnologías, fundamentos y funciones criptográficas¨, describe Etchegoyen. Dentro del concepto de criptomonedas podemos hablar de monedas descentralizadas, como el protocolo de código abierto que es bitcoin -no emitido por ningún país -; las monedas centralizadas, aquellas que están controladas por alguna entidad; y las criptomonedas estables llamadas “stable coins” o monedas estables - criptomonedas que buscan reducir la volatilidad en relación con algún activo estable. Una moneda estable puede estar colateralizada por dinero fiduciario como el dólar, por materias primas, etc. En Argentina una de las stable coin que suele ser elegida como puerta de entrada se denomina DAI y cotiza en paralelo con el dólar y se puede comprar con pesos. ¨Tienen un bajo riesgo, es decir son “estables” en el tiempo, ya que siguen la paridad o la evolución del dólar. Están orientadas para resguardar el valor de los ahorros, ya que no se ven afectadas por la inflación¨, completa Sabrina Castelli.
En Bitso, una de las plataformas de compra, venta y uso de criptos en Argentina, desde que iniciaron la operación de DAI por pesos argentinos en octubre, vieron un crecimiento muy acelerado de la actividad de esta. Una característica de esta criptomoneda es que permite ir comprendiendo el mercado desde adentro sin correr ningún tipo de azar. Además, son una opción a la hora de diversificar portafolios.
Billeteras en la nube
Como no se trata de una moneda tangible, el bitcoin o la moneda DAI no se puede guardar en una caja de ahorro o en una caja de seguridad propiamente dicha. Si bien no hace falta ser especialista en finanzas ni en informática para iniciarnos en el mundo de la compra, venta y atesoramiento de criptomonedas, es importante conocer las opciones, llegar a ellas a través de empresas confiables y tomar decisiones más o menos riesgosas dependiendo del capital y las posibilidades de cada uno. Pero en sí, el procedimiento es sencillo, en unos pocos minutos, se puede adquirir bitcoins o stable coins entregando pesos a cambio, incluso billetes en efectivo.
Las transacciones ocurren en plataformas que son una especie de casa de cambio digital conocidas como exchanges, en donde se puede adquirir y alojar nuestra billetera virtual. En la Argentina son varias las empresas que ofrecen este servicio y es un ecossitema en gran crecimiento. Entre las plataformas más conocidas se encuentran Bitex, Ripio, Bitso, Satoshi Tango, CryptoMarket, Belo, Lemon Cash, ArgenBTC, Buenbit y SeSocio, entre muchas otras. Los datos que se piden son básicos personales y en algunos casos se valida la identidad con una selfie del usuario y una foto del DNI. “Comprar o vender criptomonedas en Argentina hoy es muy accesible para cualquier persona, sin necesidad de ser experto inversor y sin montos mínimos. Con pocos pesos ya se puede ser dueño de una parte de un Bitcoin o 20 opciones más de criptomonedas en solo tres pasos que llevan cinco minutos: se crea un usuario, se carga saldo con transferencia bancaria, tarjeta de crédito o Rapipago, se selecciona qué criptomoneda comprar y listo”, describe Guido Quaranta, CEO de SeSocio.com, una plataforma de inversión online.
El usuario ve reflejado el saldo de su inversión inmediatamente en su perfil y puede vender las criptomonedas cuando quiera. Esta plataforma en particular permite que las criptomonedas adquiridas pueden retirarse o bien sean invertidas en proyectos de la economía real, como agronegocios, franquicias, e incluso proyectos descentralizados sobre blockchain, y obtener muy buenos rendimientos tanto en pesos como en dólares. Quaranta destaca que el usuario debe estar bien informado sobre todas las opciones, riesgos y posibles beneficios. “Siempre es importante entender que a rendimientos potenciales más altos, también es más alto el riesgo. Las criptomonedas llegaron para quedarse, y deberían ser parte de la cartera de un inversor bien diversificado”. Al momento de ser consultados, en la plataforma de SeSocio.com con 10.000 pesos argentinos se podían adquirir 0,00120627 Bitcoin; 0,03652064 ETH, y 64,60849714 de DAI. La plataforma le cobra al usuario 1,5% de la operación cuando retira el dinero.
Dentro de las plataformas, los bitcoins u otras criptomonedas comprados se pueden mantener ahorrados, pero también pueden ser enviados a otro usuario en cualquier parte del mundo. Cada billetera de criptomonedas tiene una dirección alfanumérica única. Este código opera, al hacer transferencias, como el CBU de una cuenta bancaria, aunque con validez mundial. “Se puede hacer desde el celular o la computadora. Lo recomendable es buscar las más reconocidas y habilitadas. Para poder comprar, uno tiene que registrarse con el documento y vincular una cuenta bancaria para hacer transacciones. De esa forma, uno puede hacer la compra en el exchange y pagar vía transferencia bancaria. Una vez hecha la compra, el exchange nos transfiere a nuestra billetera el saldo en bitcoins”, describe Hanna Schiuma. La otra alternativa es una operación privada entre personas físicas, los llamados intercambios P2P (peer to peer), aunque los especialistas recomiendan utilizar a las casas de cambio virtuales en un principio, para no correr riesgos.
En cuanto al atesoramiento, hubo en el pasado algunas noticias negativas de gente que perdió sus claves (que son el registro del saldo) y no pudo acceder a sus bitcoins, pero hoy eso es más difícil, ya que la mayoría de los usuarios decide dejar sus bitcoins en billeteras que ofrecen custodia, lo que permite hacer back up con mayor facilidad y operar con menores costos. “Si elegimos dejar nuestras claves en administración de terceros, tenemos la tranquilidad de que ese tercero se hace cargo de las mismas. Sin embargo, si decidimos ser nuestros propios custodios, debemos asegurarnos de no perder ni olvidar las claves, y ahí depende mucho cómo las vamos a guardar, si en un soporte físico, como un cuaderno, o en un dispositivo que es como si fuera un pen drive para criptomonedas”, completa Schiuma, de Belo.
Etchegoyen explica que se denominan billeteras calientes cuando las llaves privadas se almacenan en servidores online y billeteras frías cuando se descargan e instalan en un hardware específico donde se almacenan las llaves privadas. Además, están las billeteras papel, que consiste en tener una copia física de las llaves públicas y privadas.
No son pocos los escépticos sobre el valor real de las criptomonedas, y hay figuras como el multimillonario Warren Buffett que han sido lapidarios contra estas propuestas alternativas, asegurando que directamente no tienen ningún valor. Hanna Schiuma, cofundadora de Belo, pone paños fríos: “Estamos aún en el nacimiento y evolución de las criptomonedas. Todavía quedan desafíos por resolver a nivel mercado, como la dificultad en la que se comunica esta revolución financiera sin generar miedos innecesarios y sin usar lenguaje demasiado técnico que aleja y a nivel tecnológico alcanzar costos de transacción cada vez más bajos y medios de acceso más fáciles. Para lograr la adopción masiva hace falta generar confianza”. Otro desafío importante es la regulación, que los gobiernos entiendan los beneficios reales del sistema para legislar de manera acorde, y no “matar la innovación antes de que sea masiva y demuestre su real utilidad para construir una estructura financiera más inclusiva y equitativa”, completa Schiuma.
A los interesados en conocer en profundidad la plataforma descentralizada en la que se alojan las criptomonedas, la blockchain, es muy recomendable el curso gratuito y en español que ofrece Federico Ast, emprendedor especializado y pionero en construcción de ecosistemas en esta plataforma descentralizada, fundador de Kleros, algo así como una corte suprema descentralizada en internet. Su curso La disrupción de Blockchain, en Coursera, es una introducción completa con 16 horas de material en un lenguaje para novatos, accesible y claro. En materia de educación, la ONG Bitcoin Argentina y la Cámara Argentina de Fintech ofrecen materiales educativos gratuitos. En instagram, Mercedes Etchegoyen, desde la cuenta de Cryptogirls, explica también la evolución de este fenómeno. Uno de los argentinos pioneros en operar y evangelizar sobre las criptomenedas, Santiago Siri, acaba de lanzar una suerte de escuela online llamada DAO Education, con foco en la capacitación en criptografía y finanzas descentralizadas. Algunas universidades argentinas también se están haciendo eco del interés en entender el poder de blockchain y ya ofrecen materias, cursos de posgrado y especializaciones.
Las criptomonedas se abren camino entre fervientes creyentes y escépticos, entre inversionistas arriesgados y entre miles de principiantes con ganas de tener algún pedacito de bitcoin, aunque sea un 0,0014764589 para poder presumir en el asado del domingo.
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